Historia del día: Niña rica humilla a consultoras del salón nupcial, pero obtiene su merecido
Una jovencita arrogante recibió una lección de vida cuando salió a comprar un vestido de novia con la tarjeta dorada de su rico prometido.
Para algunas personas, el dinero lo es todo. Si tienes dinero, mereces respeto, admiración y todo lo mejor: cuanto más caro, mejor. Una joven hermosa creía que lo tenía todo.
Pareja joven en una tienda. │Foto: Facebook / Amomama
CON LA CABEZA EN LAS NUBES
Ella había "conseguido" ella misma una rica desarrolladora que prodigaba lujo y regalos en ella y lo había coronado todo con un anillo de diamantes de cuatro quilates brillante. Victoria no dudó en decir que sí a su propuesta.
Finalmente, la buena vida estaba a su alcance, y estaba a punto de convertirse en una de las pocas afortunadas que festejaba en Miami, esquiaba en Vail y compraba ropa en París y Nueva York.
QUERÍA SER LA PRIORIDAD
Tres días después de la propuesta, Victoria convenció a su novio Darrel para que la llevara a la tienda de novias más exclusiva de la ciudad a buscar su vestido de novia. Pero cuando entraron en la tienda, sonó el teléfono de Darrel.
Victoria apretó los dientes porque ella quería ser lo más importante en la vida de su prometido. Sin embargo, al menos hasta que el anillo de bodas no estuviera en su dedo, Victoria estaba dispuesta a responder a todo con sonrisas.
SE MARCHÓ
"Cariño, tengo que irme. Mi socio en el desarrollo de High Valley necesita hablar conmigo", dijo Darrel, dirigiéndose a la puerta.
Victoria hizo un bonito puchero recordándole que le había prometido estar con ella. Darrel frunció el ceño y buscó en su billetera y le dijo: "Aquí está mi tarjeta dorada, consigue lo que quieras, ¡todo lo que quieras!".
Tarjeta de crédito dorada. │Foto: Pixabay
CONTENTA CON EL GESTO
"Nene, me mimas ¡Solo quiero ser hermosa para ti!", dijo Victoria a su novio y este le plantó un beso apresurado en sus exuberantes labios y salió de la tienda. Finalmente, Victoria pudo concentrar toda su atención en lo que realmente importaba: ella misma.
Se volvió hacia la elegante anfitriona y chasqueó los dedos. "¡Muéstrame lo mejor, solo lo mejor! Y mientras estás en eso, tráeme un café".
EN SU APOGEO
La anfitriona sonrió y le dijo: "Señora, en nuestra tienda asignamos consultores individuales a nuestros clientes, y todos ellos son estilistas calificados, expertos en las últimas tendencias".
Victoria se sintió en su jugo y le recordó a la vendedora con tono déspota que quería ver lo más exclusivo y una taza de café caliente.
VAYA SORPRESA
La otra mujer sonrió rígidamente y llevó a Victoria a una sala de exposiciones privada, donde esperaba un joven delgado y apuesto. El hombre se acercó y saludó a la joven cortésmente.
"No puedo creerlo", gritó Victoria para luego agregar sorprendida: "¿Benjamín? ¿Eres tú?".
Joven sosteniendo una taza de café. | Foto: Facebook/ AmoMama
NO FUE CORDIAL
El joven vendedor reconoció a Victoria y le dijo que se veía genial, pero esta no respondió de la misma manera. Con tono de burla le dijo que se veía igual que siempre y trató de indagar un poco más en su vida.
Benjamin le explicó que dejó sus estudios universitarios en diseño para hacerse cargo de su familia. Pues su padre sufrió un derrame cerebral y su mamá precisaba su ayuda.
FUERON PAREJA
"Y ahora estás aquí, sirviéndome. A mi, tu antigua novia", dijo Victoria con tono despectivo. Sin embargo, Benjamín la felicitó por su prometido. Ella, con poco tacto le recordó sobre el café que había pedido minutos antes.
Benjamin regresó rápidamente con una taza de café que Victoria declaró que estaba demasiado fría, y comenzó a mostrar su vestido después de un vestido brillante de algunos de los nombres más importantes de la moda.
Joven sosteniendo un vestido. | Foto: Facebook/ AmoMama
NINGUNO LE GUSTÓ
Ninguno de los innumerables vestidos que se probó le gustaba. Algunos eran demasiado sencillos, otros demasiado elaborados, otros la hacían parecer "demasiado hinchada".
El pobre Benjamín estaba harapiento entre guardar los vestidos desechados y traer vestidos nuevos para que ella los probara.
QUERÍA ALGO MEJOR
"¿No tienes nada mejor?", preguntó Victoria, dando vueltas frente al espejo en una exquisita creación de Carolina Herrera que le quedaba como un guante y favorecía su tez pálida.
"¿Mejor?", preguntó Benjamín horrorizado. "¿Mejor que eso?", repitió el joven. A lo que ella respondió: "Esto es aburrido, demasiado discreto. Quiero el vestido más caro de la tienda. Quiero que todos sepan que solo merezco lo mejor".
UNA LECCIÓN PARA EL RECUERDO
"Lo mejor no siempre es lo más caro", señaló Benjamin. "El dinero no es lo más importante", agregó el joven totalmente convencido.
"Por supuesto que lo es", exclamó Victoria con desdén, "¡Sólo lo dices porque no tienes ninguno y nunca lo tendrás!", remató la novia.
Joven vendedor rechazando una propuesta. │Foto: Facebook / Amomama
EL DINERO NO ES LO MÁS IMPORTANTE
"Probablemente no", respondió Benjamin, "pero tendré mi dignidad y respeto por mí mismo".
Victoria pidió que se le cobrara el vestido, pero cuando trató de pagar con la tarjeta dorada de su prometido la cajera le dijo que la tarjeta había sido cancelada por él mismo.
De repente, el compromiso se canceló porque el novio tuvo que huir a Bruselas porque su socio lo estafó. Ella no tenía ni para pagar el café.
Pero a pesar de todo, Benjamín se acercó a ella y pagó cordialmente. El gesto la conmovió y lo invitó a tomar algo, pero él diligentemente rechazó la oferta.
Dos años más tarde, Benjamín se convirtió en el dueño de una prestigiosa tienda de vestidos de novias, mientras que ella terminó trabajando detrás de un mostrador, vendiendo maquillaje. Haz clic aquí para leer otra interesante historia de novias en apuros.