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Todos juzgan a los niños pobres que sostienen un cartón que dice "¡Ayuda a nuestra mamá!" - Historia del día

Diego Rivera Diaz
24 oct 2021
14:30

Dos niños que mendigaban afuera de un centro comercial de lujo en Navidad fueron ahuyentados por los dueños de la tienda, pero un amable hombre les cambió la vida.

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Era finales de noviembre. La entrada principal del centro comercial ya resplandecía con adornos y luces navideñas. Hasta había uyna máquina de nieve para completar el aspecto invernal.

El pintoresco ambiente navideño: era completado por la puerta principal, decorada con campanas doradas gigantes y ramas de acebo. Pero junto a la puerta, había dos niños sentados con un cartel que decía: '¡Ayuda a nuestra madre!'.

Centro comercial decorado para Navidad. | Foto: Shutterstock

Centro comercial decorado para Navidad. | Foto: Shutterstock

La gente pasaba junto a ellos y los miraba con desprecio. "¡Qué asco!", dijo una mujer mayor que lucía lujosas pieles. "Lo que hacen algunos para sacarle dinero a buenas personas".

"¡Debería darles vergüenza! ¡Usan a sus hijos para mendigar!", gritó otra persona, mientras cargaba una pequeña montaña de regalos de Navidad envueltos profesionalmente.

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La presencia de los dos "niños mendigos" rápidamente llegó a oídos de los dueños de las tiendas del centro comercial. Al poco tiempo, un par de dueños salieron de sus tiendas y se acercaron a los chiquillos.

"¿Qué están haciendo aquí?", preguntó uno de ellos, muy enojado. "¡Nuestros clientes no deberían ser molestados ​​por mendigos! ¡Fuera!".

"Estoy llamando a los agentes de seguridad del centro comercial", amenazó el otro dueño. "¡Será mejor que vayan despejando el área si no quieren meterse en problemas!".

La hermana mayor, una niña de unos 10 años, enterró su rostro en su abrigo, asustada. Pero su hermano menor se paró firme y miró a los dos dueños de tienda.

"Es un país libre. No estamos dentro de su centro comercial, así que podemos estar aquí sentados sin molestar a nadie", dijo el niño con valentía.

Niños frente a vitrina navideña. | Foto: Shutterstock

Niños frente a vitrina navideña. | Foto: Shutterstock

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"¡Lo único en esta vida que es gratis es el campo abierto, jovencito!", dijo uno de los dueños. "¡Todo lo demás cuesta dinero, y aquí no vas a recibir ni un centavo!", espetó.

Ambos dueños de tienda volvieron al centro comercial, dejando a los niños solos con su cartel. Y tristemente, los dueños tenían razón. Ninguno de los millonarios clientes del centro comercial se molestó en darles nada a los niños.

Finalmente, cuando el centro comercial estaba a punto de cerrar, un hombre se detuvo frente a ellos. "Hola", dijo suavemente. "Les traje algo de comida. Espero que les gusten las hamburguesas".

El niño miró al hombre con furia en los ojos. "¿Hamburguesas? ¡No necesitamos hamburguesas! ¿No lo entiende? ¡Necesitamos DINERO!", gritó.

La hermana mayor intervino, dándole un sutil empujón al chico. "¡Roberto! No seas grosero", le dijo. Se dio la vuelta y le dijo al hombre: "lamento que mi hermano haya sido grosero, señor. Gracias por la comida, de veras", dijo.

Tomó la bolsa de comida y comenzó a hurgar en ella. El chico masculló entre dientes: "¡Estaríamos más agradecidos si fuera dinero en efectivo!".

Par de hamburguesas. | Foto: Shutterstock

Par de hamburguesas. | Foto: Shutterstock

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"Niños", dijo el hombre, "¿qué edad tienen? ¿Cómo se llaman?"

La niña dijo: "Yo me llamo María, y tengo casi once años. Roberto tiene ocho".

"¿Y están aquí a estas horas? ¿En medio de la calle, mendigando?", preguntó el hombre.

"Tenemos que ayudar a nuestra mamá, señor", explicó María tranquilamente. "Ella necesita cada centavo que podamos conseguir".

"¿Su MADRE los envía aquí?", exclamó el hombre "¿Qué clase de madre haría algo así?"

Roberto dio un paso al frente, y sus pequeñas manitas formaron puños. "¡No diga nada malo sobre nuestra mamá! Está enferma, ella no sabe nada...".

"Esperamos a que sus medicinas le den sueño, y venimos aquí cuando está dormida", atajó María. "Nuestro papá se fue de la casa cuando mamá enfermó. Dijo que no quería una vida junto a una lisiada".

