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Mujer acostada en el suelo. | Foto: Shutterstock
Mujer acostada en el suelo. | Foto: Shutterstock

Alojé a una joven sin techo con amnesia que me cambió la vida para siempre - Historia del día

Georgimar Coronil
29 oct 2021
19:10

Encontré a María y a su hijo perdidos y viviendo en la calle. Sabía que tenía que ayudarla, pero lo que nunca imaginé era que ella cambiaría mi vida para siempre.

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Los conocí una fría mañana de otoño. Acababa de estacionar el coche para ir a la oficina en el centro de la ciudad y vi a esta chica con su hijo de 2 años sentados en la acera.

Parecía muy confundida, como si acabaran de llegar a la Tierra hace 5 minutos. Normalmente no presto mucha atención a la gente cuando voy caminando, pero cuando pasé junto a ellos, algo me llamó la atención.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

No sé si fue su belleza, el hecho de que parecía perdida, o alguna de esas cosas... hubo una atracción y supe que tenía que ayudarlos. De alguna manera.

"Buenos días, señora. ¿Están usted y su hijo bien? ¿Necesitan ayuda?".

"Buenos días, señor. Bueno, sí. Estoy un poco perdida... y asustada".

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"Puedo ayudarte. Ven conmigo".

Volví a mi coche, llamé a mi jefe y le dije que no iba a ir a la oficina ese día. Los llevé a mi casa y le dije: "No tengas miedo, no te voy a hacer daño".

Le sugerí que se diera una ducha mientras yo preparaba el desayuno. "Debes estar hambrienta. Les he preparado el desayuno a ti y a tu hijo", comenté y luego miré a este pequeño y lindo niño y le pregunté: "¿Cómo te llamas, amigo?".

"Samuel".

"Encantado de conocerte, Samuel. Yo soy Pedro. ¿Y tú?" Le miré.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Unsplash

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Unsplash

"Ejem... yo... yo no..." Ella tomó asiento. "No recuerdo mi nombre. No recuerdo nada en absoluto. Me parece que he perdido la memoria. Recuerdo que iba por la calle con mi hijo".

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Estaba decidido a ayudar a esa mujer y al niño. Así que la llevé al médico para ver si podía recuperar la memoria de nuevo y entender lo que les había pasado.

Le hicieron algunos exámenes y llegaron los resultados. "Tiene una amnesia parcial debido a un estrés intenso. Le ocurre a un pequeño número de personas que sufren algún tipo de experiencia traumática y el cerebro bloquea la memoria relacionada con el suceso. Tu memoria se recuperará gradualmente", explicó el médico.

También recurrí a las fuerzas del orden en busca de ayuda. Le saqué una foto y le conté al oficial lo que había pasado. Me prometieron encontrar a su familia.

Cuando regresé de la comisaría, me sorprendió. ¡Ella me preparó la cena! "¡Hola, Pedro! He decidido prepararte algo mientras estabas fuera. Debes estar cansado...", me dijo.

Además, durante la cena, por fin se acordó de su nombre. Exclamó: "¡María! Me llamo María".

"¡Estás recuperando la memoria!", le dije emocionado. "Creo que sí", respondió mirándome fijamente. "¡Bueno, brindemos por ello!".

Se quedaron conmigo y les agarré cariño. Pasábamos las tardes hablando de cualquier cosa y de todo... Teníamos tantas cosas en común que parecía que ya nos conocíamos desde hacía mucho tiempo. María era una mujer muy inteligente y era interesante hablar con ella.

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Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

Eso duró un mes hasta que ocurrió algo que me temía. Alguien llamó a mi puerta. Era un hombre turbio y dudoso. "Estoy buscando a mi esposa. He oído que se aloja aquí".

Me acerqué a María. "¿Estás segura de que conoces a este hombre, María?", le pregunté.

"Sí. Es mi marido", dijo sintiéndose un poco asustada. "Recordé que nos echó en aquel entonces..."

"¡Eh, date prisa!", expresó el hombre al oírme hablar con María.

"¿Seguro que tienes que irte?".

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"Sí... Gracias, Pedro. Adiós".

Me abrazó y se fue. En cuanto se fue, mi casa se sintió vacía. Con ella y Samuel aquí había cobrado vida. Pero ahora, era vacía y solitaria de nuevo.

Sabía que tenía una vida antes de conocerla y que ese hombre era su marido y el padre de su hijo. Estaba claro de que no debía seguir interfiriendo en su vida. Pero el caso es que la echaba de menos.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

Extrañaba su risa, sus historias, su sentido del humor y su inteligencia. También me hacía falta Samuel. No puedo recordar la última vez que alguien me gustó tanto...

Me di cuenta de que no podía seguir como si ella nunca hubiera estado en mi vida. Y tenía miedo de que su marido pudiera volver a hacerle daño. Así que fui a la estación de policía y les pedí que me ayudaran... prometieron que localizarían a su familia, ¿no? Me dirigí hasta allá y le conté al oficial lo que había pasado desde la última vez que estuve allí.

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Le dije que estaba preocupado por María y Samuel y le pedí que me diera la dirección del hombre que la había encontrado. El oficial aceptó y me dijo que me pusiera en contacto con él si lo necesitaba.

Salí de la comisaría y me dirigí a la dirección que me había dado. No sabía qué le diría cuando la viera, pero sí estaba seguro de una cosa: no podía vivir sin ella.

María abrió la puerta como si me estuviera esperando. "¡Oh, Pedro! ¡Sabía que vendrías! ¿Cómo me has encontrado?", dijo con una sonrisa y me abrazó.

"No podía no...".

"Me alegro mucho de verte", dijo.

"Yo también. He venido a recogerte. Volvamos a casa, María".

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Unsplash

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"Pero no puedo irme así, Pedro. Tengo miedo de que mi marido pueda hacerme algo a mí o a Samuel... Por eso he vuelto. No podía quedarme contigo. Él sabe dónde vives. Tenemos que pensar en un plan. Y... ¡Deberías irte! Volverá a casa en cualquier momento".

"Ok, ¿podemos encontrarnos mañana a la 1 pm, en el restaurante frente a mi casa?"

"Sí, nos vemos entonces".

María y yo trazamos un plan. Teníamos una semana para organizar todo. Alquilé un apartamento en las afueras de la ciudad durante unos meses como medida temporal, para que el hombre no pudiera localizarlos. El plan era que se quedaran allí durante un mes hasta que yo pudiera dejar mi trabajo y trasladarme después.

Llegó el día, María dejó una carta para su marido y yo la esperaba fuera. María botó su teléfono y hasta pensó en cambiar de identidad.

"Vamos, mi amor. Nos espera una nueva vida".

Así que conduje hacia los mejores días de mi vida.

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Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

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¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • A veces la vida solo nos da una oportunidad: Si Pedro no hubiera decidido luchar por María, probablemente la habría perdido. Reconoció que solo tenía una oportunidad para recuperarla.
  • Sigue siempre la voluntad de tu corazón: Pedro no estaba seguro de si debía interferir en la vida de María, pero sabía en su corazón que era la decisión correcta.

Comparte esta historia con tus amigos. Puede que les alegre el día y les inspire.

Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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