La vida de la hija de Lorena Rojas contada por su tía, quien ahora es su madre adoptiva

¿Qué hay de la vida de la hija adoptiva de la difunta Lorena Rojas, que quedó a cargo de su hermana?

Después de que la bella actriz pasó al otro mundo en 2015, fue su hermana Mayra quien optó por hacerse cargo de su sobrinita, Luciana.

El crecimiento de la niña de 6 años ha sido innegable, y nos sorprendemos cada vez que la vemos posando para la cámara. Su alegre y brillante personalidad traspasan la pantalla.

Recordando sus primeros meses de edad, mencionamos que su fallecida madre, Lorena, la había logrado adoptar tras pasar por dos años de trámites engorrosos. Pero lo más lamentable es que no transcurrió mucho tiempo antes de que Rojas perdiera la vida a causa de una recaída de cáncer de hígado.

Rojas había estado luchando por su salud desde 2008, y solo tenía 44 años cuando su cuerpo sucumbió.

Como Lorena ya no está, su legado recae sobre Luciana, quien es una niña feliz al que su entorno adora. Al respecto, Mayra Rojas recientemente contó a los medios de comunicación un poco sobre quien es su sobrina ahora:

Según su tía, Luciana tiene una personalidad particular y parece que se desenvuelve muy bien en los estudios de grabación.

“Luciana es un ser verdaderamente mágico, y no le quito crédito a mis otros dos hijos, que son maravillosos, pero la personalidad de Luciana es verdaderamente arrolladora. Es una niña que no tiene ningún problema”, dijo Mayra.

Según la actriz, Luciana está destinada a ser actriz o a relacionarse con el mundo de las cámaras, pues la manera en que se comporta cuando la acompaña a grabar, siempre da mucho de qué hablar.

“Ha estado conmigo en las grabaciones y, mientras me estoy cambiando para la siguiente escena, ya la niña está ‘corre cámara, corre sonido, actores silencio… ¡acción!’. Esa niña trae la vis de actriz y no es algo inculcado ni sanguíneo. (…) Esa niña es vedette desde chiquita”, aseguró la orgullosa tía.

Luego de echarle flores a Luciana, Mayra recordó a su fallecida hermana, contando que ya aprendió a vivir con el dolor que le causa su ausencia.