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La vida de Alicia de Battenberg, madre del duque de Edimburgo: sordera, esquizofrenia y pobreza

Karina Martín
25 nov 2019
08:20

Cuando se habla de la familia real, muchos son los que piensan en las historias de cuentos de hadas y en el glamour que ofrece este tipo de vida, sin embargo, la historia de la madre del príncipe Felipe fue muy distinta.

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Alicia de Battenberg, la suegra de Isabel II, nació en el castillo de Windsor y desde el principio tuvo una vida bastante trágica, porque a pesar de que tuvo una infancia aparentemente feliz, a medida que iba creciendo la historia para ella fue cambiando.

A temprana edad a Alicia se le diagnosticó sordera congénita, lo que afectó en la formación de la princesa, pero ella aprendió a leer los labios, y logró aprender a hablar inglés y alemán perfectamente.

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Con 18 años logró casarse con el príncipe Andrés de Grecia, tío abuelo de la reina Sofía y vivió con él en Grecia hasta que fueron forzados al exilio en dos ocasiones tras el derrocamiento de la familia real.

Más adelante, la princesa sufrió una crisis religiosa que la separó de sus cinco hijos: Margarita, Teodora, Cecilia, Sofía, y Felipe, duque de Edimburgo.

La princesa fue diagnosticada con esquizofrenia paranoide y más adelante tratada por el mismísimo Freud, quien aseguró que su problema era a causa de una frustración sexual y su tratamiento estuvo basado en la aplicación de radiación en los ovarios y la matriz.

Pintura de la prinesa Alicia realizadapor Philip Alexius de László. | Foto: Wikimedia Commons

Pintura de la prinesa Alicia realizadapor Philip Alexius de László. | Foto: Wikimedia Commons

Al no funcionar los tratamientos, se tomó la decisión de internarla en un sanatorio en Suiza, lo que hizo que Felipe se criara lejos de ella, al amparo de su tío Luois, virrey de la India y preceptor del príncipe Carlos.

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Andrés la abandonó y se mudó a la Rivera francesa con una amante, por lo que cuando por fin consiguió salir del centro, Alicia se convirtió en una vagabunda y más adelante volvió a Atenas, donde consiguió trabajo en un centro para pobres.

La princesa se reencontró con su esposo en 1937 en el funeral de su hija Cecilia, quien falleció en un accidente de avión. En el trágico evento, Alicia le pidió a Felipe que se fuese a vivir con ella a Grecia, pero prefirió estar en la Marina Real británica.

Fotografía en blanco y negro de la princesa Alice de Battenberg. | Foto: Wikimedia Commons

Fotografía en blanco y negro de la princesa Alice de Battenberg. | Foto: Wikimedia Commons

No fue sino hasta la boda de Felipe con Isabel II, que logró reconciliarse con su hijo. Alicia incluso pudo asistir a la coronación de su nuera, y lo hizo vestida con los hábitos de su orden religiosa.

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La princesa regresó y logró fundar la sociedad monástica de Marta y María, cuyo objetivo era capacitar a las hermanas para cuidar a los niños pobres y los enfermos y conocida como Madre Superiora Alicia-Isabel, consiguió recaudar fondos y albergar a convalecientes.

En el año 1967, Isabel la invitó a vivir en Buckingham por motivos de salud, donde permaneció dos años, hasta el día de su muerte.

La princesa Alicia mirando hacia el suelo durante una fotografía del año 1903. | Foto: Wikimedia Commons

La princesa Alicia mirando hacia el suelo durante una fotografía del año 1903. | Foto: Wikimedia Commons

Felipe cumplió la voluntad de su madre de ser enterrada en el convento de Santa María Magdalena en Getsemaní.

El hijo de la princesa, ha permanecido al lado de la Reina Isabel II por más de 70 años, y la vida de ambos ha servido de inspiración para una serie en Netflix que ha sido precisamente la que ha sacado a la luz toda la trágica historia de Alicia de Battenberg.

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