Enrique Rubio: la vida del hombre que crio a Paulina Rubio

Paulina y su padre siempre tuvieron una relación muy especial y cercana. Ella fue su niña consentida desde siempre, y perderlo en forma tan abrupta hace más nueve años resultó difícil de manejar.

Los padres de Paulina, Enrique Rubio y Susana Dosamantes, contrajeron matrimonio en 1969, y dos años después traería al mundo a la chica dorada. Sin embargo su unión no duró mucho, separándose en 1974, poco después del nacimiento de su hermano Enrique.

Su padre, Enrique Rubio González, nació en España en 1943. Era un destacado abogado, profesión que siguió su hijo, y siempre fue una gran presencia en la vida de Paulina.

“Yo con mi papá tengo una relación magnífica, y con los años se ha hecho mucho más bonita (…) Mi papá me consentía mucho y mi mamá también, y era un poco como que en ese momento había una competencia entre los dos para ver con quién quería estar yo más”, decía Paulina sobre la relación con su padre.

Aunque su infancia transcurrió al lado de su madre, quien tenía a su cargo la disciplina y el fuerte de la crianza, su padre se esforzaba en darle valores y hacerle saber lo importante que era la familia y cultivar el amor y la unión entre todos.

El padre de Paulina tuvo la fortuna de disfrutar en familia de las fiestas navideñas de 2010 y de conocer a Andrea Nicolás, su primer nieto y el primogénito de Paulina, que llegó al mundo en noviembre de ese año. Sería la última celebración compartida.

A su regreso de Miami en enero de 2011, presentó algunas molestias que ameritaron su hospitalización de emergencia, y le fue diagnosticado un infarto cerebral y paro cardíaco que provocó la paralización de una parte de su cuerpo.

Sin embargo, el cuadro se complicaría con una insuficiencia renal que ameritó el traslado a otro centro médico para hacerle una hemodiálisis, pero lamentablemente su organismo no logró recuperarse y sobrevino su muerte.

La inesperada partida de Enrique a los 67 años la mañana del 11 de enero fue muy impactante para todos debido a que nada presagiaba lo que venía, y siempre estará en el corazón de sus hijos por todo el amor que les dio.