Dos niños venden sus dibujos en el metro para ayudar a sus madres, aquí están sus historias
La crisis económica y social que vive Venezuela ha vuelto común que niños tengan que salir a trabajar para ayudar a cubrir los gastos de sus familias.
Aunque lo más normal es que los niños estén ocupados en sus estudios, actividades recreacionales y en pasar tiempo con sus amigos, en Venezuela a muchos les ha tocado asumir un rol más adulto para ayudar y en ocasiones cubrir los gastos completos de sus familias.
Isael y Bryan de 14 años son el ejemplo vivo de esta crisis que afecta la economía y la sociedad venezolana. Los adolescentes no pudieron quedarse de brazos cruzados ante la lucha de sus padres, por lo que decidieron salir a vender algo que llevan haciendo desde pequeñitos: Sus dibujos.
En una de las paredes de la estación Los Dos Caminos, del Metro de Caracas, día a día Isael pega con cinta adhesiva sus obras a la venta. El niño de 14 años aseguró que vende hasta 7 dibujos al día para ayudar a su mamá a comprar comida para ellos.
VENDEN SUS DIBUJOS PARA PODER COMER
De acuerdo a X Venezuela, los usuarios del metro han sido receptivos con el niño y han aportado su grano de arena para que su esfuerzo sea compensado; incluso le dicen que algún día será famoso, lo cual llena de energía a este admirable chico.
En una entrevista el joven describe cada dibujo al periodista y le dice que con lo que gana le alcanza para comprar alimentos, aunque dijo que pronto se mudará a la estación Alí Primera, ya que está más cerca de su casa, en Los Teques.
“Es difícil porque yo quiero que se acomode la situación del país y no sé cómo se podrá lograr”, expresó Isael cuando el periodista le preguntó que quiere para Venezuela.
ISAEL ESTÁ CONCENTRADO EN SEGUIR ADELANTE
El chico aprovechó para dar un mensaje de aliento a aquellas personas que se están sintiéndo ahogadas por las circunstancias, diciéndoles que no se rindan y que sigan adelante.
"Sea cual sea la situación por la que esté pasando, no se rinda. Tiene que echar para adelante, la solución está ahí, solo tienes que verla (…). Esto no es algo que voy a hacer y ya, sino que el día de mañana van a estar en un museo mis obras”, declaró Isael.
LA MAMÁ DE BRYAN SE LANZÓ DEL 4TO PISO DE UN EDIFICIO
Al igual que él, Bryan, también de 14 años está ejerciendo lo que él llama "su oficio" en el Metro de Caracas. Sentado en las escaleras de la estación Plaza Venezuela, el estudiante de 4to año de bachillerato dibuja y vende sus obras en hojas tamaño carta, para ayudar al tratamiento de su madre convaleciente.
Aunque es un chico que no le gusta hablar mucho de su familia, Bryan le dejó saber a El Estímulo que su mamá, quien tiene crisis nerviosas, se lanzó del cuarto piso de un edificio meses atrás y que solo sobrevivió porque chocó con una cornisa en la caída.
Bryan es hijo único, por lo que tuvo que salir a trabajar para costear los gastos de él y de su madre, quien ya no puede caminar y además necesita tanto medicamentos, como pañales de adultos.
"Mi mamá tiene problemas con los nervios. No me cuesta admitir que nunca ha sentido mucho cariño por mí, pero igual yo la quiero cuidar”, declaró el chico que desea ser contador cuando crezca.
AHORA VENDE SUS DIBUJOS PERO ALGÚN DÍA SERÁ CONTADOR
A pesar de que vive del arte que aprendió con unos libros de dibujo en el colegio, el adolescente expresó su deseo por ejercer otra carrara que no tiene relación alguna con su oficio de hoy en día.
“Me gusta sacar cuentas y tener control de mi dinero. Por eso, cuando me gradúe, voy a quedar en la Universidad Central de Venezuela y empezaré mi carrera”, confesó Bryan, quien vive a dos horas de la estación donde trabaja día a día con la compañía de un amigo que lo cuida.
AUNQUE LO QUE HACEN ES ILEGAL, NO LES QUEDA UNA MEJOR OPCIÓN
En Venezuela la Ley Orgánica del Trabajo especifica que los adolescentes pueden trabajar legalmente a partir de los catorce años con un permiso expedido por la Inspectoría del Trabajo, en donde padres o representantes del menor afirmen que la actividad económica que realizará no atenta contra sus derechos fundamentales como acceso a la educación o salud.
Ni Isael, ni Bryan tienen esta documentación, pero poco les importa ya que esta es la única manera de poner el pan en sus mesas. Sin duda estos chicos son un ejemplo de temple y de actitud positiva, pues no se dejaron tumbar por las circunstancias adversas, simplemente siguen adelante como pueden.
En una historia similar por inspiradora, dos niños hambrientos descubrieron que todavía hay gente buena en el mundo, cuando un soldado estadounidense se detuvo a hablar con ellos y a comprarles comida en un restaurant. Según el funcionario, lo hizo porque él sabe como se siente estar hambriento.