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La tragedia de una mujer que fue violada y falleció 17 años después, todavía espera justicia

Vanessa Guzmán
13 dic 2018
20:20

Marilina Tolón buscaba su abrigo antes de salir del boliche, eso demoró un poco más su salida del lugar y por eso sus amigas se fueron.

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A las 5:00 de la mañama, ese 8 de octubre de 2011, ella caminó sola por la Avenida San Martín, En Puan, Buenos Aires, cerca de Bahía Blanca a donde se mudó, luego de dejar a su familia para estudiar.

Todos recuerdan su sonrisa inocente y coinciden en que esa noche Marilina se apagó. La chica de pueblo que partió de su hogar para progresar, fue violada y aunque murió 17 años más tarde, la justicia nunca llegó para ella.

"Mi hija sufrió, era una chica alegre, siempre sonriendo, todos la querían bien. Después no tenía ganas de nada. Primero se sentía mal, como culpable o avergonzada. Ella tenía que hablarlo para que pudieran ayudarla, pero no quería. Era algo que se le quedó adentro. Lo llevaba muy adentro", recuerda Susana, su mamá.

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La madre de Marilina tiene 72 años y aún no le gusta a hablar mucho. Ella y el resto de la familia Tolón, son de una zona rural a 15 kilómetros de Puan llamada Darraigueira.

"Justo para esa época a mi marido le había dado un infarto y ella no quería contarle. Sentía culpa, vergüenza, no sé qué sentía. En ese momento uno pensaba en dejar todo eso atrás, el comentario era que habían tapado todo con plata. Yo eso no lo sé, pero se hizo la denuncia y después no pasó nada, no hicieron nada. Entonces nunca le dijimos la verdad al papá de Marilina, ni siquiera ahora", explica con resignación.

Sobre el hecho, se supo que es noche, Marilina con 25 años, fue abordada por cuatro hombres que la violaron y aunque denunció lo ocurrido y de que fue comprobado el abuso, nunca hubo imputados por el caso.

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"Había una forma diferente de encarar esos temas. Hoy sabemos que existen otros recursos para avanzar con la investigación. Pero en ese momento, el fiscal que tuvo la causa no encontró elementos para imputar a los denunciados", aclararon en la fiscalía general de Bahía Blanca. Como no hallaron "pruebas materiales de la violación", la causa quedó impune.

Más de un año tuvo curso la investigación desde que Marilina efectuó la denuncia en octubre de 2001, pero en diciembre de 2012 fue engavetada aunque Marilina había identificado a los cuatro hombres. Pero solo uno, el menor de 18 años, fue citado a declarar. Los tres adultos ni siquiera pisaron la fiscalía.

Por años reinó la impunidad, y el pasado 13 de octubre, Marilina falleció por consecuencia de un ACV. Días después de su muerte, se cumplen 17 años de haber sido violada y quienes la conocieron recordaron, que ella nunca vivió igual que antes.

Contaron que vivió con angustia, depresión, ataques de pánico, convulsiones y enfermedades que no pudieron diagnosticar. Nunca pudo volver a dar clases ni a tener pareja. Se fue de Puan y se recluyó en el campo, con sus padres, para no volver.

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Por desgracia, Marilina murió sin que se hiciera justicia por el crimen que le desgració la vida.

“El pueblo no estaba preparado para afrontar lo que pasó, la gente tenía mucho miedo. Se dijo que sus violadores eran poderosos. Pero no tenían plata para pagar un abogado y a ella nadie la escuchó, ni la Justicia, ni la Policía, ni la gente del pueblo. Cuando murió Marilina fue como una necesidad de salir a decir basta", le dice a Clarín Karina, una vecina de Puan que participó en la marcha en la que cientos de vecinos pidieron justicia el día de la muerte.

Cledi Cano es prima de Marilina y una de las personas en las que la víctima confió para contar lo que le habían hecho: "En el pueblo se despertó la culpa. La culpa del que se calló, del que escuchó algo y no dijo nada, de los que sabían. Acá nos conocemos todos, sabemos quién es quién, nos vemos todo el tiempo. Y lo de Marilina fue un golpe duro. Ese pedido es por ella y por todos los otros casos que debe haber, que también quedan en la nada".

