El entrenamiento especial antisecuestro al que Meghan y Kate se sometieron antes de unirse a la familia real
Ser parte de una familia real puede parecer, al ojo poco entrenado, una sucesión de lujos y banquetes. Sin embargo, la nueva biografía de Harry y Meghan revela que Markle y Kate Middleton tuvieron que someterse a duros entrenamientos. Entre ellos, uno para manejar una posible situación de secuestro.
Omid Scobie y Carolyn Durand son los autores de la nueva y muy anticipada biografía de los duques de Sussex, Meghan y Harry, Finding Freedom. En este libro, narran muchos detalles de la vida de la pareja y su relación con el resto de la familia real británica.
Uno de los episodios más sorprendentes que narran es la educación que Meghan tuvo que atravesar para poder formar parte de la familia real. Parte de este entrenamiento tenía que ver con cuestiones frívolas como la manera correcta de bajarse de un coche vistiendo una pollera tubo.
También recibió instrucciones sobre protocolo, para aprender a desempeñarse en el complejo mundo de jerarquías. Le explicaron todo lo que necesitaba saber para desentrañar cuándo y cómo corresponde, por ejemplo, saludar con una reverencia.
Incluso sus amistades fueron instruidas por Jason Knauf, el exsecretario de comunicaciones del palacio de Kensington, sobre qué hacer y qué no en redes sociales. Buena parte de estos consejos estuvieron orientados a no delatar el paradero de Meghan para ojos indiscretos o malintencionados.
En noviembre de 2017, tras su compromiso con el príncipe Harry, Meghan recibió también un entrenamiento de dos días a cargo del SAS (Servicio Aéreo Especial) para prepararla ante una posible situación de secuestro o toma de rehenes.
Se trataba, según Hello!, del mismo entrenamiento que había recibido Kate Middleton en 2011 tras su boda, y que todos los miembros de la realeza salvo la reina hicieron en algún momento de sus vidas. Pero en el caso de Meghan, hubo más prisas: según revela el libro, ella y el príncipe Harry recibieron "un número inusualmente alto de amenazas".
El SAS es una división especial del ejército británico. Se dedica sobre todo a roles tales como tareas de reconocimiento encubierto, labores antiterroristas y rescate de rehenes.
"El entrenamiento", según cuenta el libro, "es una preparación para todas las situaciones de alto riesgo posibles, incluyendo secuestros, toma de rehenes y ataques terroristas".
Como parte de este curso, Meghan fue retenida y llevada en la parte de atrás de un coche por un "terrorista", y llevada a un lugar donde debía ser rescatada por los servicios especiales. Incluso se dispararon cartuchos de fogueo, para dar más realismo.
Entre los consejos que recibió la entonces futura duquesa de Sussex estaba el de cómo relacionarse con el enemigo durante una situación de esta índole. Pero no todo fue un entrenamiento para la pasividad: también aprendió cómo manejar un coche en fuga.
Todas las precauciones son pocas para alguien con el nivel de exposición de la realeza. No cabe duda de que Meghan y Kate desean que ese entrenamiento se convierta en una anécdota simpática, y que no necesiten utilizarlo jamás. Pero ante cualquier eventualidad digna de James Bond, estas duquesas están más que preparadas.