La pesadilla de una madre que intenta recuperar a su hijo tras ser retenido por su abusivo esposo
Beatriz Arrabal de 36 años, vive un infierno desde que su esposo Hamed Khako secuestró a su pequeño hijo.
Beatriz se la pasa en angustia desde que Hamed se llevó al hijo de ambos a Irán, luego que la mujer decidiera abandonar a al padre de su chico por haber sufrido constantes abusos.
La historia entre Arrabal y Khako comenzó cuando Beatriz decidió emigrar buscando más y mejores oportunidades de trabajo, esta búsqueda la llevó a Londres, donde consiguió un cargo como enfermera.
En la ciudad londinense Beatriz conoció a Hamed y la conexión fue inmediata, como describió la propia española en nota de Ideal: “Nunca había sentido tanta conexión con alguien, quizás era Londres. Todo avanzó muy rápido. Vivíamos en una burbuja”, dijo la mujer.
EL CUENTO DE HADAS DURÓ POCO
Beatriz en medio de su desenfrenado amor y a pesar de las advertencias de su familia respecto a las diferencias culturales, siguió su idilio con Khako. Luego de unos meses de amores decidieron casarse.
“Nos casamos a los diez meses y en la noche de bodas noté un pequeño cambio en su comportamiento”, ella declaró.
“Empecé a sufrir violencia emocional y psicológica desde ese mismo día”, agregó la mujer que con el.pasar de los vio la transformación de su esposo.
La situación fue de mal en peor hasta que Hamed llevó su maltrato al plano físico. Fue cuando Beatriz tomó la decisión de separarse teniendo un hijo en común.
A pesar de todo esto, la enfermera no quiso restringir el tiempo entre el niño y el padre, pues permitía a Hamed pasar un tiempo con Oliver. Pero un día Hamed se aprovechó de la situación.
Y LA PESADILLA CONTINÚA
Hamed fue inteligente y para poder sacar al pequeño Oliver de Inglaterra fue a la embajada y le sacó un permiso temporal para poder salir del pais.
Beatriz ha hecho de todo, hasta una especie de “crownfounding”, con el que recaudó 5 mil dólares para poder viajar a Irán, peo su ex se enteró del plan de Beatriz y decidió esconder al niño.
Derrotada, angustiada y resignada, la mujer se devolvió a España sin el niño. Al igual que ella, Sara Faulkner vivó un infierno luego que su esposo se llevara a sus hijos con la promesa de que nunca los volvería a ver.