Mujer usa excusa para evitar sexo con marido, pero no contaba con su astucia
Las relaciones de pareja pueden ser muy complejas, muy apasionadas, y sobre todo, una fuente inagotable de hilarantes experiencias.
Ante todo, debemos preocuparnos por empezar nuestra mañana llena de mucho buen humor. Eso garantizará un mejor desempeño en tu día.
Los retos y desafíos que el destino nos puede poner en el camino son ya bastantes y bien difíciles, pero si además debemos tomarlo todo en serio todo el tiempo, vivir sería simplemente imposible.
Hay que saber tomarse las cosas a la ligera de vez en cuando. Compartir un buen chiste con alguien puede mejorar tu estado de ánimo, alegrarte el día y generar un ambiente positivo.
Además, un elemento clave de los chistes es que te obligan a mirar una misma situación de diferentes maneras. Es por eso que el día de hoy te traemos un hilarante chiste para mejorar tu estado de ánimo.
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Aquellos que estén en este momento, o hayan estado alguna vez en una larga relación monógama, entenderán este chiste a la perfección.
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Cada pareja tiende a desarrollar su propia dinámica única y especial, que depende y está moldeada por sus personalidades e historia, tanto individual como conjunta.
Las rivalidades, chistes internos, disputas y juegos de una pareja son gran parte de lo que hace a la intimidad tan especial.
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La historia de hoy trata sobre una pareja casada por muchos años. Una noche como cualquier otra, estando ya ambos en su lecho marital, el marido gentilmente acarició el brazo de su mujer.
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La mujer, quien le está dando la espalda en ese momento, sigue inmutable en la misma posición, y le dice con algo de molestia en su voz:
"Lo siento mucho cariño, pero mañana por la mañana tengo una cita con mi ginecólogo, y podrás imaginar que quiero mantener la zona fresca, por así decirlo".
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El marido rechazado guardó silencio, y lentamente giró en su lado de la cama hasta quedar también dándole la espalda.
Intentó conciliar el sueño, pero algo se lo impedía. Hasta que de repente, se incorporó en la cama en un movimiento, quitó las sábanas que cubrían a su esposa, y se inclinó a susurrarle:
"¿Tienes una cita con el dentista también?".
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