Tras 60 años de matrimonio, descubrí que toda mi vida era una mentira - Historia del día
Cuando falleció mi esposa de sesenta años, descubrí que había estado viviendo una mentira con una mujer que ni siquiera conocía.
Siempre creí que estaba felizmente casado con una mujer maravillosa que me amaba. Pero a la edad de 82 años, supe que toda mi vida había sido una mentira, una farsa, y que no había conocido a mi esposa en absoluto.
Elena y Tony compartieron un matrimonio durante 70 años. Se acabó cuando ella falleció después de un repentino ataque cardíaco. El viudo quedó devastado. Se había casado con su amada a los 22. Era su mundo entero.
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Tony siempre había querido tener hijos, pero cuando decidieron convertirse en padres poco antes de cumplir 30, descubrieron que Elena no podía concebir. Tenía un problema de fertilidad y en aquella época no existía la fertilización in vitro.
El marido sugirió adoptar, pero la mujer le dijo que no podría amar al hijo de otra. A pesar de que intentó convencerla, ella se negó. Por poco tuvieron el único choque real de todo su matrimonio.
Entonces por el amor que Tony sentía por su esposa, no insistió. Él hacía lo que fuera por su amada compañera.
“Me dediqué a mi esposa y consentí a los hijos de mi hermano menor. Lo curioso es que a Elena no le gustaba mucho pasar tiempo con la familia de mi hermano”, comentó Tony.
Decía que le recordaba lo que no podía tener, así que los visitaba sin ella. Vale destacar que su hermano y su sobrino fueron los que ayudaron al viudo cuando Elena falleció.
Seis meses después de la muerte de Elena, el solitario hombre comenzó a empacar sus pertenencias con la ayuda de su sobrino mayor. Comenzaron a clasificar su ropa. La regalarían al Ejército de Salvación.
“En el fondo de su armario, encontré una cajita en la que había puesto pequeños recuerdos de nuestro matrimonio, una flor de su ramo de bodas, ahora frágil y marchita, algunas fotos de nuestra luna de miel y una vieja carta”, comentó Tony.
Podemos pasar toda la vida con alguien y no saber quiénes son en realidad. El sobrino del viudo le entregó el sobre. Pensó que era una viaja carta de amor de su tío. Pero al verla, él frunció el ceño.
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Nunca le había escrito una carta de amor a Elena porque nunca estuvieron separados. Cuando vio los datos, se sorprendió de que estuviera dirigida a él. Sin embargo, el sobre estaba abierto. La carta había sido manipulada.
“Desdoblé la carta y vi la firma. ¡Era de Laura! Laura Medrano había sido mi novia de la infancia, mi primer amor”, contó Tony.
Aquel hombre había estado loco por esa mujer, pero se olvidó de ella cuando la vio besando a su mejor amigo. Fue entonces cuando comenzó a salir con Elena. Era lo mejor que le había pasado.
El viudo comenzó a leer la misiva, pero terminó haciéndolo su sobrino porque sus ojos estaban muy tensos.
"Querido Tony", había escrito Laura hace casi 55 años, "creo que esta carta te sorprenderá un poco, y admito que debería haberte contactado antes, pero no tuve el valor. Las circunstancias me han obligado ahora a contarte un secreto que juré que me llevaría a la tumba”.
El documento revelaba que había tenido un bebé de él y que cuando descubrió que estaba embarazada, era muy joven. En aquel entonces le pidió un consejo a Roberto y justo en ese momento se le declaró y la besó. Ese fue el mismo día en que Tony los vio.
Laura no sabía cómo contarle al viudo de Elena que esperaba un hijo de él. El enojo que tenía por el beso no le iba a permitir escucharla y procesar la noticia.
"Pensé que, si te daba un poco de tiempo, podría hacerte entender lo que pasó, pero en tres meses te habías casado con otra persona. Entonces decidí que iba a respetar tu matrimonio, tu nueva vida", redactó la mujer.
Por eso prefirió criar a su bebé sola, pero no contaba con enfermarse. Tenía cáncer y no quería que su hijo de seis años llamado Anthony, se quedara solo.
"Lo que quería preguntarte es: ¿Podrían tú y tu esposa adoptar a Anthony? ¿Criarlo como si fuera suyo? Como saben, no tengo familia y mi madre murió el año pasado, por lo que el niño será enviado a un orfanato cuando muera”, comunicó Laura.
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En la misiva precisó que los médicos le daban máximo seis meses de vida. Incluyó su número de teléfono y le pidió a Tony que le comunicara su decisión.
Cuando su sobrino terminó de leer la carta el rostro del viudo estaba lleno de lágrimas. Temblaba por todo lo que estaba procesando en ese momento. No podía crees que Elena le hubiera ocultado algo tan importante.
Tenía un hijo. Un niño que había perdido a su mamá a causa del cáncer y que se había quedado solo en el mundo. “¿Cómo pudo Elena no habérmelo dicho?”.
Tony se dio cuenta de que la carta llegó en la época que discutieron el tema de la adopción. Recordó lo molesta que se puso Elena cuando le habló de criar a los hijos de otras mujeres.
En la cabeza del hombre solo retumbaba el pensamiento de que se había perdido la posibilidad de ser padre. De criar a su hijo. Se preguntaba dónde estaría y qué familia lo habría acogido. También imaginó que seguramente Laura murió pensando que la había rechazado a ella y a su hijo.
Los celos de Elena y su inseguridad, le robaron a Anthony. Quizá esa mujer nunca quiso ser madre. Siempre rechazó a los niños, incluso a los del hermano de su marido.
“Creo que la Elena que amaba no existía en absoluto. Ella era una fantasía y me permitió mi ilusión. Mi hijo tendría ahora sesenta años, sería padre, tal vez incluso abuelo, y me lo había perdido todo”, manifestó Tony.
Viendo lo afectado que el hombre estaba, su sobrino le propuso a ayudarlo a conseguir a su primo. Contactó a los viejos amigos de Laura, pero la mayoría ya habían fallecido. Finalmente, logró encontrar un Anthony Medrano en Internet, que parecía tener la edad adecuada y lo contactó.
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"Al final resultó que Anthony había creído que lo había abandonado a su suerte, pero cuando le explicamos todo y le enviamos la carta, accedió a reunirse conmigo. Trajo a su hijo mayor, un apuesto joven llamado Francisco".
“Anthony se parecía mucho a Laura, pero tenía mis ojos y mi sonrisa. Había algo, esta conexión, y me di cuenta de que ambos habíamos tenido hambre de este vínculo padre-hijo”, comentó Tony.
Por fortuna, Tony fue bien recibido en la familia de su hijo. Tenía tres nietos y cinco bisnietos. “Mi nieta menor, Raquel, me dice que es un niño y que se llamará Tony, en mi honor. Finalmente, tengo una familia”.
¿Qué podemos aprender de esta historia?
- Podemos pasar toda la vida con alguien y no saber quiénes son realmente.
- Nunca es demasiado tarde. A veces, la vida guarda lo mejor para el final.
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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.