Los Rivera, los Jurado y los Dúrcal: historias de las herencias malditas de los clanes famosos
Los Rivera, los Jurado y los Dúrcal, son tres de las familias más reconocidas en el mundo artístico español que han visto afectadas sus convivencias tras la distribución de los bienes dejados en las herencias.
Algunos de ellos han resuelto sus conflictos y limado asperezas, mientras que otros, continúan enfrentados y defendiendo lo que consideran justo.
LOS RIVERA
La muerte de Francisco Rivera, mejor conocido como Paquirri, dejó una guerra entre los integrantes de su clan, que se mantiene vigente.
Kiko Rivera y sus hermanos, Francisco y Cayetano Rivera Ordóñez, se convirtieron en los herederos de sangre. Mientras que Isabel Pantoja pasó a ser la viuda.
Francisco y Cayetano han acusado a Isabel de no querer entregarles ciertos objetos de su padre que le corresponden como herederos y que tienen un inmenso valor sentimental para ellos.
En medio de toda la disputa, Kiko Rivera siempre se mantuvo al lado de su madre, pero ahora ha cambiado de parecer y tiene algo que reprocharle a la cantante. El DJ ha declarado que no se ha respetado la última voluntad de su padre en el testamento.
Ramón Calderón, abogado que defendió los intereses de Kiko y mejor amigo de Paquirri, expresó que no entiende el cometario de Rivera.
Calderón asegura que la repartición de los bienes fue absolutamente justa y que cada hijo recibió lo que le correspondía. Mientras que con la viuda se hizo una capitalización de su tercio.
Kiko señaló que cuando tenía 18 años fue con su madre a firmar un documento en una notaria, y que en ese momento él era un chico y hacía lo que ella le indicaba.
Actualmente, Pantoja es dueña del 50 % de la finca 'Cantora’ y Rivera asegura que él nunca cedió su parte de manera consciente.
Estas declaraciones contrastan con los argumentos del notario Emilio Esteban-Hanza, quien fue el encargado de certificar el documento, que madre e hijo firmaron, referente a la propiedad de 'Cantora'.
“Que no quepa ninguna duda de que cuando se firma un documento público, una escritura pública, a las partes se les lee el documento y se asegura que conozcan la información y los efectos eventuales de lo que están rubricando”, expresó.
LOS JURADO
Rocío Jurado, quien era el nexo de unión de toda su familia, murió a causa de un cáncer de páncreas en 2006.
Los Jurado ya tenían diferencias entre sí, pero al momento de la repartición de los bienes de la artista, los problemas incrementaron.
Siete millones de euros fueron los que generaron la división definitiva de la familia en dos grupos: Rocío Carrasco contra el resto.
La cantante intentó beneficiar a todos sus seres queridos de la manera más justa. A su hija Rocío le dejó varias propiedades, sus bienes musicales y pertenencias personales.
Así como también, la tercera parte de la casa ‘La Moraleja’, que debía ser vendida y repartir el patrimonio entre Rocío y los otros hijos de la cantante, Gloria Camila y José Fernando.
Por su parte, sus hermanos Amador y Gloria Mohedano, heredaron la finca de los ‘Naranjos’, una casa y una nave industrial.
Sin embargo, Rocío Carrasco comprobó que tanto ella, como sus hermanos, no estaban recibiendo lo que realmente les correspondía, por lo que inició un reclamo.
El resultado final es que Carrasco se distanció de su familia y prefiere vivir lo más alejada posible de ellos.
LOS DÚRCAL
Rocío Dúrcal murió en marzo de 2006 y dejó una herencia que fue valorada inicialmente en dos millones de euros, además de joyas y propiedades que recibirían sus hijos Carmen, Antonio y Shaila.
Lo que la reconocida artista nunca imaginó fue que Carmen y Antonio demandarían a su padre, el cantante Junior, por desacuerdos relacionados con el patrimonio de Rocío.
El problema se originó cuando Antonio descubrió que existían propiedades y cuentas en el extranjero, que no fueron incluidas en el testamento, y que elevarían el valor de la herencia a cuatro millones de euros.
Padre e hijos se enfrentaron en una disputa legal frente a los juzgados en 2009. Shaila, quien vivía en México, intentaba mediar y mantenerse al margen del conflicto.
La disputa duró tres años, pero finalmente lograron llegar a un acuerdo extrajudicial. Desde ese momento, la relación mejoró y cuando Junior falleció, ya no existían diferencias ente ellos.