Historia de una madre víctima de la dictadura de Franco: llevó un sonajero a su fusilamiento
El juguete rosa y amarillo chillón dio paso para la reconstrucción de esta historia.
En una fosa de la Guerra Civil española, un grupo de arqueólogos encontró un sonajero en forma de flor junto a un cuerpo cubierto con cal que fue enterrado sin ataúd. Al parecer, se trata de una madre que fue fusilada, víctima de la dictadura franquista.
El hallazgo se realizó en agosto de 2011 y desde ese momento los expertos excavadores no paraban de hablar del tema y se preguntaban si se trataba de un objeto de 1936.
Francisco Franco. | Imagen: Wikimedia Commons
LA INVESTIGACIÓN
Algunos creían que se trataba de una broma, o al menos eso pensaba Almudena García-Rubio, antropóloga de la Sociedad de Ciencias Aranzadi.
Ese día, ella se encontraba en la excavación que ya se había convertido en un proyecto inquietante, pues intentaban encontrar a 250 víctimas de la represión de Franco bajo los columpios de un parque infantil en la ciudad de Palencia.
El juguete se lo llevaron a Fermín Leizaola, etnógrafo, quien de inmediato cortó un trozo del plástico y lo puso al fuego. Un olor característico a alcanfor se desprendió del trozo derretido.
La prueba del experto determinó que el material era de celuloide, un plástico típico de 1870 que era usado en la fabricación de objetos cotidianos hasta los años setenta del siglo XX. Entonces el juguete sí podía ser de la época de Franco.
“Este es el objeto más llamativo y conmovedor que haya podido salir de una fosa de la Guerra Civil”, dijo García-Rubio.
Francisco Franco presenciando el alarde de Hondarribia. | Imagen: Wikimedia Commons
OBJETO ÚNICO
García-Rubio también dijo que el sonajero es un objeto único, pues en ninguna otra fosa de la guerra se ha encontrado algo similar, habiéndose inclusive exhumado 700 fosas en España hasta la actualidad.
El hallazgo del sonajero ha permitido la reconstrucción de una historia que ha servido a una familia para hurgar en los recuerdos enterrados hasta ahora.
Cercado de alfajol. | Imagen: Max Pixel
CON NOMBRE Y APELLIDO
Resulta, que, de acuerdo a los registros del cementerio, el cadáver correspondía a Catalina Muñoz Arranz de 37 años y nacida en Cevico de la Torre, un pueblo ubicado a 30 kilómetros de la capital palentina.
La víctima de la represión franquista tenía cuatro hijos al momento de su ejecución, el más pequeño tenía 9 meses y es muy probable que a él le perteneciera el sonajero.
Mujer llorando. | Imagen: Pexels
EL DUEÑO DEL SONAJERO
Ese pequeño que perdió a su madre sin tener tiempo de conocerla verdaderamente, ahora tiene 83 años de edad y vive en una morada humilde en la misma tierra que vio nacer a su progenitora.
Ha trabajado toda su vida, así lo delatan sus manos toscas y anchas. A su edad, habla muy poco y tiene la mirada fija. Tuvo que aprender a labrarse un futuro desde los 8 años de edad.
“Fui pastorcillo y luego trabajé en el campo. Nunca fui a la escuela. De mi madre no recuerdo nada", dice Martín de la Torre Muñoz.
"No sé ni qué cara tenía, porque no tenemos ninguna foto suya, esa es la pena”. El anciano nunca pudo saber nada sobre su madre o su familia.
Martín fue criado por una tía después de la muerte de su madre. Su papá había sido encarcelado por una acusación de asesinato de un falangista en una reyerta que sucedió en el pueblo el 3 de mayo de 1936.
A él lo condenaron a 17 años en prisión, pero la peor suerte la tuvo su mujer. A ella la detuvieron el 24 de agosto, algo más de un mes después del golpe de Estado impulsado por Franco, que triunfó en Palencia.
Fue juzgada por un consejo de guerra el cual recibió denuncias del alcalde y de la comunidad, acerca de que Catalina era manifestante y que incluso lavaba la sangre de la ropa de su marido, gritaba viva Rusia y muerte a la Guardia Civil.
En un archivo militar de Ferrol reposa su firma, pues, aunque no sabía leer ni escribir había aprendido a estampar su rúbrica.
Aunque un hubo pruebas de su rebelión, el tribunal la condenó con la pena máxima. Murió el 22 de septiembre a las por heridas producidas por arma de fuego de pequeño proyectil en cráneo y pecho.
Lo redactado en el sumario coincide casi a la perfección con el análisis osteológico de los antropólogos en 2011 tras desenterrar su cadáver.
Pie de un bebé. | Imagen: PxHere
LOS ÚNICOS QUE LA RECUERDAN
Catalina solo es recordada por Lucía, su hija, quien vive unos pocos metros más abajo de la casa de su hermano.
Con la memoria algo frágil por sus 94 años, aún recuerda el día en que detuvieron a su madre. Sin embargo, no recuerda el sonajero, pero dice que es probable que su mamá lo llevara en el bolsillo de su delantal.
"Tenía mucho genio, en eso me parezco a ella. Si le decían algo… Jesús. Y por eso la mataron. Desde hace unas semanas no paro de llorar acordándome", lamenta con los ojos humedecidos y la mirada perdida. Lucía tenía 11 años cuando fusilaron a su madre.
Francisco Franco y otros comandantes militares en un ejercicio de campo. | Imagen: Wikipedia
ÚNICA CONDENADA A MUERTE
“De entre el centenar aproximadamente de mujeres asesinadas en los primeros meses de la guerra en la provincia de Palencia, Catalina Muñoz es la única que fue juzgada y condenada a muerte, al resto las pasearon.”
Asó lo resaltó Pablo García-Colmenares, catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Valladolid y presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Palencia (ARMH).
Martín no sabía que a su madre la habían enterrado sola en Palencia y ahora ha visto por primera vez la foto del juguete que se llevó a la tumba.
Al no haber reclamado nadie los restos y las pertenencias de Catalina, fueron enterrados en el cementerio nuevo de Palencia junto a otras víctimas de la represión, pero en una caja separada.
Mujer llorando junto a un soldado. | Imagen: Wikimedia Commons
Tras conocer la historia del juguete y su paradero, Martina, la hija de Martín, ha iniciado los trámites para recuperar el cadáver y, junto a él, el sonajero, que podría volver a las manos de su padre 83 años después.
Sin duda, la recuperación de objetos de la guerra, permiten reconstruir historias y refrescar la memoria de aquellos que quedaron en esta tierra tras el paso de las barbaries de la dictadura franquista.
Por otra parte, el pasado mes de febrero el Consejo de Ministros estaba preparando un acuerdo para aprobar el traslado de los restos de Francisco Franco del Valle de los Caídos.
Previamente habían escogido la cripta de la catedral de la Almudena, pero el Ejecutivo se negó, recordando el informe de la Delegación de Gobierno que apunta a "evidentes riesgos para el orden público, la seguridad ciudadana y la movilidad". Conoce los detalles aquí.