Hombre expresa incredulidad. | Foto: Shutterstock

Hombre expresa incredulidad. | Foto: Shutterstock

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El hombre miraba a los niños con incredulidad. "¿Él les dijo eso? ¿Tu mamá está lisiada?", preguntó.

"Los médicos dicen que mamá tiene un tipo de tumor en la columna, pero no quieren operarla, y el seguro se está agotando. Tenemos que conseguir dinero para ayudar a mamá. Quizás alguien quiera operarla en otro país", dijo María.

El hombre oyó la triste historia de los niños con la mirada perdida. Sus ojos se posaron sobre un resplandeciente niño Jesús sobre el techo del centro comercial.

En ese momento, supo lo que debía hacer. "Niños, creo que entiendo su situación mejor. Y lamento mucho haber dicho algo malo sobre tu mamá, Roberto. Pero creo que esto podría ser un milagro anticipado de Navidad".

El hombre les dijo que su nombre era Carlos, y les dio un aventón a casa. Al dejarlos allí, les pidió permiso para entrar y ver a su madre. La frágil mujer estaba tendida en el sofá, con el teléfono en las manos.

"¡María! ¡Roberto! ¿Dónde estaban? Desperté y no los vi por ningún lado. Llamé a todo el mundo. ¡Casi llamo a la policía!", dijo angustiada.

Mujer preocupada en sofá con teléfono. | Foto: Shutterstock

Mujer preocupada en sofá con teléfono. | Foto: Shutterstock

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Carlos dio un paso al frente, con una mano en el hombro de cada niño. "Creo que puedo explicarlo. Tus hijos salieron a buscarme y me encontraron", dijo.

La mujer se incorporó en el sofá débilmente, con los brazos temblorosos. "¿Te encontraron? ¿Y tú quién eres, y qué estás haciendo con mis hijos?", preguntó.

"Soy el Dr. Carlos Rondón. Soy neurocirujano, y soy uno de los mejores en el país. Por eso los niños debían encontrarme", dijo con calma. "Estoy aquí para decirle que evaluaré su condición y, de ser posible, la operaré".

María y Roberto se quedaron mirando a Carlos con la boca abierta. "Pero... pero...", tartamudeó Roberto. "¡No tenemos nada de dinero!".

"No hay problema", dijo Carlos felizmente. "Pueden cubrir mis honorarios con una hamburguesa o dos, cuando quieran".

Fue increíble. Los niños sentían que estaban en un sueño del que nunca querrían despertar. Al día siguiente, una ambulancia se llevó a la mamá de Roberto y María, Sandra, a la clínica de Carlos. Fue sometida a muchas pruebas médicas.

Mujer recibiendo resonancia magnética. | Foto: Shutterstock

Mujer recibiendo resonancia magnética. | Foto: Shutterstock

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Sandra pasó varios días en el hospital. Entretanto, Carlos se hizo cargo de cuidar de Roberto y María. Comieron muchas hamburguesas durante esos días.

Las pruebas revelaron que la condición de Sandra era muy complicada, pero no era inoperable. Con un buen plan quirúrgico, en teoría podría resolver el problema.

Y así lo hizo. Carlos y su equipo pasaron más de 12 horas operando a Sandra, pero fue todo un éxito. Por si fuera poco, Carlos asumió los gastos de la operación y de la fisioterapia y rehabilitación.

Cuando Sandra se recuperó, Carlos comenzó a visitar una o dos veces a la semana, para cenar con ella y los niños, y ver cómo iba su recuperación. Al tiempo, las cenas se hicieron diarias.

Una noche, Carlos le dijo a Sandra: "Sabes... es muy molesto tener que venir aquí todas las noches a cenar, y luego regresar a mi casa. Quisiera no tener que ir a casa, sino estar en casa. ¿Te casarías conmigo?".

Carlos se convirtió en el nuevo padre de Roberto y María, y en un maravilloso y devoto esposo para Sandra. ¡Fue todo un milagro anticipado de Navidad!

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Cuatro medias de Navidad. | Foto: Shutterstock

Cuatro medias de Navidad. | Foto: Shutterstock

¿Qué podemos aprender de esta historia?

Nunca te rindas, nunca sabes cuándo puede suceder un milagro. María y Roberto creían que podían ayudar a su madre y, bien sea por coincidencia, o por intervención divina, Carlos llegó a sus vidas.

Ayudar a los demás trae alegría a tu vida. Carlos nunca imaginó que ayudar a los niños le traería amor y felicidad.

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Este relato está inspirado en la historia de un lector y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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