Drama durante la pandemia: mujer buscó por 14 días el cuerpo de su difunto padre
El testimonio de esta mujer que no supo del paradero del cadáver de su padre durante dos semanas, se repite con más frecuencia de lo que se cree.
Rosa Torres no solo tuvo que afrontar la dolorosa pérdida de un ser querido como lo es un padre, sino también un conjunto de errores burocráticos que mantuvieron el cuerpo del señor Matías Torres Jiménez en paradero desconocido.
El pasado 21 de marzo, Torres Jiménez ingresó en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid presentando síntomas respiratorios graves, posiblemente relacionados al nuevo coronavirus.
Matías Torres Jiménez sufrió bronconeumonía bilateral, fallo multiorgánico y un dolor abdominal que, dos días después, resultaron en su muerte, sin siquiera haber sido trasladado a la unidad de cuidados intensivos.
DE LOS ANTECEDENTES
Un mes atrás, el señor de 75 años había estado hospitalizado a causa de una neumonía y, en vista de que era fumador, era posible que padeciera de EPOC, según aseguró su neumólogo a la familia en esa oportunidad.
Sin embargo, Matías presentaba dolor e inflamación en el abdomen desde hacía semanas que, según Rosa, técnica de laboratorio en la sanidad pública, podría deberse a una pancreatitis.
Y aunque el 20 de marzo su doctora le recetó un antibiótico en lugar de su internamiento para alejarlo lo más posible del COVID-19, al día siguiente, el dolor abdominal que sólo iba en aumento, les hizo tomar la decisión de llevarlo al hospital madrileño.
Hospital Gregorio Marañón. | Foto: Flickr
NO LO VOLVIÓ A VER
Rosa no volvió a ver a su padre con vida. Antes de su muerte, la familia obtuvo novedades a través de Atención al Paciente, quienes le indicaron que habían ingresado al enfermo en el Instituto Provincial de Rhabilitación de Francisco Silvela. "Estaba consciente y sin dolor" en ese momento, recordó Rosa, conversando con El Español.
Pero en pocas horas, la situación cambió drásticamente con la doctora diciéndole que su padre estaba en estado crítico y "con el oxígeno a tope".
El lunes 23 de marzo, recibieron una llamada del hospital indicándoles que sólo una persona podía ir a ver a Matías. Esa mañana, el señor ya estaba inconsciente y respiraba mediante una máquina. Horas después, falleció.
Pasillo de hospital. | Foto: Pixabay
SOLO EL COMIENZO
Después de su muerte, Rosa se acercó al hospital para recoger sus pertenencias y despedirse de él, y en la noche, se contactó con la compañía aseguradora que debía tramitar la búsqueda del cadáver y su entierro.
Rosa sabía que se presentarían demoras por el colapso del sistema funerario, aún así creyendo que la funeraria se iba a encargar de todo, como aseguraron. Pero pasaron los días y no obtuvo novedades.
Fue cuando ella llamó a la empresa que supo que estaban con demora. Días después, volvió a llamar, y pidieron a Rosa el certificado de defunción de su padre. Aquí todo se empezó a tornar engorroso.
Pasillo de hospital. | Foto: Pixabay
Pronto descubrió que el cadáver de Matías no se encontraba en el tanatorio de Móstoles, a donde la empresa funeraria debió haberlo trasladado. Por consiguiente, ella llamó a la funeraria municipal, en donde su padre tampoco se encontraba. Nadie conocía el paradero del señor.
Hasta con el Ministerio de Justicia y con el Palacio de Hielo Rosa se contactó y, por medio de un contacto de su hermana, se enteraron de que al señor Matías se lo llevó el ejército, lo que ocurre cuando un cadáver no es recogido por nadie, exactamente lo que se suponía debía evitarse con la llamada a la aseguradora después de su muerte.
Es decir, la funeraria no se había hecho cargo del cadáver, como se acordó. El 23 de marzo, Matías falleció y el 29, su cuerpo fue trasladado por el ejército a la morgue del Palacio de Hielo, de lo que nunca se enteró su familia.
Cementeriol. | Foto: Pixabay
LA DESPEDIDA FINAL
Fue después de que Rosa se contactó con el canal Telemadrid haciendo la historia pública que la funeraria la llamó para decirles que iban a buscar el cadáver de su padre en el Palacio de Hielo.
“Esta mañana llamo a Albia para preguntarles cuándo va a ser el entierro, qué día y a qué hora. Me dicen que no tienen constancia de ello. Acto seguido llamo al Cementerio Sur y me dicen que tiene fecha para el día 6 a la 1:30. Esta misma mañana me he enterado de que enterraban a mi padre a la una y media. Una descoordinación total, es surrealista”, contó la mujer.
Después de dos semanas de lucha, Rosa, Katy, Nuria y Mónica, hijas, esposa y nieta del señor Matías, le dieron la santa sepultura en el Cementerio Sur de Madrid. Para concluir, la hija del difunto aseguró que denunciaría y que pedirá una compensación económica por daños y perjuicios.