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Chiste del día: Una mujer va a la iglesia y se queja con el cura de sus loras maleducadas

Guadalupe Campos
13 jul 2020
21:20

Como todos los días, te acercamos un chiste para amenizar la jornada. ¡Y para que se lo cuentes a tus amigos!

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En esta ocasión, veremos lo que ocurrió con unos pájaros muy ocurrentes, y con sus dueños que intentaron enseñarles un poco de recato.

Una feligresa pidió reunirse con su confesor. Tras la confesión, el cura observó que la mujer parecía reticente.

Interior de una iglesia. | Foto: Freepik/wirestock

Interior de una iglesia. | Foto: Freepik/wirestock

—¿Hay algo más que quiera decirme? —la animó el párroco.

—No sé si molestarlo con esto, padre. Es una tontería realmente.

—Por favor, cuénteme. Si le quita la paz, hermana, alguna importancia ha de tener.

Sacerdote. | Foto: Pixabay

Sacerdote. | Foto: Pixabay

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—Verá, es que tengo dos loritas de mascotas. Las compré porque me siento un poco sola a veces, ¿vio? Pero tengo un problema: lo único que dicen es 'Somos loritas de vida alegre y queremos gozar'. La verdad me da un poco de vergüenza, no me gusta que digan esas cosas cuando vienen amigas, ¡o peor, mis nietas!

El cura sonrió, y con gesto paternal le dijo:

—Nada de que preocuparse. Hagamos algo, tráigalas y déjelas por unos días en casa. Tengo dos loros muy bien educados, que se dedican a recitar oraciones y citas de la Biblia. Ya verá cómo les enseñan muy buenas cosas que decir.

Loros. | Foto: Pixabay

Loros. | Foto: Pixabay

Aliviada, la señora permaneció un rato más en la parroquia rezando y se marchó. Al día siguiente, llegó con la jaula y las dos aves.

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—¡Somos loritas de vida alegre y queremos gozar! —insistían desde adentro de la jaula, para martirio de su dueña.

El cura sonrió y recibió la jaula.

Loros. | Foto: Pixabay

Loros. | Foto: Pixabay

—Déjele el trabajo a mis loros, y vaya con Dios.

Fue a soltarlas en la jaula donde sus loros rezaban el Rosario, y se dio la vuelta.

—¡Somos loritas de vida alegre y queremos gozar! —insistían las aves de la feligresa.

Loros. | Foto: Pixabay

Loros. | Foto: Pixabay

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—¡Ya, Cachito, puedes dejar de rezar! —escuchó el cura a uno de sus loros—. ¡Nuestras plegarias han sido escuchadas!

Si quieres reírte más, también puedes averiguar lo que ocurrió con dos niños que se toparon con un hoyo profundo en medio del bosque. Quisieron saber qué tan profundo era, y echaron algunos objetos dentro.

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