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Chiste del día: Anciana va al dentista para una limpieza y se pone nerviosa

Georgimar Coronil
26 may 2019
14:18

En los chistes de hoy, nos reiremos de una mujer mayor que no pudo contener su risa durante la visita al dentista.

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El especialista se preparaba para limpiar los dientes a la anciana y como se dio cuenta de que estaba un poco nerviosa, empezó a contarle una historia mientras se ponía los guantes quirúrgicos.

“¿Sabes cómo hacen estos guantes de goma?”

Los pacientes se ponen nerviosos cuando van al dentista.| Fuente:Shutterstock

Los pacientes se ponen nerviosos cuando van al dentista.| Fuente:Shutterstock

Ella dijo: “No”.

“Bueno, continuó, en México tienen un edificio con un gran tanque de látex, y todos los trabajadores son escogidos de acuerdo al tamaño de sus manos”.

Cada individuo camina hacia el tanque, mete sus manos, y luego camina un rato mientras el látex se prepara y se seca directamente en sus manos.

Luego se quitan los guantes y los colocan en la caja de productos terminados y vuelven a empezar el proceso.

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Simplemente no podía contener su risa.| Fuente:Shutterstock

Simplemente no podía contener su risa.| Fuente:Shutterstock

La señora se sentó tranquilamente a escuchar la historia y ni siquiera se rió de su broma.

Cinco minutos después, durante el procedimiento, el odontólogo tuvo que dejar de limpiarle los dientes porque ella estalló en risa.

La anciana se sonrojó y exclamó: “De repente pensé en cómo deben hacer los condones”.

Hacía años que no se veían.| Fuente:Shutterstock

Hacía años que no se veían.| Fuente:Shutterstock

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EL VIEJO DENTISTA

Estaba sentada en la sala de espera para mi primera cita con un nuevo dentista y me di cuenta que su diploma mostraba su nombre completo.

De repente, recordé a un chico alto, guapo, de cabello oscuro y con el mismo nombre que había estado en mi clase, en la escuela secundaria, hace unos 40 años.

¿Podría ser el mismo tipo que me gustaba en secreto? Sin embargo, al verlo, rápidamente descarté cualquier pensamiento de este tipo.

No podía creer que fuera su compañera, después de todos estos años.| Fuente:Shutterstock

No podía creer que fuera su compañera, después de todos estos años.| Fuente:Shutterstock

Este hombre calvo y canoso era demasiado viejo para haber sido mi compañero de clase. Le pregunté si había asistido a la secundaria Morgan Park.

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"Sí. Sí, lo hice. Soy un Mustang", dijo con orgullo.

"¿Cuándo te graduaste?", le pregunté.

Él respondió: "En 1959. ¿Por qué lo preguntas?"

"¡Estabas en mi clase!" exclamé. Entonces, ese feo, viejo, calvo, arrugado, gordo, y decrépito hombre preguntó: "¿Qué enseñabas?"

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