“Mi hija me llamó ‘gorda’ hoy”: la hermosa respuesta de una mamá sobre el amor propio
El dilema de muchos padres es querer que la crianza que dan a sus hijos no se contamine por influencias externas. Eso es imposible, pero existen interesantes alternativas para que sus valores no se deformen.
El sobrepeso es un tema que ocupa muchos titulares y que da de que hablar en las redes sociales. Desde críticas encarnizadas, opiniones a favor y en contra, hasta francos problemas alimenticios.
Para Allisson Kimmey, escritora y madre abnegada, la manera de enseñar a sus hijos a respetar el peso de todos es hablar con sinceridad del tema. Así fue su charla con su niña.
“GORDA”
En un arrebato de rabia por haberla sacado de la piscina, la pequeña hija de cuatro años de Allison le dijo a su hermano que su mamá estaba "gorda". A pesar de estar creciendo en un hogar donde esa palabra no es ofensiva, ya la había escuchado en ese contexto fuera de él.
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Con mucha serenidad, esta madre con curvas le pidió a su hija que conversaran dentro de la casa. Pensando bien en como manejar la situación, Allison le dijo que más que gorda, ella era una persona con más grasa que otras.
“Todos tenemos grasa. Protege nuestros músculos y nuestros huesos y mantiene nuestro cuerpo al proporcionar energía”, le explicó a su hija, haciéndolo ver que la presencia de grasa en ciertas áreas del cuerpo no es algo negativo.
Esta madre conversó con sus hijos también el hecho de que porque ella tuviera más grasa que otra persona no la hacía peor o mejor que ella, solo diferente. Y ser diferentes es algo normal, todos somos diferentes.
El tono en que habló con sus niños y las palabras que empleó estaban bastante lejos de ser consideras un regaño, por cuanto el mensaje que quería dejarles es que ese adjetivo no es una mala palabra ni un insulto.
“Si avergüenzo a mis hijos por decirlo, entonces estoy demostrando que es una palabra insultante y continúo el estigma de que ser gordo es indigno, grosero, cómico e indeseable”, comentó Allison en su publicación.
“ANTES Y DESPUÉS”
Algunos años atrás, Allison tenía una silueta esbelta y delgada. Sin embargo, a sus 30 y tantos años su cuerpo ha cambiado mucho. Tiene estrías, algunos kilos de más y celulitis en algunas áreas de su cuerpo.
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Y está bien con esos cambios luego de vivir períodos difíciles donde sufrió de dismorfia corporal y se sometió a dietas absurdas que eventualmente la llevaron a aumentar más de peso. Ahora está feliz con ella misma y con la imagen que le devuelve el espejo.
Por eso su objetivo es enseñar a otros que estén pasando por un proceso similar sobre el amor propio y la confianza en su mismo y en su belleza corporal, sin ceñirse a imágenes idealistas y poco factibles para muchos.