Un hombre deja a su madre sin hogar, pero ella encuentra una familia mejor - Historia del día
Cuando Rita Patterson tenía 65 años, su mundo se vino abajo. Su amado esposo David, falleció de repente, víctima de un infarto a la edad de 72 años.
Rita quedó devastada por haber perdido al que había sido su compañero durante 47 años. Inmediatamente llamó a su único hijo, David Jr., quien vivía en Canadá con su esposa y tres hijos.
Ataúd con flores encima en un entierro. │Foto: Pexels
El joven le prometió a su madre que estaría allí en unas horas para ayudarla a superar la terrible experiencia. Rita estaba sentada sola en su enorme casa, pensando en su vida sin su esposo.
Su hijo y sus nietos estaban tan lejos, que solo los veía dos veces al año. La anciana no podía más que enterrar el rostro entre sus manos y llorar. Sin embargo, confiaba en que su hijo sabría qué hacer.
En cuestión de horas, David Jr. llegó a calmarla. El joven organizó el funeral y se quedó junto a su madre, sosteniendo con amor su mano mientras enterraban a su padre. Esa noche, David sentó a Rita para conversar.
"Mamá, sé que puede ser demasiado pronto, pero tenemos que hablar sobre tu futuro", dijo David Jr.
Abuela con la mirada perdida en la calle. │Foto: Pexels
"¿Has pensado en vender la casa? ¿Quizás mudarte a una aldea de jubilados?", preguntó el hijo mientras la madre rompía en llanto.
"No, David", gritó Rita, "¡Nunca! ¡Solo tengo 65 años, no quiero estar en un lugar como ese!", exclamó.
El joven respondió: "Bueno, ¿qué tal si te mudas con Gail y conmigo? ¿Tenemos una casa enorme y puedes estar ahí para los niños?".
Rita estaba encantada con la idea y dijo: "¡Me encantaría! Y no debes temer que sea una carga. Tu padre y yo hemos ahorrado bastante".
Mujer mayor sonriendo a una mujer más joven | Foto: Pexels
David sonrió y besó tiernamente la mano de su madre. "Tenemos que encargarnos de todo mamá. Mañana pondré la casa en el mercado y tenemos que transferir el dinero a mi banco en Canadá".
"Sí, David, cualquier cosa que decidas está bien para mí". Así que Rita fue con David al banco y transfirió sus ahorros a Canadá, y colocaron su bonita casa con un agente inmobiliario local.
David sugirió mudarse a un hotel mientras la mujer mostraba la casa. Rita estuvo de acuerdo y, a los pocos días, la inmobiliaria les dijo que tenían una generosa oferta de una pareja joven.
La inmobiliaria fijó la fecha para la firma del contrato, y David estuvo allí al lado de Rita, apoyándola en ese momento difícil, haciéndose cargo del cheque.
Abuela compartiendo con la familia mientras comen postre. │Foto: Pexels
Dos días después, Rita hizo sus maletas y se fue al aeropuerto con su hijo, rumbo a su nueva vida en Canadá, una vida en la que nunca se sentiría sola, rodeada de sus nietos.
En el aeropuerto, Rita y David registraron su equipaje y esperaron su vuelo. "Mamá, ¿tienes tu pasaporte?", preguntó. Rita sonrió y dijo: "¡Aquí mismo!".
Rita le entregó su pasaporte y unos minutos después, David dijo que necesitaba ir al baño. La señora se quedó pensando en su nueva vida en Canadá hasta que se dio cuenta de que su hijo estaba tardando mucho.
Muy nerviosa la señora volvió al mostrador de facturación. La asistente le dijo que el vuelo a Toronto en el que David los había reservado había despegado y que ella nunca tuvo un boleto para ir a Canadá. Su hijo la había engañado.
Avión. | Foto: Pexels
La mujer tomó un taxi a la única dirección que conocía: Su casa. El carro se detuvo frente a la casa y Rita le pagó con sus últimos 50 dólares. Caminó hasta la puerta principal. ¿Qué iba a hacer ella? La puerta se abrió y un niño salió corriendo y la tiró hacia atrás.
Rita cayó pesadamente y comenzó a llorar. Inmediatamente, personas amables llegaron a socorrerla. En cuestión de minutos estaba en su propia sala de estar, bebiendo té dulce.
La joven pareja a la que le había vendido la casa estaba sentada a su lado. "Sra. Patterson, ¿se encuentra bien? ¡Mikey nunca mira hacia dónde va! ¿Está herida?".
Pero Rita solo pudo sollozar: "Me dejó...", gritó, "me dejó... En el aeropuerto. Se llevó todo y me dejó".
Abuela haciendo galletas con una mujer joven. │Foto: Pexels
La joven pareja, June y Sam se miraron con horror. "¿Te dejó? ¿Tu hijo?". Rita solo podía sollozar, dividida entre la angustia y la vergüenza. "No tengo adónde ir. No tengo nada".
Entonces Sam la rodeó con sus brazos. "Eso no es cierto Rita, puedes quedarte con nosotros. June y yo somos huérfanos, crecimos en un orfanato y nos gustaría tener a una mamá en casa".
De la noche a la mañana Rita había encontrado una familia nueva y amorosa, y por el resto de su vida, colmó a June, Sam y a Mikey con todo su amor y gratitud. El destino la puso en un verdadero hogar donde fue muy amada y apreciada.
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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.