Cisco García: pensó que sería una carga y ahora apunta a los Juegos Paralímpicos de Tokio
Salir adelante después de un radical cambio en tu vida no es nada sencillo, sin embargo Cisco García se valió de su fuerza interior para dejar el pasado atrás y vivir su vida plenamente.
Para este cordobés de 38 años, practicar snowboard era una verdadera pasión y ese diciembre de 2015 se trasladó a Austria con un grupo de amigos, y en la estación de esquí de Mayhofen practicaban algunos saltos.
Era un invierno con poca nieve, y su mente se encontraba algo dispersa pensando en los siguientes movimientos, y durante instante de distracción perdió el equilibrio en un salto y cayó sobre su espalda desde unos 10 metros de altura.
De inmediato supo la magnitud del daño, al intentar incorporarse y solo tener capacidad de mover la parte superior de su cuerpo. El dolor era intenso, y enseguida fue trasladado al hospital donde despertó en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), luego de haber sido sometido a una cirugía.
“Voy a ser una carga para siempre”, fueron las primeras palabras que dijo Cisco a sus amigos, al despertar en la cama.
Posteriormente fue trasladado al Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo, donde estuvo cuatro meses aprendiendo lo necesario para poder desenvolverse en forma independiente confinado a la silla de ruedas.
ENCONTRANDO EL CAMINO
Luego de superados los primeros momentos, reflexionó sobre lo afortunado que había sido, ya que al intuir su caída maniobró con su cuerpo de manera tal que evitó caer sobre su cuello y quedar tetrapléjico.
“No te queda otra que ser fuerte. Los primeros meses tal vez los compares con cómo era tu vida antes, pero eso no se puede hacer, es un error ya que tienes que aceptar las cosas tal y como han venido. Por mucho que uno llore en la cama no va a cambiar la situación. Hay que salir fuera, pelear y disfrutar”, dijo García en una entrevista.
Durante su estancia en el hospital, se reencontró con el tenis, juego que siempre había disfrutado y que antes practicaba tres veces a la semana. La Fundación Emilio Sánchez Vicario impartía clases una vez a la semana y decidió intentarlo.
No fue realmente sencillo. Por momentos tomaba consciencia de la diferencia entre cómo antes llegaba con facilidad a la bola de un salto y ahora debía intentar maniobrar la silla con una mano y la raqueta con otra. Pero finalmente logró dominar de nuevo el juego.
Al salir de alta, entendió que el único camino que quería recorrer en su vida, era el de la superación. Estaba decidido a ser feliz. Se fue a vivir a Badajoz con su novia, y comenzaron una nueva aventura juntos, apoyándose, amándose y viviendo plenamente.
“Yo hice una huida hacia adelante e intenté hacer las mismas cosas que hacía antes, especialmente viajar y hacer deporte. Y lo logré. Con todo eso me di cuenta que la vida en silla de ruedas no era lo que me había imaginado. Hay que aceptar lo que te ocurre, solo tenemos una vida”, reflexionó Cisco.
Fueron a una discoteca, viajaron a Japón, le propuso matrimonio a Raquel Rostro, su novia por varios años, la cual le pidió que no dejara que una lesión apagara su sonrisa. Se casaron en la finca “Las Zarzas”, en Córdova en 2017.
Regresó a su trabajo como abogado en el despacho “García Montoya” y comenzó a participar en torneos de tenis en silla de ruedas, iniciándose en el Memorial Oliver Puras, en Miranda de Ebro, donde a pesar de perder los tres partidos, no perdió el empuje.
Su objetivo ahora es participar en los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020, y tiene grandes posibilidades de lograrlo, mientras espera a su primogénito, que llegará al mundo en los próximos meses.
“Nos ha llovido, nos ha nevado, nos ha granizado... pero pronto el destino se dio cuenta de que no tenía nada que hacer contra nuestras ganas, que éramos dueños de nuestro rumbo… y que esto es a prueba de balas", dice este triunfador de la vida.