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LE DIJO QUE NO MUCHAS VECES

Nestor es un joven del pueblo, de buena familia y que había ido a la facultad. Marilina había salido un par de veces con él, pero ya no quería más su compañía, pero esa noche le insistió. Marilina le dijo que no muchas veces, la primera mientras bailaba con sus amigas.

El hombre la buscó dentro del boliche en el que estaba con sus amigas, pero nuevamente lo rechazó. Cuando a las 5:00 de la mañana ella salió caminando del lugar, Nestor la siguió en su auto, le decia que se subiera que él la llevaba.

Una vez más, Marilina le dijo que no. Ella le tenía miedo y después supo que tenía razón, pues de pronto Nestor freno y se bajó del carro, la tomó por el brazo y la subió a la fuerza en el asiento del copiloto. Luego acelero y cerró los seguros.

El relato surge del expediente judicial y de lo que Marilina pudo contarle a sus amigas. Estaba "muy nerviosa y asustada", describió en su declaración. Denunció que la casa se encontraba sin llave y que ella entró obligada y fue "inmediatamente conducida a la habitación, forcejando". Contó que Néstor la tomó "del cuello, tirándola sobre la cama" y la amenazó: “Si gritás te mato”, le dijo.

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Al otro lado de la puerta escuchó voces y pensó que la ayudaría, pero todo empeoró. “¡Pará, pará! ¿Qué vas a hacer?”, le dijo el dueño de casa a su amigo, que tenía a Marilina inmovilizada en la cama.

Ella gritó pidiendo ayuda, pero los agresores le taparon la boca. Néstor fue el primero en violarla, le contó Marilina a la Policía y al fiscal. A los dos minutos entró el segundo, que ya estaba desnudo. Después el tercero. Luego un cuarto.

Marilina dijo que no. Les pidió ayuda y recibió golpes. Los médicos particulares y peritos dejaron constancia de las lesiones: moretones en el pecho, en la cadera, en las piernas.

Al terminar de violarla, uno de los agresores la dejó en su casa. Cuando ella puso la denuncia, sus abusadores fueron a pedirle perdón.

Pasaron nueve días hasta que Marilina juntó fuerzas y pudo denunciar la violación. Pasó por peritos psicológicos, médicos y declaraciones en fiscalía y la comisaría. A las horas todo Puan sabía lo que había sufrido.

BOLETAS CON LOS NOMBRES DE LOS ACUSADOS

Eran las elecciones legislativas de 2001 y en Puan las urnas tenían boletas con los nombres de los acusados y fueron repartidas en todas las escuelas.

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"No vote. Partido Violadores de Puan"; "Basta de impunidad"; "Porque se esconden detrás de un apellido. Porque los padres deben callar para no exponer a sus hijos. Porque una mujer tiene derecho a tener relaciones con quien quiera sin ser forzada"; decían los folletos que circularon por todo el pueblo y se depositaron en las urnas.

Pese a todos los esfuerzos para que castigaran a los culpables, Marilina falleció sin que se hubiera hecho justicia por el crimen sexual que la llevó a la muerte 17 años después.

AMENAZAS CIBERNÉTICAS

Las amenazas cibernéticas en contra de las mujeres no tienen castigo penal a pesar de lo duras que sean, pero en España, hay un movimiento que busca que eso cambie.

El Internet es un espacio donde se busca amigos, bienes, pareja, diversión, entre otras cosas, sin embargo también se consigue violencia, y más si eres mujer.La violencia de género es un problema mundial que se está combatiendo, aunque en el espacio cibernético no se está haciendo demasiado para eliminarlo.

La publicación feminista Pikara pide al Gobierno español que tome acciones para evitar que esas amenazas traspasen el espacio cibernético y vaya al mundo real.

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Pikara busca a través de publicaciones y videos que su pedido sean tomado en serio.

NO MÁS ABUSO SEXUAL

En Argentina, miles de personas protestaron en las calles con la intención de unirse a grupos activistas de derechos de la mujer y sindicatos laborales, expresando contundente rechazo al veredicto de un tribunal que absolvió a dos hombres acusados de abusar sexualmente y asesinar a una chica de 16 años.

A través de numerosas ciudades y poblaciones de Argentina, incluyendo la capital, Buenos Aires, grupos han organizado manifestaciones.

Las manifestaciones han ocurrido en el marco del movimiento "Ni Una Menos", que ha surgido espontáneamente para luchar contra la violencia de género y el femicidio.

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