Hombre rico muere y le deja a su hijo mimado solo una carta con palabras impactantes - Historia del día
Un joven mimado descubrió que la vida fácil que él daba por sentada terminó cuando falleció su adinerado padre. Este le dejó una carta donde le decía algo de lo que no tenía idea.
Emiliano Rodríguez amaba su vida. Era el primero en admitir que la tenía fácil. Era guapo, atlético, talentoso y tenía un padre rico.
Todo lo que quería lo conseguía, cualquier problema que tenía desaparecía. Emil, como lo llamaban sus amigos, era uno de esos pocos afortunados que sabían lo que les deparaba la vida.
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Terminaría la universidad, conseguiría un trabajo cómodo en una de las empresas de su padre y ganaría un buen sueldo por no hacer nada. Pero estaba equivocado.
Las cosas se vinieron abajo cuando su progenitor murió en un accidente de helicóptero cuando estaba en su primer año de universidad. El joven había quedado devastado.
Amaba a su padre, un hombre amable y tolerante que lo había complacido y había hecho desaparecer las consecuencias de sus errores.
Sí, iba a extrañar a su papá, pero al menos tenía el dinero y la enorme casa en Puerto Madero. Emil creía que iba a ser un hombre muy rico y eso se traducía en mucha fiesta y buenos momentos.
Pero le esperaba una sorpresa. Los abogados de su padre lo habían convocado para la lectura del testamento. El joven se sorprendió al ver a otro hombre presente. Miró al extraño. ¿Qué estaba haciendo aquí?.
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El Sr. Contreras, quien había sido el abogado de su padre durante más de veinte años, dijo: “Emiliano, tu padre dispuso de su patrimonio de una manera muy inusual”, dijo el hombre.
“Nos pidió que leyéramos las disposiciones del testamento y luego te entregáramos una carta”, agregó.
Emil asintió y esperó. Luego el Sr. Contreras dijo: “Tu padre ha dejado la totalidad de su patrimonio a tu medio hermano, Tomás, excepto una cantidad reservada para cubrir tu educación”.
“¿Qué? ¿Qué hermano?”, jadeó el joven. El Sr. Contreras señaló al hombre sentado en silencio junto a Emil. “El señor Tomás Lozano es el hijo natural de tu padre. El señor Rodríguez solo se dio cuenta de su existencia hace seis meses”.
“Eso es... ¡Eso es imposible!”, exclamó Emil. “Él me lo hubiera dicho”.
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Tomás negó con la cabeza. “Él y yo todavía estábamos tratando de construir una relación”, dijo. “Yo estaba muy amargado. Mi vida fue muy dura mientras crecía, estaba muy enojado con él”.
“¿Y ahora que tienes su dinero, todo está perdonado?”, preguntó Emil sarcásticamente. El Sr. Contreras le entregó un sobre al joven. “Tu padre te dejó esto, Emiliano. Creo que lo explica todo”.
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Emil abrió el sobre y comenzó a leer. “Querido hijo: En primer lugar, quiero que sepas cuánto te he amado, y que sé que te he fallado como padre. Te he protegido, apreciado y protegido toda tu vida, pero cuanto más he dado, menos apreciaste todo lo que tienes”.
"Es hora de crecer y de hacer lo correcto por ti y tu hermano, Tomás. Solo supe de él hace dos meses. Tuve una breve relación con su madre, y ella nunca me habló de él”.
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“Creció sin todos los beneficios y privilegios que tú tenías, y se ha hecho una buena vida. He decidido que tú deberías tener la misma oportunidad. Ya que has recibido todo mi amor, es justo que tu hermano reciba todo mi dinero”.
“Te amo hijo. Espero que aproveches al máximo esta oportunidad”.
Emil arrugó la carta y gritó: “¿Qué es esto? ¿Es una broma? ¿Una oportunidad? ¡Me quedo sin NADA! ¡Ni un centavo! ¿Cómo se supone que voy a vivir? ¡No tengo dinero!”.
Tomás movía la cabeza con tristeza. “¿De qué te quejas? Toda tu vida has tenido un padre que te adoraba. ¿Dinero? Siempre puedes ganar dinero, pero ese tipo de amor es algo que no puedes comprar”.
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El joven entonces regresó a la universidad y se dedicó a sus estudios. Sabía que tendría que trabajar duro y construir una vida para sí mismo, hacer de sí mismo un hombre, un buen hombre como lo había sido su padre.
¿Qué podemos aprender de esta historia?
- No cuentes tus pollos antes de que nazcan. Emil pensó que sería rico, así que no puso esfuerzo en nada de lo que hacía, luego se quedó sin nada.
- No hay regalo que un padre pueda darle a su hijo más valioso o importante que el amor. Emil lo tenía todo, incluido el amor de su padre, y no apreciaba nada de eso.
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