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Rosie Rivera y su duro pasado entre drogas y abusos

Valeria Garvett
09 ago 2019
16:00

Rosie Rivera no ha tenido una vida fácil. Desde los 8 años hasta aproximadamente los 16, fue abusada sexualmente por su cuñado, el entonces marido de Jenni Rivera.

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José Trinidad Marín era un monstruo. Él no solo se aprovechaba de la inocencia y el miedo de Rosie, sino que también abusaba de su propia hija, Chiquis, a quien procreó junto a Jenni.

Estas experiencias traumáticas hicieron a Rosie querer vivir al extremo, consumiendo drogas, viendo pornografía desde los 11 años y teniendo relaciones sexuales sin protección. ¿Su única intención? Morir.

Rivera ya no era la niña dulce e inocente que sus padres habían criado. Según sus propias palabras, se volvió muy retraída.

“En mi juventud era muy antisocial, gruñona, corajuda y aislada. Y esa no era la niña que conocieron mis padres, y ellos no comprendían cómo una niña que lo tuvo todo pudo llegar a ser esa Rosie en la adolescencia”, explicó Rosie en una oportunidad.

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Jenni se preocupó por su hermana y, cuando intentó averiguar qué le sucedía y si alguien le estaba haciendo daño, se enteró de la terrible verdad. Su marido era un depravado.

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Cuando se supieron los abusos sexuales por parte de Trinidad Marín a su cuñada y a Chiquis, también trascendió que Jenni era maltratada dentro del matrimonio.

Rosie sentía culpabilidad, pues consideraba que su silencio había perjudicado a su sobrina. Este sentimiento la hizo odiarse a sí misma y a querer parar de existir.

“Me empecé a culpar a mí misma, y esa fue la etapa de odiarme. Por eso las drogas, el alcohol, cortarme, pensé en suicidarme con el alcohol poco a poco, con ser promiscua y qué tal si me da SIDA”, confesó.

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En una oportunidad, Rosie estaba tan mal que se acostó en medio de la calle para ser atropellada. No obstante, unas personas la ayudaron a llegar a su casa sana y salva.

Fue de esa manera que recapacitó y se acercó a la iglesia para buscar a Dios y lograr sanar.

"A los 11 yo ya miraba pornografía y hasta los 25 años, cuando entregué mi vida a Cristo, fue cuando esa cadena se quebró."

Después de que el acusado se mantuvo prófugo durante varios años y fue capturado en 2006, el evento tomó un giro legal. José Trinidad Marín fue sentenciado a pasar 31 años en prisión por sus atroces crímenes.

La hermana de la fallecida Jenni Rivera contó su experiencia en uno de sus libros, con el fin de ayudar a esas mujeres que están atravesando un episodio oscuro y no saben cómo salir de ahí.

Rosie se ha refugiado en su esposo y sus hijos, quienes la han ayudado a superar sus miedos.

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