Bebé recién nacido muere por fatal error del hospital: recibió gas de la risa en vez de oxígeno
Un terrible error en las instalaciones de un hospital de Sydney, Australia, provocó la muerte de un recién nacido y graves lesiones cerebrales a una niña. Las circunstancias siguen siendo investigadas.
Cinco años atrás, Sonya Ghanem acudió al Hospital Bankstown-Lidcombe en compañía de su esposo Youddef. Su cuarto hijo, John, estaba a punto de nacer por cesárea.
Menos de una hora después, el pequeño fallecía. Los médicos estaban totalmente desconcertados; su muerte no debía haber ocurrido. Pero al saber la verdad, el verdadero milagro era que no hubiesen fallecido más niños.
Panel de gases en un hospital. | Foto: Shutterstock.
NO ERA OXÍGENO
El embarazo de Sonya presentó algunas complicaciones, por lo que los médicos consideraron que lo mejor era practicar una cesárea de emergencia. El niño nació a seis minutos para el mediodía del 13 de julio de 2016.
El equipo de neonatólogos llevó a John a la sala de reanimación, al notar que no respiraba bien. Parte de su cordón umbilical estaba alrededor de su cuello. Luego de estimularlo manualmente, decidieron conectarlo al oxígeno.
Lejos de responder positivamente, la condición del recién nacido se deterioró rápidamente, y falleció a nueve minutos para la una de la tarde. Para los especialistas, su muerte no tenía sentido.
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Uno de los médicos recordó un caso similar ocurrido en la India, donde había habido una confusión con las tuberías de gas. Con esta referencia, el director de obstetricia del hospital pidió que se investigara el panel de gases.
A pesar de ser una prioridad, pasaron seis días antes de que se tomaran acciones. Finalmente se determinó que las etiquetas del óxido nitroso o gas de la risa y el oxígeno estaban intercambiadas.
El pequeño John murió porque en lugar de oxígeno, recibió oxido nitroso en su sistema. Posteriormente se determinó que un mes antes, a otra niña le había ocurrido lo mismo y quedó con daños cerebrales permanentes.
LA INVESTIGACIÓN
En 2017, se contrató al ingeniero Stuart Clifton para investigar el error. Las tuberías fueron instaladas en 2015 sin una adecuada supervisión. El contratista Christopher Turner se declaró culpable y recibió una multa de 100 mil dólares en 2020.
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En el informe, Clifton dejó en claro que la prueba para identificar el tipo de gas de cada tubería se hace en dos minutos. De haberla hecho, esta tragedia pudo ser evitada.
“Es fortuito que ningún otro bebé hubiera necesitado el suministro de oxígeno en ese tiempo”, dijo Donna Ward, abogada de la investigación, según recoge Independent Español. Y hay que agregar que es desgarrador que le ocurriera a dos recién nacidos.