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Edith González: dolorosa historia de cómo se enteró de que tenía cáncer

En una antigua y muy sensible entrevista con Karla Iberia Sánchez, la actriz mexicana le contó sobre su padecimiento.

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Parece ser que, a punto de iniciar una gira promocional en el segundo trimestre de 2016, Edith González comenzó a sentir “cuchilladas” en la espalda. Conoce la historia de cómo se enteró que tenía cáncer.

Debido a la costumbre de jornadas largas de trabajo, el dolor no la inmovilizó, hasta que en un movimiento brusco que hizo en un paseo con su hija Constanza, el dolor volvió a aparecer, pero esta vez fue como si una lámina de concreto cayera sobre su espalda.

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“UN DOLOR QUE YA NO AGUANTO”

La actriz consultó con su médico. Le dijo: “Oiga, doctor, traigo un dolor que ya no aguanto" y cuando la vio en su consultorio le dijo que estaba muy flaca, contó Edith en su entrevista.

Ella simplemente le dijo que estaba teniendo largas jornadas de trabajo y que ese era el motivo de su delgadez.

Ella creyó que el médico exageraba al decirle que estaba demacrada y muy flaca. Imaginó que era porque comía a diario atún y con respecto al dolor se imaginó que el analgésico ya no le estaba funcionando. Decía que los actores no se enferman.

“Después de verme y escuchar los síntomas, inmediatamente me envió a sacar el antígeno. Gracias a él, estoy viva”, dijo Edith, quien volvió de regreso al trabajo en Miami luego de dejar 10 tubos de sangre para diversas pruebas.

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MARCADOR EN POSITIVO

Al volver, la macabra noticia estaba por ser revelada. El marcador tumoral había dado positivo. La tenían que operar de inmediato.

“Mi mundo es como en neblina a partir de ese momento: cambia tu foco o ya no tienes foco. Me dijeron: 'Útero, apéndice, matriz, ovarios, toda una histerectomía. Diez ganglios. El epiplón’. Yo brinqué: ‘¿Qué es el epiplón?’ –‘No te preocupes, es preventivo’.”

“Pregunté a las personas en la sala. Respiré. Nadie sabe qué es el mentado epiplón. Llegó mi primo Eduardo, intensivista. – ‘Lalo, ¿qué es el epiplón?’ Respondió: Es el tejido graso que tenemos entre la piel y los órganos y puede utilizarse para muchas cosas, entre ellas células madre. Pero es riesgoso que células con cáncer invadan ahí."

Fue en ese momento cuando la palabra cáncer la marcó. “Dije: ¡Me van a quitar el epiplón!”. Ella recordó ese momento como una tragicomedia.

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MAMÁ SERÍA OPERADA

Aunque no le daban el resultado de la cirugía, una semana después ella sabía que era cáncer y necesitaba decírselo a su hija que tenía entonces 11 años.

Rápidamente fue a cirugía. La actriz tuvo suerte en aquel momento. Muchas mujeres descubren tarde que tienen cáncer de ovarios.

Sus síntomas silenciosos y confusos a veces son ignorados. Solo un especialista puede asociar la sensación de saciedad, hinchazón de otras partes del cuerpo, fatiga y dolor de espalda con la palabra cáncer.

DESPERTÓ UNA ALARMA

Edith esperaba un cáncer en etapa II. Mientras se recuperaba de la cirugía otro amigo médico llegó, muy preocupado y su realidad cambió.

“Me dijo: ‘Edith: necesitas una segunda opinión’. El cáncer de ovario es el que más mujeres mata, eso es lo que él vio. El porcentaje de mujeres que son salvadas de cáncer de mama es 86 de cada 100. El cáncer de mujeres que son salvadas después de recurrencia en un cáncer de ovario es 46 de 100. Me insistió con urgencia: ‘Edith, por favor, no te quedes con lo que tienes’."

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“Luego me hicieron más estudios. Una tomografía por emisión de positrones, las imágenes del interior de mi organismo. Luego leyó lo que estaba subrayado en amarillo: Carcinoma seroso papilar. Etapa IV inicial. No hay etapa V.”

