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La emotiva historia del amor entre un hombre y su perro, ambos en silla de ruedas

Mayra Pérez
10 ago 2021
22:53

La vida al lado de una mascota con enfermedades o discapacidades no es sencilla para su familia, y a veces las abandonan. Pero Bandit fue acogido en un hogar lleno de amor y empatía.

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Siete años atrás, Bandit fue rescatado por el Refugio Gwiinnett Jail Dogs. No estaba sano, su corazón estaba lleno de parásitos y debió recibir un tratamiento que dejó graves secuelas. Quedó confinado a una silla de ruedas.

Bandit vio cómo muchos de sus compañeros eran adoptados, pero su discapacidad intimidaba a las posibles familias. En un giro de la suerte, encontró el hogar donde pasaría sus últimos días de vida.

UNA FAMILIA ESPECIAL

Con sus piernas paralizadas y debiendo utilizar una silla de ruedas para desplazarse, este adorable perrito pasó años en el centro sin que nadie quisiera adoptarlo. Su foto era compartida con frecuencia en las redes sociales, sin suerte.

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A lo largo de los años, cuatro familias distintas quisieron brindarle una oportunidad, pero muy pronto se abrumaban por la gran responsabilidad y lo devolvían.

Todo cambió cuando Darrell y Sue Rider lo vieron en Facebook y se sintieron invadidos de amor y ternura. Sabían que podían cuidarlo y brindarle el mejor hogar posible.

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Y es que Darrell y Bandit tenían algo en común: ambos compartían el mismo tipo de parálisis y requerían de una silla de ruedas para desplazarse. De inmediato entraron en contacto con el centro de adopción.

Durante el siguiente mes, la familia recibió el entrenamiento para atender las necesidades especiales de Bandit y finalmente pudieron llevarlo a su hogar por primera vez en enero de 2020. Para los trabajadores del refugio, el momento fue agridulce.

UN AÑO MARAVILLOSO

Al lado de los Rider, Bandit tuvo un hogar lleno de amor y cuidados. Darrell y su compañero daban largos paseos en sus sillas, apoyándose mutuamente. Se entendían como si se conocieran desde siempre.

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Sin embargo, Bandit empezó a presentar una complicación en su salud. Un tumor inoperable crecía en su vejiga y no había mucho más que los Rider pudieran hacer por él, más que darle la mayor calidad de vida y muchos mimos.

Falleció el pasado mes de marzo, después de haber encontrado la felicidad al lado de una familia que supo darle un hogar y todo el amor y los cuidados que cualquier mascota se merece. Dejó un vacío difícil de llenar en la vida de los Rider.

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