El extraño caso de una joven que es alérgica al agua: hasta sus lágrimas la afectan
La vida de Tessa Hansen Smith resulta imposible de imaginar para la mayoría. A través de sus redes sociales ella pretende darle visibilidad a su condición.
Detrás de la encantadora sonrisa de esta californiana de 23 años se encuentra una vida de lucha contra una inaudita patología. Ella, al igual que otras 40 personas en España, sufre de alergia al agua.
A pesar de eso, Tessa Hansen Smith vive cada día con la mejor actitud posible. Se niega a permitir que esta condición le impida disfrutar de su juventud. A través de Instagram, cuenta su historia.
URTICARIA ACUAGÉNICA
“¡Ser alérgico al agua es difícil porque el agua es inevitable! Estoy tratando de crear conciencia sobre mi afección”, escribió Tessa en su Instagram.
La vida de Tessa hasta los 8 años fue como la de cualquier otro niño. Pero luego de una ducha convencional, aparecieron brotes eruptivos por todo su cuerpo. En primera instancia se culpó al jabón y otros posibles alergenos.
Fueron muchas idas y venidas a diferentes consultorios, cambios del jabón de baño, de productos para la higiene del cabello, detergente para la ropa. Pero los eventos seguían sucediendo, especialmente en las divertidas piscinadas.
Pasaron cerca de dos años antes de que los médicos lograran descubrir el verdadero origen de sus alergias: el agua. A partir de ese momento, toda la vida de Tessa cambió en forma radical.
“Es una enfermedad muy complicada, ya que incluso soy alérgica a mis propias lágrimas, a mi saliva y a mi sudor”, explica la joven, según cita El Mundo.
SU DÍA A DÍA
Y no solo es alérgica al agua que tiene contacto con su piel, sino también a la que ingiere. Tomar agua o cualquier bebida e inclusive comer alimentos con alto contenido del vital líquido le produce lesiones en la lengua.
Eso la lleva a sufrir algunos episodios de deshidratación, con la consecuente fatiga muscular, dolores de cabeza y hasta episodios de náuseas. Por eso, Tessa evita las actividades físicas o los lugares con temperaturas altas.
Su higiene personal también es muy complicada. Apenas puede disfrutar de una ducha cada dos semanas. Lamentablemente, su condición empeora con la edad. Es incurable, así que ha aprendido a cuidarse y es rigurosa con sus medicinas.
“Tener urticaria acuagénica puede ser un juego mental a veces. Es difícil tomar tantas pastillas todos los días sabiendo que en realidad nunca se detendrá”, expresa Tessa, según recoge La Vanguardia.
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