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El último mensaje de una monja que murió de COVID-19: 'Jesús, presiento mi última noche'

Karina Martín
07 may 2020
10:40

María Pilar Adámez, superiora del monasterio Santa María de la Cinta de Huelva, España, falleció a los 80 años de edad por coronavirus, luego de seis décadas de clausura.

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Muchas historias se han hecho virales en estos tiempos de emergencia sanitaria desatada por el coronavirus, pero la razón por la que el caso de la monja María Pilar Adámez se está haciendo tan conocido, es muy distinta a la del resto.

La monja oblata natural de Alange (Badajoz) falleció el pasado 28 de abril en un hospital de Huelva, ciudad donde vivía desde hace poco tiempo como superiora del monasterio Santa María de la Cinta.

Grupo de religiosas. │Foto: Pixabay

Grupo de religiosas. │Foto: Pixabay

Al igual que muchas personas, la madre general había sido ingresada en la institución médica debido a síntomas de coronavirus, enfermedad que le terminó quitando la vida a los 80 años de edad.

Sin embargo, lo que realmente ha llamado la atención de la historia de la monja, es que poco antes de morir había escrito un mensaje en el que no solo demostraba su profunda fe, sino que además revela el dolor que sintió justo antes de irse de este mundo.

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"Jesús. Presiento mi última noche. Gracias mi Dios por unirme tan profundamente al dolor puro de tu entrega en cruz", escribió, según reseña el medio ABC.

Un rosario sobre la biblia.│Foto: Pixabay

Un rosario sobre la biblia.│Foto: Pixabay

El texto dirigido a su congregación ha logrado tocar muchos corazones, lo que ha hecho que cada vez más personas muestren interés por su historia.

María Pilar Adámez llevaba nada más y nada menos que 60 años de clausura, y su dedicación la llevó a ser, hace ocho años, la madre general de la congregación de Oblatas de Cristo Sacerdote, un convento que fue fundado en Perú.

Velas encendidas en la oscuridad. | Foto: Peakpx

Velas encendidas en la oscuridad. | Foto: Peakpx

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“Mi tía era, al principio, la tía lejana que estaba en un convento metida, que no podías verla, pero cuando fui a Madrid a hablar con ella, descubrí que lo raro de esta sociedad, estar entre rejas sin salir y dedicada la mayor parte del tiempo a rezar, le hacía feliz”, comentó a su sobrina Concepción.

Los más cercanos a la religiosa aseguran que Pilar se fue tranquila, pues pudo recibir sus sacramentos y nunca abandonó su fe. Como el poder de la oración es tan importante para muchos, aquí se puede leer una plegaria para pedir por buena salud y protección, que tan necesaria es en estos momentos.

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