Niño es atrapado robando y conoce a su padre - Historia del día
Un niño fue atrapado robando con sus amigos, y su madre decidió que era hora de que aprendiese una lección, y la verdad sobre su propio pasado.
Nina estaba muy preocupada por su hijo. Kevin tenía 13 años, y había comenzado a escapar de la escuela, salir con malas influencias, llegar después de la hora y meterse en todo tipo de líos.
Ahora, las cosas llegaron a un punto de inflexión. El Sr. Núñez, dueño de la tienda de la esquina, llamó a Nina para decirle que había atrapado a Kevin robando con otros dos chicos que siempre andaban en problemas.
Humilde tienda de esquina. | Foto: Unsplash
Los otros dos chicos tenían la misma edad de Kevin, pero habían sido arrestados muchas veces. Uno pasó meses en el reformatorio. El Sr. Núñez no llamó a la policía porque conocía a Nina, y quería darle una segunda oportunidad a Kevin.
Nina hundió la cabeza entre sus manos. ¿Cómo podía evitar que su hijo siguiera el mismo camino que había arruinado la vida de tantos prometedores jovencitos?
Ser madre soltera a veces era muy difícil. No sabía cómo lidiar con las malas influencias en la vida de su hijo, pero entendía que ese tipo de amigos podían llevarlo a destruir su futuro.
Con lágrimas en los ojos, Nina tomó el teléfono y marcó un número que creyó que nunca tendría que marcar. Una hora más tarde, colgó el teléfono.
Esta sería una forma de abrirle los ojos a Kevin y obligarlo a entender de qué se trata la vida. Pero también sería una lección dura y amarga, para él y para Nina.
Esa noche, Kevin llegó después de la hora, como de costumbre. "Kevin, el Sr. Núñez me llamó esta tarde", dijo Nina con calma. Kevin inmediatamente se puso tenso y desvió la mirada. "¿Qué quería ese viejo loco?", respondió.
Adolescente sentado en el sofá. | Foto: Pexels
"El Sr. Núñez es un hombre amable y decente, y quiso darme la oportunidad de disciplinarte yo misma, Kevin. Por eso no llamó a la policía cuando te atrapó robando cigarrillos y dulces con tus amigos".
Kevin metió las manos en sus bolsillos y respondió: "¡No le tengo miedo a la policía!".
"Pues, ¡deberías!", dijo Nina. "Porque por el camino que vas, vas a vértelas con la ley. No quiero eso, y como creo que tienes demasiado tiempo de ocio, te conseguí un trabajo para cuando salgas de clases".
"¡No voy a trabajar!, exclamó Kevin, saltando sobre el sofá y gritando amenazadoramente a su madre. "¡Y no puedes obligarme!".
"¿No puedo?", preguntó Nina tranquilamente. "Tienes 13 años, Kevin, y dependes de mí para todo. La única forma de que no dependas de mí sería que te ganes la vida trabajando, y eso sería ilegal".
"¡Te odio!", gritó Kevin. "¡Pensé que te odiaba antes, pero ahora REALMENTE te odio!". Nina vio con tristeza a su hijo entrar a su cuarto y cerrar la puerta de un portazo. Esperaba con todo su corazón que el plan diese resultados.
Mujer preocupada. | Foto: Unsplash
Al día siguiente, Nina esperó a Kevin a la salida de su escuela, y lo llevó a un refugio de animales. "Aquí vas a pasar dos horas cada tarde de semana, y los sábados todo el día", le dijo con firmeza.
"¿Todos los sábados? ¿TODO EL DÍA?". Kevin parecía a punto de hacer otra pataleta, pero tras un momento se encogió de hombros y dijo "Como sea".
Dentro del refugio, Nina presentó a Kevin al supervisor. El hombre le dijo a Kevin que su nombre era Josué, y le explicó que su trabajo sería limpiar las jaulas vacías y alimentar a los animales.
"Si te gustan los animales, te irá muy bien aquí", le dijo Josué.
Josué le dio a Kevin un par de guantes y un delantal y lo llevó al refugio. Era básicamente un gran depósito lleno de jaulas repletas de perritos tristes. Al ver a Josué, todos se pusieron de pie y atentos.
"Los sábados son los mejores días para ellos", explicó Josué. "Es el día en que vienen familias buscando nuevas mascotas".
Refugio de animales. | Foto: Unsplash
"¿Son todos callejeros?", preguntó Kevin, fingiendo desinterés, pero visiblemente fascinado. "No", dijo Josué. "La mayoría son abandonados o maltratados. Un grupo de derechos animales nos trae a víctimas".
Kevin miró a un hermoso perrito hecho un ovillo en una esquina. Era el único que no había alzado la cabeza cuando entraron. "¿Y ese quién es?".
"Ah... ese es Paco. Era perro policía, pero su oficial murió en la línea del deber y se deprimió. No pudo acostumbrarse a trabajar con nadie más, y el entrenador lo dejó aquí, esperando que pudiera conectarse con una familia".
Kevin se quedó viendo a Paco. "¡Es un perro genial!", dijo. Josué sonrió y asintió con la cabeza. Kevin tomó una escoba y comenzó a barrer. "Quizás trabajar en el refugio no sea tan malo", pensó.
