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Hombre de 29 años descubre que su tos persistente era en realidad una enfermedad terminal

Mayra Pérez
21 jul 2021
06:20

Unos síntomas comunes fueron ignorados por este hombre de 29 años y confundieron a los médicos. A consecuencia se perdió un tiempo precioso que ahora no se puede recuperar.

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Su juventud y su vida saludable llevaron a Mike Edwards a restarle importancia a esa insistente tos que no se cedía. Ni la presión de su amiga le hizo acudir al médico.

Pero cuando la molestia se complicó, tuvo la mala suerte de que sus síntomas fueran confundidos. Con solo un año de vida por delante, este joven deportista quiere crear conciencia sobre su caso.

Médico escribiendo las indicaciones. | Foto: Shutterstock.

Médico escribiendo las indicaciones. | Foto: Shutterstock.

TOS Y ALGO MÁS

Durante algunos meses, Mike estuvo lidiando con una tos fastidiosa. No tenía más molestias, ningún síntoma gripal, así que simplemente no le dio importancia.

A sus 29 años, Edwards era un chico saludable que se mantenía en buena forma. Acudía con regularidad al gimnasio y era portero en el Saltney Tows Football Club.

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“Solía ​​gritarle y decirle 'bótalo' porque tenía esta tos. No era una tos fuerte, era como cuando estás tratando de aclarar tu garganta”, cuenta Ashleigh Foster, según recoge Liverpool Echo.

Ella le pidió en varias oportunidades que acudiera al médico, pero no fue hasta que comenzó a experimentar acidez que buscó ayuda. El especialista que lo atendió trató ese último síntoma con un antiácido, que en efecto ayudó con los síntomas.

Luego comenzó a tener algunas molestias para tragar, y los médicos le explicaron que “tenía una hernia en la garganta”, según recuerda su amiga Foster.

Todo cambió el 17 de junio de este año, cuando Mike comenzó a experimentar serias dificultades para tragar. Fue trasladado de emergencia al hospital Countess of Chester.

UN DIAGNÓSTICO INESPERADO

Tras ser sometido a diversas pruebas, Edwards recibió el más inesperado de los diagnósticos: Adenocarcinoma en el esófago. La tos y la acidez no eran más que avisos de su organismo ante la invasión del cáncer.

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Posteriormente fue remitido al Claterbridge Cancer Center, en Liverpool, donde algunos exámenes determinaron que el cáncer ya se había extendido a sus ganglios linfáticos, su estómago e inclusive la columna vertebral.

Los médicos le explicaron que el pronóstico es grave. Su cáncer es terminal y tan solo le queda un año de vida por delante.

Para aliviar un poco los síntomas durante los meses que le quedan, Mike está recibiendo quimioterapia para reducir el tamaño del tumor. Así podrá tragar un poco mejor y prescindir de la sonda de alimentación.

Por ahora, está rodeado de su familia y amigos cercanos y disfruta de sus últimos meses de su compañía. Y espera que su caso alerte a otros sobre los síntomas de este tipo de cáncer y así puedan buscar ayuda a tiempo.

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