La historia del diamante azul más caro del mundo y su relación con la realeza española
Al parecer la piedra preciosa reposa en Catar, luego de que el joyero inglés Laurence Graff la vendiera en 2011.
El emir de Catar, Hamad bin Jalifa, es el perfecto ejemplo de que los diamantes no solamente son los mejores amigos de las mujeres, pues él pagó 67.4 millones de euros por el Wittelsbach, un impresionante diamante azul de 35 quilates.
La pieza extraída de la India ha causado revuelo y asombro entre conocedores de la materia. Además de resaltar por su gran tamaño y resplandor, su origen se remonta al siglo XVII, cuando el rey Felipe IV se lo regaló a su hija, la infanta Margarita Teresa.
UN REGALO DE COMPROMISO
En 1664, el Rey español le entregó a su hija de 13 años el diamante azulado incrustado en un broche de la Orden del Toisón de Oro, para celebrar su compromiso con Leopoldo I de Austria.
Más de 58 años más tarde pasó a manos de los nobles bávaros, Wittelsbach, quienes lo convirtieron en parte de sus joyas reales. Pero con el paso del tiempo y la llegada de la Primera Guerra Mundial, se le perdió la pista a la piedra, hasta que apareció en 1958, en Bruselas.
Diamante azul. │Foto: Freepik
DESDE ESPAÑA HASTA LONDRES
Tras años sin rastro, el diamante volvió a captar la atención de todos entrado el nuevo milenio, cuando en 2008 fue parte de una subasta organizada en Londres por Christie's, por un precio inicial de 15 millones de dólares.
Pero más allá de la sorpresa que causó el regreso la gema sacada de la misma mina de donde salió el diamante Esperanza, de 45 quilates, muchos se quedaron boquiabiertos por la cuantiosa suma por la cual fue vendida al joyero, Laurence Graff.
CADA VEZ MÁS COSTOSA
El magnate inglés compró la piedra azulada vía telefónica por la escandalosa suma de 24.3 millones de dólares, más de nueve millones por encima del valor inicial.
El fundador de Graff Diamonds, sabía muy bien lo que iba a hacer con la joya, y retando el juicio de sus colegas, decidió renovarla puliéndola para aumentar la claridad. Y aunque tras el procedimiento el peso bajó de 35,52 a 31 quilates, el diamante quedó tan claro, que lo pudo vender por muchísimo más dinero.
Maleta llena de dinero. │Foto: Freepik
SU MEJOR MOMENTO
Henri Barguirdjian, presidente de la prestigiosa joyería, admitió hace algunos años en una entrevista con New York Times que la adquisición y renovación del diamante fue el punto más excitante en la carrera de su jefe.
"Cuando compró el diamante, lo llamó el pináculo de su carrera", comentó Barguirdjian sobre Graff, quien supo muy bien cómo sacarle provecho a la piedra que pocas personas han podido tener entre sus manos.
¡MÁS DEL DOBLE!
El astuto joyero no solo recuperó su inversión, ¡sino que la triplicó! En 2011, luego de haberle cambiado el nombre a Wittelsbach-Graff, el empresario vendió su tesoro por 67.4 millones de euros al catarí Hamad bin Jalifa.
No es de extrañar que hoy el hombre de 82 años de edad sea uno de los británicos más ricos del mundo y que la reina Elizabeth II le haya concedido el honor de nombrarlo oficial de la Excelentísima Orden del Imperio Británico.