Debe cancelar la boda de sus sueños por una condición que la hace sentir como si se ahogara
Kaiva Locmele tiene 30 años, e iba a casarse en junio del año pasado. Tuvo que cancelar la boda porque su salud se deterioraba, y salir a buscar un tratamiento por todo el mundo.
Esta joven de Peterborough, Cambridgeshire (Inglaterra) lleva más de una década con síntomas neurológicos. Los últimos dos años, empeoraron, al punto de que tuvo que cancelar sus planes de casamiento.
Pérdidas de sensibilidad, vértigo, fatiga, náuseas, problemas de visión y tinnitus constante son algunos de los síntomas que ocasiona su enfermedad. Por mucho tiempo, la condición de Kaiva eludió el diagnóstico, y la joven iba de médico en médico buscando, si no una cura, al menos una respuesta.
"Empecé a sentirme fatigada y mareada en abril de 2011", cuenta Kaiva. "No tenía energía y estaba exhausta. Fui a médicos que dijeron que estaba estresada y trabajaba de más. Tenía un trabajo físicamente muy duro como empacadora para Amazon. Pero aunque me tomé un tiempo, seguía sintiéndome mal".
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En 2013, conoció a Arthur Picacelma, un joven camionero. Se pusieron de novios, y un año más tarde él le propuso matrimonio.
La salud de Kaiva, sin embargo, opacó su felicidad. Para 2018, sus vías respiratorias solían llenarse de líquido. "Me sentía como si me estuviera ahogando", refiere ella.
En 2019 consiguió un trabajo en el que estaba verdaderamente feliz. Pero tuvo que dejarlo porque no toleraba la hora de manejo hasta el lugar: varias veces estuvo a punto de tener un accidente porque se desmayaba manejando.
Doctor evalúa un estudio frente a mujer que se toma la cabeza con las manos. | Foto: Shutterstock
Para octubre de ese año ya no podía levantarse de la cama. Por entonces, los estudios le revelaron que tenía fluido cerebroespinal en las cavidades del cerebro. Pero no parecía responder al tratamiento.
En febrero de 2020, Kaiva y Arthur tuvieron que tomar la difícil decisión de posponer la boda. Estaba pautada para junio, pero entre su estado de salud y la amenaza de la pandemia, no era viable sostenerla.
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"Lo más terrible de todo fue no poder casarme con el amor de mi vida", dice. "Es devastador, y aunque trato de mantenerme en positivo, mi enfermedad hace que casi no pueda moverme".
En busca de respuestas llegó a un centro médico de Florida, Estados Unidos, en el que los especialistas consiguieron evaluarla remotamente y darle un diagnóstico. Le dijeron que sufría de inestabilidad craneocervical, y que podían tratarla.
Mano de paciente en hospital. | Foto: Shutterstock
"Se sintió muy bien tener respuestas, pero después descubrimos que el tratamiento costaría 40.000 libras, era un precio enorme", lamenta. "No puedo hacer este tratamiento en ninguna otra parte, así que no me queda otra alternativa más que juntar el dinero".
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Ahora, Kaiva y su prometido han creado una campaña para recaudar los fondos necesarios. Esperan poder conseguir el dinero para recuperar la salud, y con ella sus sueños.
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