Andrés do Barro y su mala fortuna: separación de su mayor apoyo, olvido y muerte prematura
Cantando en su lengua gallega alcanzó múltiples éxitos, posicionando varias de sus canciones en los primeros lugares de la música más escuchada en España.
Corría la década de los 70 y Andrés do Barro era un éxito rotundo de la música. Su voz llevó canciones como "O tren", "Corpiño xeitoso", "San Antón" y "Pandeirada" a la cima de las preferencias musicales del público en España.
Recuerda Chic la vida que tuvo este artista después de construir melodías con un estilo folclórico costumbrista. Pero antes de la música y toda la gloria que trajo consigo, Andrés fue estudiante de la marina mercante. Sin embargo, no se graduó.
El menor de los siete hijos de un coronel de la Intendencia de la Armada había reprobado una materia. En una familia de marinos, él tomó un rumbo diferente.
Trabajó junto a diversos músicos entre los que se incluyen Juan Pardo, Camilo Sesto y Emy de la Parda, pero luego Juan y él no volverían a unir sus talentos a raíz de una enemistad que surgió por un conflicto que nadie sabe exactamente cuál fue. En 1971 incluso dejaron de hablarse.
La fama sería tan grande para él que causaba furor en los jóvenes, incluso traspasando fronteras y llegando a países como Argentina y Brasil. Fue pensando en su popularidad que lo incluyeron en el filme “En la red de mi canción”, para el que tuvieron que hacerle doblaje de voz en español y que coprotagonizó con Conchita Velasco.
Todo iba viento en popa hasta que llegó el segundo álbum discográfico del cantante y su carrera se fue en picada, sin poder recuperarse de aquel fracaso. Antes había declarado que era su vocación “componer canciones y cantarlas”.
Corpiño Xeitoso, uno de los más grandes éxitos de Andrés do Barro. | Foto: Flickr
“En mi familia, hay una tradición marinera muy arraigada. Tengo hermanos, padre, tíos, abuelos… bisabuelos marinos. Gente de mar, gente viajera. También emigrantes que se fueron a América, que necesitaban cruzar el océano, no porque necesitasen salir de casa para poder vivir. Yo estudié la carrera de marino mercante. Me queda una asignatura para acabarla. Un buen día dije ¡zas!. Y la dejé", comentó y agregó:
"No era lo mío. Quizá por eso no me hice marino de guerra. Me faltaba convicción. En mi familia el golpe no encajó bien. Fue un descalabro. Mi padre pensó que yo buscaba hacer el vago”.
Se alejó de la música cuando partió a México con su esposa, Paula López, y sus cuatro hijos. Allí tampoco le iría bien en la industria del entretenimiento y tuvo que trabajar como gerente de un hotel, después de indicar que su representante le había engañado, hasta 1980 cuando ya con un quinto hijo incorporado a la familia decide regresar a su natal España.
Al volver conseguiría empleos gracias a sus amigos como conductor de radio y como participante en el musical '¡Ay, caray, con las chicas de Echegaray', pero desde que finalizara el show en enero de 1982 comenzaría la inactividad para él.
Ese sería el comienzo del final. No fue fácil aceptar estar alejado de la canción y entre todos los problemas que tuvo, se separó de su esposa y cayó en el alcoholismo. En los dos años siguientes, que fueron los últimos de su vida, mantuvo una relación con una abogada llamada Margarita.
Falleció a los 42 años de edad, tras ser diagnosticado con un tumor hepático. Después de aquellos años de éxitos y triunfos, murió en la pobreza.
Muchas anécdotas se esconden detrás de los músicos más famosos y celebrados, así como también ocurre con varias de sus composiciones. Es el caso de “Noelia”, la icónica canción de Nino Bravo que se ha convertido ya en todo un clásico.
Más de 47 años tiene el tema compuesto por el latinoamericano Augusto Algueró e inmortalizado en la voz del español Nino Bravo. Una canción que relata la historia de un amor imposible, de una mujer de la que Algueró se enamoró profundamente.
Aunque trató y trató Augusto no pudo conquistar a Noelia, quien se encontraba comprometida con otro hombre, pero sí enamoró al público de la música romántica en español en el mundo entero con su confesión de un amor imposible, de una mujer inalcanzable.