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Historia del día: mujer está feliz por la distancia social y ya no quiere volver a abrazar gente

Karina Martín
19 abr 2021
12:40

A pesar de que para la mayoría la distancia social ha sido un problema durante la pandemia, no todos lo sienten igual. De hecho, hay quienes la agradecen.

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Desde que se desató la emergencia sanitaria, han sido muchos los amigos y familias que han tenido que dejar de verse.

Para muchos, esto ha sido un duro problema. De hecho, hoy en día conmueven las historias de abrazos que se dan los seres queridos cuando por fin logran volver a verse tras pasar mucho tiempo alejados.

Abrazo entre amigas. │ Foto: Pixabay

Abrazo entre amigas. │ Foto: Pixabay

Sin embargo, para Elena Torres la distancia social no ha representado problema alguno. Según explicó en un blog personal, el contacto físico nunca fue algo con lo que se sintiera realmente cómoda. Incluso, durante su infancia evitaba los abrazos y otros tipos de manifestaciones de afecto con otros niños.

Para Elena, el concepto del contacto casual en el que es común darse un apretón de manos le resulta bastante extraño, y el estar rodeada de muchas personas le puede llegar a producir ansiedad.

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Sin embargo, desde que empezó la pandemia y la distancia social se volvió obligatoria para evitar los contagios del virus, la mujer se empezó a sentir mucho más cómoda.

Distancia entre mujeres. │ Foto: Pixabay

Distancia entre mujeres. │ Foto: Pixabay

“Por fin no me siento obligada a responder a los contactos sociales comunes cuando las personas saludan o se despiden".

Elena explicó que el hecho de poder encontrarse con personas conocidas en la calle y mantener la distancia sin que esto suponga una tensión, es una de las mejores cosas que le ha podido ocurrir.

A su juicio, este distanciamiento debería permanecer a pesar de que se acabe la pandemia. Espera que las personas dejen de asumir que está bien tener contacto físico con otros, incluso desconocidos, solo porque es lo que se acostumbra culturalmente.

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“Cuando conoces a otra persona no está bien tocarla a menos que esa persona dé su consentimiento, y en caso de que no lo haga, no debería ser criticada ni juzgada por ello".

Elena quiso aclarar que no es una persona amargada ni antisocial. Pero para ella, el contacto físico nunca se sintió como algo natural, y es precisamente por eso que hoy se siente aliviada y hasta agradecida de que se haya puesto en pausa las muestras de afecto entre conocidos.

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