Quién fue Lina Morgan: todo lo que sabemos de la popular y querida actriz

La bailarina, actriz y comediante será recordada por siempre como una de las grandes figuras del cine español.

María de los Ángeles López Segovia, mejor conocida como Lina Morgan, nació en el número 4 de la calle de Don Pedro, el 20 de marzo de 1937.

Su familia, de origen humilde, estaba muy ligada al barrio de La Latina. En la calle de Toledo su padre, Emilio López, trabajaba como oficial en la Sastrería Roldán. Mientras que Julia, su madre, se ocupaba de cuidar a sus cinco hijos: Emilio, Julio, Julia, Lina y José Luis.

Lina siempre se sintió atraída por las artes escénicas. Por ello, a los 11 años convenció a sus padres de que la dejaran inscribirse en la academia de baile clásico de Karen Taft y a los 13 ingresó en la compañía infantil “Los chavalillos de España” con la que realizó una gira teatral.

Con 16 años, Morgan debutó en el teatro La Latina como bailarina de reparto en la compañía de Matías Colsada, propietario del establecimiento.

Por aquel entonces, Lina ya soñaba con adquirir el local y varios años más tarde, específicamente en 1983, vería su sueño cumplido.

El primer papel principal que interpretó llegó en el año 1956, en “Mujeres o diosas”. Lina decidió entonces cambiar su nombre real por el de Lina Morgan. Lina por Angelines, y Morgan por el pirata Morgan.

Pero su salto a la fama no se produjo sino hasta 1964, cuando compartió cartel con Juanito Navarro.

Fue entonces cuando la artista se dio cuenta del cariño que la gente tenía a un personaje creado a su medida. Una chica sencilla e inocente, que cuando excéntricamente movía piernas, brazos y ojos dejaba hipnotizado al público.

El teatro se llenaba noche tras noche, numerosas personas procedentes de todos los puntos de España se trasladaban hasta la latina para verla actuar.

Las enormes filas que se formaban en la entrada del teatro, eran comparables a las de espectáculos de estrellas como Sara Montiel o Celia Gámez.

Morgan, demostrando su tenacidad y pasión por el entretenimiento, logró convertirse en una de las actrices más queridas en España.

En esta época trabajó en obras como: “Las que tienen que servir” de 1967, “Soltera y madre en la vida” de 1968 y la exitosa “La tonta del bote” de 1970.

En el teatro, siempre consiguió aforos llenos, los críticos aseguraban que su sola presencia colmaba el escenario.

Tras su gran éxito sobre las tablas, muchos la acusaron de hacer siempre lo mismo, a lo que ella contestó: “Charlot y Cantinflas crearon sus propios personajes. ¿No puedo hacer yo igual?”.

El público nunca dejó de querer a Lina Morgan y la actriz siempre permaneció fiel a La Latina. Cada 15 de agosto, cuando la Virgen de La Paloma salía en procesión por el barrio y paraba en la puerta del teatro, Lina pedía permiso al público para salir a entregar un ramo de flores a la Virgen.

Morgan, se definía como “dormilona y mala cocinera”. Detestaba el teléfono y le aterraban los espejos rotos. No malgastaba su dinero, aunque su única perdición eran las joyas.

Tuvo algunas relaciones amorosas que nunca llegaron a algo serio porque, según sus palabras, su auténtica pasión era el teatro.

En la década de los 80, Morgan, junto a su hermano José Luis López, quien además era su manager, comenzó a vivir algunos de sus mayores éxitos en las tablas con obras como “Vaya par de gemelas”, con la que batió todos los récords de taquilla, al igual que sucedió con “El último tranvía”, que se mantuvo en cartelera hasta 1991.

En 1995, la madrileña vivió uno de los momentos más difíciles de su vida, tras el fallecimiento de su hermano, un hecho que la marcó para siempre.

A finales de los años 90, Lina alcanzó la cima de fama televisiva con su trabajo en “Hostal Royal Manzanares”.

Pasada la primera década del siglo XXI se retiró de la esfera pública y en 2010 vendió La Latina a Jesús Cimarro, haciéndole prometer que mantendría el edificio como un teatro.

Lina Morgan murió a los 78 años, en la madrugada del 20 de agosto de 2015, tras dos años luchando con serios problemas de salud.

En el teatro de sus sueños se instaló la capilla ardiente que permitió a miles de fanáticos y personalidades del mundo de las artes darle el último adiós.

Tras su muerte, el Ayuntamiento de Madrid hizo un homenaje a la artista con la instalación de un mural de más de 11 metros en el Metro de la Latina.

Elaborado por David Cárdenas, en sus más de 2.300 piezas de cerámica pintadas a mano, en la obra aparece reflejada la vida de Morgan y más de 2,7 millones de viajeros la contemplan cada año.