Mamá usó una máscara por 12 años para ocultar la violencia de su esposo: ahora ayuda a otras mujeres

Una mujer que sufrió maltrato físico y emocional por más de una década ha decidido hablar públicamente de su calvario. Quiere convertirse en voz para otras mujeres que pasen por lo mismo.

En el pasado, el sufrimiento de las víctimas de la violencia de género solía acallarse. Las duras consecuencias del maltrato en el seno de la pareja y la familia eran ocultas a los ojos del público.

En el presente, sin embargo, las sobrevivientes han podido abrir espacios para hacer escuchar sus voces. Así han podido ayudar a otras que pasan por lo mismo.

Saundra Crockett fue víctima de violencia doméstica. Su historia de resiliencia y fuerza ayudó a muchas otras mujeres a salir adelante de situaciones de maltrato y violencia doméstica.

Saundra tenía muchas esperanzas puestas en su vida de pareja cuando era joven, y se casó llena de ilusiones. Su marido, sin embargo, resultó ser un hombre violento que hizo de su vida un infierno.

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Tuvo dos hijos con él, pero eso no hizo que él dejara sus adicciones ni su maltrato. Como consecuencia de su estilo de vida, la familia perdió su casa.

No era la primera vez que Saundra se enfrentaba con la violencia doméstica. Cuando era una niña, su padre también era maltratador, y en la adolescencia terminó en la calle, rodeada de violencia y adictos.

Su esposo era un militar retirado. Durante el cumpleaños número 28 de Saundra, ella descubrió que su marido la engañaba. Él le dio tal golpiza que su rostro lastimado se infectó.

La infección puso en riesgo su vida: en el primer hospital al que fue llevada, los médicos predijeron que le quedaban tres días de vida. Sobrevivió, pero la infección le desfiguró la cara por completo.

Tras 26 cirugías, su rostro quedó irreconocible. Durante 12 años tuvo que usar una máscara para cubrir las secuelas del daño que le hizo su esposo.

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Finalmente juntó coraje para divorciarse de su esposo. Pasó a usar una mascarilla quirúrgica todo el tiempo, para ocultar su cara desfigurada.

Pudo encontrar una nueva pareja con la que tuvo otro hijo, pero su vida se descarriló en ese período a causa de las drogas. Esto la llevó a perder tanto su hogar como la custodia de sus niños, y a quedar arrestada.

Fue gracias a una iglesia cristiana que consiguió salir de ese pozo y recuperar su vida. Con el apoyo de su fe y su comunidad, pudo recuperar su vida familiar.

Llegó también el apoyo de una iniciativa llamada Face Forward. Esta asociación sin fines de lucro le brindó la posibilidad de acceder de manera gratuita a una cirugía reconstructiva, que mejoró notablemente su calidad de vida.

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Como "pago" por haber accedido a ello, ahora brinda apoyo a otras víctimas de violencia doméstica. Su historia sirve de inspiración a muchas otras mujeres que necesitan salir de contextos de maltrato y del infierno que genera a su alrededor el abuso de sustancias.

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Si eres víctima de maltrato y necesitas ayuda, o conoces a alguien que sufre violencia de género y requiere asistencia, llama a la línea de atención especializada que corresponda a tu país. Consulta aquí el número que debes marcar.