Niña sacrificó su vida para salvar a un bebé de tiroteo: 17 años después él le dedica sus logros
Con un emotivo gesto, este joven agradeció, durante su graduación, a aquella niña que salvó su vida 17 años atrás a costa de la suya. Quiere dedicar su vida a honrar su acto de amor.
Vestido de toga y birrete, Michael Becerril se apartó del grupo de graduandos y extendió los brazos al cielo. Con lágrimas en los ojos agradeció desde el fondo de su corazón a Jenny Estrada, a quien le debe la vida.
Y es que esa hermosa niña lo sigue cuidando desde el cielo, como lo cuidó y protegió hace 17 años. La suya es una historia de amor incondicional, que AmoMama trae para ti.
EL CORAZÓN DE JENNY
La pequeña Jenny vivía con su madre Nahomy y sus tres hermanos en Las Vegas. Tenía 9 años cuando recibieron en su hogar a Celia y a su hijito de pocos meses, que habían huido de un hogar violento.
El amor entre los niños fue inmediato. Todos acogieron a Michael como a un hermanito menor, y los instintos maternos de Jenny afloraron. Cuidaba y protegía al bebé con mucho amor.
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El 7 de septiembre los niños disfrutaban de una mañana de juegos en el patio de la casa. Michael, de 10 meses, se desplazaba en una andadera con mucha libertad cuando un hombre armado entró al lugar para esconderse.
Pero fue inútil, el otro agresor lo encontró y comenzó un tiroteo. Todos los niños corrieron para ponerse a salvo menos Jenny, quien se percató de que Michael estaba solo debajo de un árbol.
“Sin pensarlo, corrió y lo cargó, fue ahí cuando le tocó los balazos, pero lo metió al apartamento y lo cubrió”, contó Celia, la madre de Michael, según recoge La República.
La pequeña murió de inmediato. Una de sus hermanas, Heidi, quedó herida, pero logró sobrevivir. El bebé no recibió ni un rasguño, y desde que tuvo capacidad de comprender ha sabido que está con vida por el sacrificio de amor de una niña.
GRADUADO CON HONORES
En 2019, Michael se graduó con honores y quiso dedicarle este logro a Jenny, cuya foto lo acompaña siempre. Sus planes eran alistarse al ejército, porque siente la vocación de salvar vidas.
“Lo digo todos los días, por ella estoy aquí viviendo (...) quería darte las gracias, muchas gracias. Sé que son solo palabras”, dice Becerril, con lágrimas en los ojos.