Mujer fotografía a personas sin hogar por 10 años y luego reconoce a su padre perdido en una de las fotos - Historia del día
Una mujer localizó a su padre gracias a las fotografías que había tomado y descubrió la desgarradora razón que se ocultaba detrás de lo que parecía ser un absurdo abandono.
Melissa se interesó por la fotografía cuando era niña. Sus padres, Edward y Amanda, trabajaban en una tienda que vendía equipos de fotografía y ella solía acompañarlos a trabajar todos los días.
Siempre miraba las cámaras y fantaseaba con el día en que pudiera usarlas como fotógrafa profesional. Sin embargo, un día cuando fue a la tienda, notó que su padre no estaba por ningún lado.
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Le preguntó a su madre si le había pasado algo y si se reuniría con ellas más tarde en casa, pero lo único que le dijo su madre fue que él nunca volvería. Melissa tenía solo 12 años en ese momento. Con el tiempo, descubrió que sus padres se habían divorciado.
Amanda pronto dejó su trabajo en la tienda y se dedicó a una galería de arte. La niña acompañaba a su madre allí todos los días y eso la inspiró a convertirse en fotógrafa profesional para abrir su propia galería de fotos algún día.
Después de graduarse de la escuela secundaria, comenzó a trabajar como fotógrafa. Decidió desarrollar un proyecto que mostrara las brechas entre los diferentes sectores de la sociedad.
Pensó que sería mejor tomar las fotografías en las calles, donde hay tanto personas de la clase alta como personas sin hogar. Durante diez años, Melissa fue a diferentes lugares para tomar fotografías, a veces a mercados de pulgas y otras veces a calles al azar.
Un día, mientras revisaba casualmente sus fotografías, su mirada se dirigió a un vagabundo sentado solo en un banco. Su rostro no era claramente visible, pero tuvo la impresión de que lo había visto antes.
Al día siguiente, regresó al mismo lugar y se sorprendió gratamente al encontrar al hombre allí. Esta vez tomó un primer plano y no podía creer lo que veía.
Corrió a casa y sacó las fotos de su infancia con su padre. Su madre había botado la mayoría, pero ella había escondido algunas. Cuando comparó al vagabundo de sus fotografías con su padre, se dio cuenta de que era el mismo hombre.
Regresó al mismo lugar más tarde en la noche, pero él ya se había ido. Durante los días siguientes visitó el lugar incontables veces, pero él no aparecía. Siguió insistiendo y en una ocasión, cuando ya estaba a punto de irse, finalmente lo vio.
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Melissa corrió hacia él y lo saludó con una cálida sonrisa. “¡Hola! Mi nombre es Melissa”, se presentó. “¿Te gustaría acompañarme para un almuerzo rápido?”.
Edward no dijo nada; solo le dio una extraña mirada y se volvió para irse cuando Melissa tomó su mano. “Sé que eres tú, papá. ¿No me reconoces?”. La expresión de Edward cambió cuando la miró por un momento, pero no dijo nada.
“¿Por qué te divorciaste de mamá tan abruptamente, papá? ¿Por qué me abandonaste? Realmente te extrañé. Vamos, vámonos a casa”, dijo Melissa con los ojos llenos de lágrimas.
Pero todo lo que Edward hizo fue mirarla con frialdad. “No te conozco, jovencita”, espetó. “Ocúpate de tus propios asuntos”. Empujó la mano de Melissa y se marchó, pero ella no se rindió.
Continuó haciéndole visitas a diario, a veces con comida y otras con ropa, aunque él nunca aceptó nada. Y un día, volvió a desaparecer. Lo buscó alrededor del vecindario y en un callejón donde él dormía de vez en cuando, pero no estaba por ninguna parte.
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Abatida, Melissa estaba a punto de irse a casa cuando notó que una gran multitud se estaba formando frente a una tienda. Se apresuró a averiguar qué había pasado y vio a Edward inconsciente.
Inmediatamente llamó a emergencias y lo llevó al hospital. Los médicos dijeron que había sido un infarto y que, afortunadamente, recibió ayuda a tiempo.
Sin embargo, debido a que estaba débil y aún se necesitaban algunas pruebas, los médicos le informaron a Melissa que permanecería hospitalizado un período más largo.
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Como hija dedicada, Melissa cuidaba a su padre y lo visitaba todos los días. Él dudaba en aceptar su ayuda, pero ella insistió hasta que él estuvo de acuerdo. Con el tiempo, comenzó a sentirse mejor.
“Una vez que te recuperes por completo, vendrás conmigo, ¿verdad?”, Melissa le preguntó un día a su padre.
Edward respiró hondo. “¿Sabe tu madre que me visitaste todos los días y pagaste mis facturas, Melissa?”.
“Bueno, en realidad no, papá, pero no me iré hasta que me expliques por qué nos abandonaste. Cuando le pregunté a mamá al respecto, simplemente evitó el tema”.
“No es necesario que lo sepas. Simplemente déjame tu número de contacto y listo. Te enviaré el dinero a través de alguien. Me ayudaste lo suficiente. Ya no quiero ser una carga”.
“¡Papá, no eres una carga!”. Melissa le dio un gran abrazo. “Recuerdo cuánto te preocupabas por nosotras. Nunca escuché ni vi a mamá y a ti discutiendo. Y es por eso que nunca entendí cómo terminaron divorciándose”.
Los ojos de Edward se llenaron de lágrimas y comenzó a llorar. “Lo siento, pero no tuve otra opción, cariño. No quería abandonarte, pero me diagnosticaron una afección cardíaca que requeriría un tratamiento costoso”.
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“Nuestra situación financiera era terrible. Tu madre habría gastado todos sus ahorros en mí si se lo hubiera dicho. Me fui para que ustedes no tuvieran que lidiar con ningún problema”.
“Trabajé como conductor durante algunos años y pude tomar mis medicamentos, pero tuve que dejar de trabajar poco después porque necesitaba reposo en cama. Y así fue como terminé en la calle. Estaba contando los días para morir, pero luego me encontraste”.
Cuando Melissa se enteró del estado de su padre, no pudo dejar de llorar. Marcó el número de Amanda y le contó todo lo que había sucedido. Su madre estaba igualmente sorprendida porque Edward nunca le dijo por qué se divorció de ella. Él simplemente le dejó una nota, los documentos de divorcio, y nunca más regresó a casa.
Melissa y Amanda decidieron ayudar a Edward, Les tomó algo de tiempo, pero lograron pagar el tratamiento en el hospital. Finalmente él regresó a casa y su familia se reunió después de tantos años separados.
¿Qué podemos aprender de esta historia?
- Piensa dos veces antes de actuar. Melissa podría haber odiado a Edward por abandonarla a ella y a Amanda, pero quería saber por qué lo había hecho. Y al final, se dio cuenta de que su padre no era el único culpable.
- Las circunstancias a veces nos obligan a tomar decisiones que no queremos tomar. Edward no quería dejar a su familia, pero no tenía otra opción debido a sus problemas económicos.
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