Pau Donés: la herencia que dejó el músico tras su muerte
Una de las propiedades más relevantes de Donés la heredó su hija Sara: una casa en Valle de Arán, considerada como la más espectacular de todos los Pirineos.
El 9 de junio del 2020 el mundo tuvo que despedirse de Pau Donés, quien, con la intención de no dejar cabos sueltos, dejó sus asuntos legales en orden.
TOMÓ DECISIONES IMPORTANTES
Antes de partir Pau se encargó de ordenar sus bienes, asignando su millonario patrimonio a las personas más relevantes en su vida. Su hija, Sara y su hermano, Marc, figuran como los principales herederos del músico.
Donés pasó el último año de su vida en Santa Mónica, California, dedicado a la música, pero cuando regresó a España puso en venta su impresionante propiedad ubicada en el Valle de Arán.
LA CASA DEL ÁRBOL
Sara heredará los 2.3 millones que pagará el comprador de la vivienda que el músico compró en el año 2000, y que con el paso de los años fue remodelando hasta convertirla en una propiedad de lujo.
Con vista a la montaña, un jardín de 6.000 metros cuadrados, una casa del árbol hecha a mano y otras espectaculares comodidades, la casa es considerada como la más espectacular de todos los Pirineos.
EL LEGADO MUSICAL
Sara también es la heredera de un impresionante legado musical por el cual su padre será recordado para siempre. Pero el compositor de "La Flaca" no solo se encargó de su hija, también dejó responsabilidades en su hermano, Marc.
A finales de los años 90, Pau fundó Tronco Records, una discográfica en la cual él era el administrador y único accionista. Sin embargo, meses antes de fallecer incluyó a su hermano como socio y principal custodio de los intereses de los herederos.
SUPO INVERTIR SU DINERO
No fue casualidad que Donés tuviese un patrimonio tan saneado y abundante. Antes de dedicarse a la música estudió economía y tenía una empresa de publicidad con Marc. Esta experiencia le permitió invertir su dinero de manera inteligente.
Además de la disquera y de la casa en Valle de Arán, el vocalista de Jarabe de Palo también tenía una casa en el pueblo de su padre y otra en el Paseo de Gracia de Barcelona.
Pero a pesar de todos los bienes que Pau dejó, no cabe duda que lo más valioso que le brindó al mundo fue su talento y su maravillosa manera de ver la vida.