Fue adoptada y cuando buscó a sus padres biológicos, descubrió que es una princesa africana
Se dice que la vida real puede superar a la más absurda fantasía, y ese es el caso de esta hermosa princesa, heredera de un reino en ruinas.
Son muchas las personas que al descubrir que son adoptadas sienten en algún momento la necesidad imperiosa de conocer sus orígenes y su familia biológica, independientemente de cuán felices hayan sido junto a sus familias adoptivas.
Ese es el caso de Sarah Culberson, quien nunca dudó que había sido adoptada. Nació en Morgantown, West Virginia, en 1978. Sus padres biológicos decidieron darla en adopción debido a su difícil situación económica.
Culberson fue adoptada por una familia blanca de Virginia Occidental que supo criarla en un ambiente lleno de amor. Esto le permitió crecer con valores y una autoestima saludable.
UNA ARTISTA
Muy pronto Sarah descubrió su vocación como actriz y bailarina. De pequeña sintió verdadera pasión por el teatro y pudo obtener una beca en la Universidad de West Virginia en actuación.
Con su título en mano, entró con paso firme en la comunidad de actores de Los Ángeles, logrando actuar y bailar en diversos escenarios.
SU BÚSQUEDA
A los 28 años, Sarah sintió que era el momento de encontrar sus raíces. Supo que su padre biológico era africano y que su madre, una mujer blanca originaria estadounidense, había fallecido muchos años atrás cuando ella tenía apenas 11 años.
Con el nombre de su padre biológico, Joseph Konia, Culberson comenzó a buscarlo en Sierra Leona, de donde era originario. Pronto recibió una llamada que cambiaría totalmente su mundo.
Un hermano de su padre biológico se comunicó con ella para decirle que Joseph aún vivía y que ella estaba relacionada con la realeza africana.
Sarah es descendiente de la tribu Mende, en Bumpe, y se le considera una Mahaloi, es decir, la nieta de un jefe supremo. Esto la hacía una princesa.
La noticia fue totalmente impactante para esta joven artista estadounidense. En 2014 tuvo la oportunidad de conocer el pueblo de Sierra Leona y descubrir la magnitud de la responsabilidad que tenía adelante.
“Fue abrumador. La realidad no era solo: ‘Vengo a conocer a mi familia y todo es perfecto'. Fue una verificación de la realidad. Esto es lo que la gente ha estado viviendo”, explicó Culberson, según recoge Upsocl.
LA PRINCESA
A partir de ese momento, Sarah emprendió el camino que estaba trazado para ella desde su nacimiento. En 2006 creó la Fundación Sierra Leone Rising junto a su hermano Hindo Kposowa.
En esa organización, ella y muchas otras personas trabajan para apoyar la educación, la salud pública y el empoderamiento femenino en Sierra Leona. De a poco se ha ganado el respeto de su pueblo, que ve en ella una persona interesada en darles una mejor vida.
“Ser princesa es responsabilidad. Eso es lo que esto me ha enseñado. Ese es uno de los mayores regalos del mundo”, dice Sarah en su página personal.