Dos hechos dolorosos que cambiaron la vida de Raquel del Rosario

La artista de 38 años se ha ganado el corazón de su público, quienes la han acogido ante la confesión que realizó en sus redes sociales.

Raquel del Rosario, vocalista de la banda 'El sueño de Morfeo', se ha mostrado siempre como una mujer tranquila, amante de la naturaleza y dedicada a sus proyectos personales.

En la actualidad, está viviendo un tiempo lleno de emociones y transformaciones constantes. Por eso, ha decidido compartir con sus más de 197.000 seguidores un par de acontecimientos que cambiaron su vida.

A través de sus historias de Instagram, la cantante se sinceró sobre su separación de Fernando Alonso y las dos cirugías de cuello uterino que le realizaron.

En una sección de preguntas y respuestas, uno de sus fanáticos quiso saber si Raquel siempre ha tenido la espiritualidad integrada en su vida.

Ella aclaró que nació en una familia católica que le inculcó muchos de los valores que hoy tiene, pese a que no profesa ninguna religión.

Sin embargo, explicó que comenzó a mirar en su interior después de su primera separación y de enfermarse, un par de acontecimientos que describió como "grandes maestros".

En 2009 y 2019, Raquel fue sometida a dos procedimientos quirúrgicos para retirar tejido precanceroso del cuello uterino. Esos fueron los primeros acontecimientos que la condujeron a la espiritualidad.

El otro fue la separación de su esposo Fernando Alonso en 2011, tras cinco años de matrimonio. Desde entonces, la pareja conserva una relación amistosa. Incluso, suelen dedicarse mensajes en sus redes elogiando sus logros personales y profesionales.

La crianza de su hijo autista, Leo, ha sido otro de sus grandes desafíos. Ella lucha diariamente para visibilizar esta condición en la sociedad.

En la actualidad, ella vive en Los Ángeles. Su casa está ubicada en la naturaleza, lo que ha mitigado el impacto de la pandemia sobre su vida. Allí suele disfrutar de las sorpresas y la creatividad de su Leo.

Sin embargo, aún no ha podido volar a España para ver a sus seres queridos, a quienes ya extraña. Ella aún no puede viajar por las medidas de bioseguridad impuestas por las aerolíneas, que son casi imposibles de cumplir para alguien que viaja con un niño con autismo.