Mujer soltera adopta dos hijos y luego descubre que tienen marcas similares en sus cuerpos - Historia del día

Una mujer soltera tomó la decisión de formar una familia adoptando un niño. Sin embargo, después de conocer a una niña con apariencia similar, comenzó a preguntarse si estaban conectados.

Alexa era una madre soltera que trabajaba incansablemente para mejorar su vida. Creció como huérfana, fue transferida de un hogar de acogida a otro, pero pudo cambiar las cosas con su dedicación.

Tenía un trabajo bien remunerado como representante de atención al cliente en línea, donde ganaba lo suficiente para cubrir su alquiler y alimentarse.

Alexa trabajó allí durante años antes de ser promovida al puesto de gerente de equipo, después de lo cual comenzó a ganar más. El aumento le dio más confianza y comenzó a considerar la idea de formar una familia.

Sabía que si ahorraba lo suficiente, podría permitirse adoptar. Entonces, cinco años después, Alexa comenzó el proceso y finalmente se convirtió en la madre adoptiva legal de un pequeño de dos años. La nueva madre estaba muy feliz con el niño y lo llamó Pablo. A partir de ese momento, todo lo hizo pensando en él.

Cuando se dio cuenta de que las cosas podían ponerse difíciles para ellos con su salario limitado, se inscribió en un instituto y comenzó a tomar clases nocturnas que le permitieran trabajar como secretaria en una empresa comercial.

Mientras hacía eso, mantuvo su trabajo como representante de atención al cliente y se dedicó a conocer a su hijo. Tres meses después, la agencia de adopción la llamó con noticias urgentes.

“Nos encontramos con una niña que necesita un hogar de acogida y estamos preparados para enviarla si estás dispuesta a cuidar de ella”, le dijo el agente de adopción.

Alexa sabía lo que era estar en un orfanato con la esperanza de ser adoptada por gente amigable, y la idea de dejar a la niña sola con ese destino simplemente no le sentaba bien. Aun así, tenía que pensar en el costo de criar a otro niño.

“¿Señorita Reyes? ¿Sigue ahí?”, dijo la voz al otro lado de la línea.

“Claro, sí, aquí estoy. Pasaré por ella”, dijo.

Al día siguiente, hizo un viaje al orfanato para recoger a la niña. Inmediatamente después de que Alexa la vio, le sorprendió lo similar que se veía la niña a su hijo. Tenían la misma nariz respingona y la barbilla con hoyuelos.

“Puede ser simplemente una coincidencia”, pensó.

Sin embargo, a medida que pasaban los días, sus similitudes se volvieron más obvias. Se dio cuenta de que tanto su hija Mary como su hijo Pablo, que tenían la misma edad, tenían las mismas marcas de nacimiento en el cuerpo.

Era una mancha negra en forma de lágrima que resaltaba contra el interior de sus pálidos muslos. La del niño estaba ubicada en su muslo derecho, al igual que la de la niña. Alexa no podía evitar la sensación de que ambos niños eran gemelos.

“Eso es raro”, pensó. Más tarde ese día, Alexa llamó al orfanato para preguntar sobre sus nacimientos.

“Hola, me gustaría saber si los dos niños que adopté tienen algún parentesco sanguíneo”, preguntó.

“Espere que lo chequeo, señora Reyes”. Tras un minuto, la mujer volvió y le explicó que los bebés estaban registrados como hijos de distintas madres.

“¿Hay posibilidad de que se hayan mezclado los registros?”, insistió Alexa.

“¿Está usted insinuando que no sabemos hacer nuestro trabajo?”.

“En absoluto. Es solo que se parecen tanto…”

“No, señora, no hay ningún error. Si se parecen, será cosa del destino.”

“¿Puede decirme los nombres de las madres? Para asegurarme”, pidió.

“No podemos darle esa información. Que tenga usted buenas tardes, señora Reyes”, le dijo la funcionaria, y colgó.

Entonces, Alexa decidió hacer su propia investigación. De alguna manera se las arregló para descubrir la verdad: sus hijos eran en realidad gemelos, y su madre había muerto al dar a luz.

Esa pista llevó a Alexa a la persona que puso a ambos niños en adopción. Era el hermano de la difunta. Les había dado a los niños apellidos diferentes, y por eso parecía que eran de dos mujeres diferentes.

Después del descubrimiento, Alexa decidió realizar una prueba de ADN en sus hijos que confirmó que tanto Pablo como Mary estaban relacionados. Pero ese no fue el final.

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Habían pasado unos meses cuando Alexa recibió una llamada telefónica. Esta vez fue del tío biológico de sus niños; tenía una confesión.

“Mi hermana dio la bienvenida a trillizos, no a gemelos”, dijo. “Tienes al niño y a la niña, pero hay otro niño y necesita un hogar”, dijo el hombre.

“¿Dónde ha estado?”, preguntó Alexa después de que superó la conmoción.

“Con otra familia”, dijo. “Quería que lo criaran ellos porque siempre habían querido un hijo, pero no son los padres adecuados, así que creo que deberías criarlo tú.”

Alexa pensó en negarse, pero se sintió invadida por el deseo de verlos a los tres crecer juntos en un hogar lleno de amor, uno que ella pudiera ofrecerles.

Hizo un viaje para buscar al niño, y se convirtió en madre de tres hermosos hermanitos. Terminó su curso y encontró un segundo trabajo que le pagaba lo suficientemente bien como para cuidarlos, y vivieron felices a partir de entonces.

¿Qué podemos aprender de esta historia?

• Conviértete en la mejor versión de ti mismo. Alexa era hábil para mantener su primer trabajo, pero sabía que tenía que encontrar uno mejor cuando asumiera las responsabilidades maternas. Es importante seguir mejorando si deseas avanzar en la vida.
• Deja el mundo como un lugar mejor al que conociste. Alexa pasó muchos años en un orfanato y, cuando creció, le brindó un hogar a tres niños. Sabía que sería difícil, pero eso no la disuadió de hacer lo que sentía que era lo correcto.

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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.