Joaquín Prat comenta el conflicto entre Jorge Javier Vázquez y Teresa Campos: "Tocaba firmar el armisticio"
Joaquín Prat expresó en 'El programa de Ana Rosa' su opinión sobre el gran conflicto entre María Teresa Campos y Jorge Javier Vázquez.
Días atrás, Prat ya había dado su lectura de la situación ríspida que se vivió en el plató de 'Sábado Deluxe'. La visita de María Teresa Campos al programa fue incómoda y terminó con palabras muy duras.
"La verdad es que no respondió a la mayor parte de asuntos de actualidad que tienen que ver con ella y con su familia", remarcó Prat. También subrayó que María Teresa "amenazó varias veces con marcharse del plató".
También resaltaba por entonces que Jorge Javier tuvo que poner todo su arte para que María Teresa no se fuera.
"El bueno de Jorge se las vio y se las deseó para evitar que María Teresa se marchase", comentó.
Pasados algunos días desde aquel episodio, el conflicto tuvo tiempo para escalar y desescalar. En un primer momento, Jorge Javier se ofendió al punto de quitarle el saludo a toda la familia Campos.
La reacción a esto, de parte de María Teresa Campos, fue acusarlo de quitarle la poca salud que le quedaba con el conflicto. Manifestó también que se sentía muy dolida.
Por su parte, Joaquín Prat manifestó que ya era hora de enterrar el conflicto.
"La semana pasada guerra total y yo intuía que esta semana tocaba 'vamos a firmar el armisticio'", comentaba en el plató de 'El programa de Ana Rosa'.
Alessandro Lequio le restó calor al incendio: "Insisto en lo que llevo diciendo, esta discusión es una pelea entre amigos", manifestó. "Se soluciona con un abrazo", dijo, y aseguró que "ninguno de los dos tiene que pedir perdón".
Ahora Jorge Javier ha intentado poner paños fríos sobre el asunto. Ofreció una explicación sobre las más ofensivas de sus declaraciones, y se mostró confiado en una reconciliación.
Después de todo, la suya es una amistad de muchos años. Para todos quienes los conocen, como se dejó entrever en la discusión de ‘El programa de Ana Rosa’, resulta difícil pensar que unas pocas palabras, por desafortunadas que sean, puedan romperla para siempre.