Al poco tiempo, el refugio se convirtió en la mejor parte del día de Kevin. Además, secretamente se había dado a la tarea de ayudar a Paco a vencer su depresión. Ahora, sus orejas se paraban al ver a Kevin, y le permitía acariciarlo.
Un viernes, Kevin entró al refugio y vio a Josué cambiándose la camisa. Quedó impactado al ver que sus brazos y pecho estaban cubiertos de tatuajes. "¡Guau!", dijo. "¿Por qué siempre los cubres con mangas largas? Son geniales".
Hombre con pecho y brazos tatuados. | Foto: Unsplash
"No estoy orgulloso de mis tatuajes, Kevin. Ni de lo que representan en mi vida", dijo Josué con tristeza.
"¿Qué? ¿No estás orgulloso?", preguntó Kevin confundido. Al darle un vistazo a algunos de los símbolos en los brazos de Josué, comenzó a entender. "¿Estuviste en una pandilla?".
Josué asintió. "Sí, Kevin, así es. Comencé cuando tenía más o menos la misma edad que tú. Andaba con niños que me parecían geniales. Para cuando tenía 21, era un criminal, y eso me costó todo".
"¿Qué quieres decir?", preguntó Kevin, aún mirando los patrones de tinta que cubrían la piel de Josué. "¿Cómo que te costó todo?".
"Conocí a una chica. Era maravillosa, y me enamoré de ella. Cuando quedó embarazada, quise casarme con ella", explicó Josué.
"¿Y? ¿Qué pasó?", preguntó Kevin.
Hombre toca el vientre de su pareja embarazada. | Foto: Unsplash
"Pues cuando ella tenía seis meses de embarazo, el líder de mi pandilla organizó un robo, y yo participé, y nos arrestaron. Pasé doce años en la cárcel. Nunca conocí a mi hijo, y mi prometida ya no quería saber nada de mí".
"Vaya...", dijo Kevin, y se quedó viendo a Josué en silencio. "Eso es fuerte. Yo crecí sin papá, ¿sabes? Él se fue antes de que yo naciera, pero mi mamá es muy buena, aunque yo me queje mucho. Quizás tu hijo tuvo suerte como yo", dijo Kevin.
Josué sonrió. "Yo creo que sí la tuvo", dijo suavemente. "Pero también creo que le hace falta tener un papá".
"¿Has hablado con su mamá?", preguntó Kevin. "Quizás ella esté dispuesta a aceptarte de vuelta".
"Sí, lo hice. Pero, verás, ella no confía realmente en mí. Tengo que demostrarle que he cambiado mi vida", explicó Josué.
Kevin dio un vistazo alrededor. "Pero, ¡claro que la cambiaste! Haces cosas maravillosas en este lugar, y todos te quieren. Deberías traerla aquí, mostrarle lo que haces", dijo.
Cachorro en refugio para perros. | Foto: Unsplash
Josué sonrió con tristeza. "Ya hice todo eso, Kevin. Pero escúchame bien. Tu mamá me contó lo que está pasando contigo. Quiero que pienses en mi historia, y que pienses en cuál quieres que sea tu historia".
Kevin miró a Josué y dijo tímidamente: "Oye, Josué... ¿Te puedo contar un secreto?".
"Claro. Cuéntame", dijo Josué.
"Creo que quiero ser veterinario. Y quería hablarte sobre Paco. Tengo que preguntarle a mi mamá primero, pero, ¿crees que podría adoptarlo?"
Esa tarde, Nina fue a buscar a su hijo en el refugio, y Kevin le contó todo sobre Paco, y la historia de Josué. "¡La mamá de su hijo no sabe que es un buen tipo!", dijo.
"¡Si supiera, seguro que habría querido volver con él!", agregó. Tras una breve pausa, dijo con aún más emoción: "¡Ah! Había olvidado decirte que voy a ser veterinario".
Madre escuchando a hijo adolescente. | Foto: Shutterstock
Nina y Josué se vieron a los ojos. Él se acercó lentamente. "Hola, Nina", dijo. "¿Quieres conocer a Paco? Kevin quería pedirte permiso para adoptarlo".
Nina accedió, y siguió a Josué y a Kevin hacia el interior del refugio para ver a Paco. Cuando el perro vio a Kevin, saltó de felicidad y comenzó a mover la cola. "¡Kevin, hiciste un milagro!", le dijo Josué.
Discretamente, Nina tomó la mano de Josué y le dijo al oído: "Creo que los milagros son cosa de familia, ¿no te parece?". Cuando Kevin se volteó tras acariciar a Paco, quedó boquiabierto al ver a su mamá besando a Josué.
Sosteniendo la mano de Josué, Nina miró a Kevin y dijo suavemente: "Kevin, este es tu papá". ¡Paco no fue el único que volvió a casa ese día!
Perro feliz. | Foto: Shutterstock
¿Qué podemos aprender de esta historia?
Nunca es demasiado tarde para corregir tu camino y hacer lo correcto.
Las malas compañías pueden arruinar nuestras vidas.
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Este relato está inspirado en la historia de un lector y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.