Mamá y sus dos hijos deciden adoptar a niña con síndrome de Down abandonada en un asilo
Desde el primer encuentro, la progenitora de Florencia y Ana Paula supo que la niña con un cromosoma extra formaría parte de su vida.
Una madre y sus dos hijos decidieron adoptar a una niña con síndrome de Down que fue abandonada en un hogar para ancianos.
Florencia conoció a Sandra durante una jornada laboral en el asilo en Bariloche donde trabaja en el área administrativa. Una sola mirada bastó para que quisiera estar al lado de la pequeña que sumaba de 9 años de edad en esos tiempos.
CORRÍA POR LOS PASILLOS
Florencia contó que vio por primera vez a Sandrita corriendo por los pasillos del hospicio. Resulta que le habían solicitado la presencia de las cuidadoras y pensando que se trataba de algún problema con una de las abuelitas, acudió al llamado.
“En cuanto me vio, me abrazó y me dijo ‘mamá”, contó la madre que ahora también asumió la responsabilidad de la crianza de la niña abandonada.
En aquel momento la dama se preguntó qué hacía Sandra en el hogar para adultos mayores con discapacidades y decidió contarles a sus hijos sobre ella.
QUISIERON CONOCERLA
Tomás y Ana Paula, que tenían 10 y 5 años en aquel momento, le dijeron a su mamá que querían conocerla y poco después se convirtieron en una familia.
A Sandra la pasaron buscando por su escuela y la llevaron a pasear. Desde ese momento nunca más se separaron. Compartir con ella era cotidiano y se encariñaron completamente.
En vista de la buena relación que tenían, los representantes del juzgado de familia a cargo del caso aprobaron a Florencia como figura de apoyo para Sandrita. Además, le preguntaron si deseaba adoptarla.
SIN EL AMOR DE UNA FAMILIA
La mayor parte de la vida de Sandra, la había pasado sin el amor de una familia y sin tener contacto con otros niños. Durante mucho tiempo estuvo rodeada de personas mayores, hasta el día en que conoció a Florencia.
“Estuvo allí desde los dos hasta que nos conocimos. Con Ana Paula y Tomás queríamos darle una vida nueva. No sabía lo que era un cumpleaños, una Navidad, mucho menos qué era irse de vacaciones o incluso cómo comer un helado”, comentó la madre adoptiva.
Tras obtener la custodia, la ahora mamá de tres llevó a la niña al médico para que le hicieran un chequeo general y conocer sobre la salud de su nueva hija.
“En su expediente decía que era una nena que había nacido con síndrome de Down. En realidad, ella tenía muchas complicaciones de salud. A veces los recursos quedan cortos, todo es paliativo pero lo que queremos es que tenga una buena calidad de vida”, precisó.
Sandra nació con síndrome de Down, tiene una cardiopatía severa, insuficiencia respiratoria, retraso mental severo y epilepsia, entre otras patologías.
En el presente, a pesar del temor que sintió por dejar el asilo y partir a su nuevo hogar, Sandra aprendió a vivir con sus hermanos y poco a poco comenzó a amarlos. Ahora, con 13 años, conoce la importancia de una familia y lo que se siente ser atendida por personas que la quieren.