“Ahí es, cuando revisando el expediente, me entero. Etapa IV. Aquí estoy. Llegó la noche. Encuentro de especialistas. Yo tenía seis doctores encima de mí. Estaba sola. Eran como las nueve de la noche, toda conectada. Eran cinco doctores más mi gastroenterólogo. Se le rozaron los ojos de lágrimas. Entonces ahí dije: ‘Si a tu doctor se le rozan los ojos de lágrimas es que... Houston: tenemos un problema", recordó.

NO ERA SU CAMINO

Sabiendo el camino que debía enfrentar la reconocida actriz con un cáncer que era muy agresivo, dijo que la autocompasión y la ceguera no iban a ser su sendero.

“No sólo era un grado IV, sino que había metástasis. Mi cáncer es diagnosticado como muy agresivo. Todos estaban muy angustiados: toda la gente que tuvo mi expediente en sus manos. No esperaban muchas luces de mi vida, pero no sabían que yo soy Edith: que yo no me voy a vencer.”

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INVOLUCRADA EN TODO

Desde ese momento, Edith quería estar involucrada en todo, se quería curar. Necesitaba toda la información que pudiera porque ella no iba a ser una víctima.

“Me hice una promesa a mí misma: que yo nunca iba a llorar. Por supuesto que he llorado –tres veces–, pero me hice la firme promesa y me hice la convicción de que iba a salir adelante sí o sí. Nunca he tenido la menor duda de que yo me iba a sacar adelante, yo. Y la mejor forma de sacarme adelante es con información. Es que no aprendo de mí, yo lo vivo. Les dije: ¿Qué hacemos al respecto?"

Y aunque los médicos la vieron como si no estuviera entendiendo, ella les devolvió la mirada con ojos de: Sí entiendo.

Entonces comenzó el ruleteo. "¡Ve a Houston!". "¡No, corre a Nueva York!". "¡Conozco a tal que se salvó!". "¡No te atiendas con tal!". Edith, firme como es, recordó la experiencia de su padre, fallecido a los 62 años de un leiomiosarcoma fibroso.

“Mi pensamiento es estructurado. Tuve el ejemplo de mi padre y mi guía siempre fue: ‘Lo que quieras, pero de la mano de la ciencia’.”

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LA QUIMIOTERAPIA

Edith había comenzado la quimioterapia. Especialistas en oncología, radiología, cardiología, nutrición, todos son mexicanos guiaban el proceso.

Los efectos eran muy duros al igual que el tratamiento oral. Pero la única forma en que ella se sentía enferma era cuando le ponían las quimio.

"Quería que Constanza viera a una madre que ve la vida con valor. Desde que tomamos la decisión de decirle, no se le ha ocultado nada. Ella sabe que el poder está dentro de ti. Yo soy dueña de mí, aun en las últimas quimioterapias. Me la he pasado mal, mal, mal. Y no importa. Soy hija de Efraín y Ofelia.”

La artista había decidido que el cáncer no la iba a controlar. “Yo elijo que voy a salir adelante”.

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LA CAÍDA DEL CABELLO

En su narración con la periodista, Edith contó que un día tenía una boda y aunque había estado cuidando su cabello para no quedarse pelona, ese día al lavarlo se le cayó muchísimo.

Por un momento pensó en no asistir al evento, pero luego decidió que nada la detendría.

Entonces surgió la Edith del humor negro, la de la voz social y del gremio y pensó que siempre la habían criticado por mil cosas, que más daba que la vieran sin cabello.

LA FALSA VICTORIA

Después de tanto batallar contra el cáncer y creer que había comenzado a vencer a su enemigo, una recaída la llevó al hospital.

Edith no volvió a pisar la calle ni oler el viento. La adorada actriz mexicana falleció en un nosocomio de Ciudad de México.

Ella no perdió su lucha, ganó la paz y la sanación eterna. El cáncer de ovario se convirtió en un maestro de perseverancia para ella.

Desde que se enteró de su enfermedad nada la detuvo para abrirse camino y no permitir que su salud detuviera su vida.

Edith González fue desconectada el 13 de junio de 2019, luego de dar lo mejor de sí. Conoce más detalles aquí.

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