Madre arroja a su bebé por la ventana de un segundo piso para salvar su vida - Historia del día
Una joven madre soltera se enfrenta a una situación terrible en la que lo único que salvará la vida de su bebé recién nacido bien podría matarlo.
Cada madre y cada padre siempre dicen que harían cualquier cosa por su hijo, que correrían algún riesgo para salvar sus vidas, pero ¿lo harían? ¿Hasta dónde llegarías para salvar a tu bebé?
Y si lo que tuvieras que hacer fuera horrible, ¿tendrías el coraje? Lily Sierra descubrió las respuestas a todas estas preguntas que atormentan a los padres durante toda su vida cuando solo tenía 21 años.
Una chica muy joven se divierte bebiendo con sus amigas. | Foto: Unsplash
La mamá de Lily siempre le había dicho que tendría un mal final. A la joven le gustaba la música, las fiestas, las faldas cortas y pintarse las uñas de un rosa brillante, y para su madre, todo eso era pecado.
Cuando Lily conoció al guapo William y cuando él la invitó a salir, su madre le advirtió: “Ese chico no te traerá nada más que pecado y condenación, y cuando lo haga, ¡no vengas llorando!”
Efectivamente, dos años después se demostró que tenía razón. Lily le tendió la prueba de embarazo en silencio y William se la quitó de la mano. “¡Se suponía que estabas tomando la píldora!”, le gritó. “Esto es tu culpa.”
“William”, dijo Lily en voz baja, “fui muy cuidadosa…”
“¡No lo suficientemente!”, exclamó él. “Pero si crees que voy a desperdiciar mi futuro jugando a la pelota universitaria por una basura con un bollo en el horno, ¡estás equivocada!”
Mientras Lily se sentía desconcertada, William agarró su chaqueta y salió del dormitorio de la universidad, cerrando la puerta de un portazo. “Mamá”, susurró. “Tenías razón acerca de William, pero te equivocaste en muchas otras cosas.”
Lily puso su mano sobre su estómago y pensó en la pequeña semilla que se agitaba en su vientre, una semilla que un día florecería en una nueva persona, un nuevo comienzo milagroso.
Al día siguiente, habló con su asesor, quien le dijo que aunque su beca no se vería afectada por su embarazo, no podía permanecer en el dormitorio después de dar a luz.
Perfil de una embarazada caminando durante el atardecer. | Foto: Unsplash
Lo que Lily necesitaba era un trabajo y un apartamento. Afortunadamente, su profesor de inglés tenía un excéntrico amigo novelista que se negaba a escribir con cualquier cosa que no fuera lápiz sobre papel, por lo que sus manuscritos tenían que ser mecanografiados.
Lily fue a encontrarse con el escritor y los dos se llevaron bien de inmediato. El hombre, Larry Álvarez, tenía más de setenta y estaba loco por los gatos, al igual que ella. Fue muy franca con él y admitió que estaba embarazada de tres meses.
“Oh”, dijo el autor. “¿Eso significa que no puedes hacer la trilogía?”
“¿Trilogía?”, preguntó Lily.
“Sí, ¿no te lo dijo tu profesor?”, dijo el autor. “Es un compromiso de al menos dos años”.
“¡Eso es ideal!”, dijo Lily con emoción. A las tarifas que Larry le había indicado, podría alquilar un apartamento pequeño, comer, comprar pañales y pagarle a una niñera cuando tuviera que ir a clase. Era perfecto.
Tres semanas más tarde encontró el apartamento, un edificio de tres pisos a poca distancia del campus. Era un apartamento tipo estudio, y Lily podía pagarlo (apenas) así que a pesar de la apariencia deteriorada del edificio, lo tomó.
Se mudó de inmediato y durmió en el enorme sofá naranja vivo de estilo años 60, el único mueble del apartamento. Cuando nació su hijo Freddy, el apartamento se veía bastante diferente.
Viejo y deteriorado sofá naranja en medio de una calle. | Foto: Unsplash
Estaba recién pintado y era acogedor, y los amigos habían traído cosas que de alguna manera iban juntas y formaban un hogar. Solo quedaba el enorme y espantoso sofá, aún por reemplazar.
El pequeño Freddy era un niño lindo, lloraba poco, dormía lo suficiente y defecaba más de lo que Lily pensó que era posible para un ser humano tan diminuto. A pesar de todo, estaba feliz, lo había logrado, ella y su hijo estaban a salvo.
Pero esa noche, el destino le demostró que estaba equivocada. En algún lugar, de alguna manera, se volcó una vela, o se encendió un circuito, o un ratón mordió un cable eléctrico… Nadie sabe cómo sucedió, pero se inició un incendio.
Lily se despertó en medio de la noche perturbada por algo, un sonido, un olor, y se dio cuenta de que había humo entrando por debajo de su puerta. Apoyó la mano contra la puerta y la apartó con un grito. ¡La puerta estaba al rojo vivo!
Entonces miró a su alrededor. ¿Cómo podía sacar a Freddy? Corrió hacia la ventana y miró hacia abajo. Tres pisos, ¡pero bien podían ser tan altos como el edificio Empire State!
Fue entonces cuando Lily vio el feo sofá naranja por el rabillo del ojo. Si pudiera tirarlo primero… arrastró el enorme y pesado sofá hasta la ventana y comenzó a empujarlo hacia afuera. ¡Tenía que rezar para que aterrizara con el lado blando hacia arriba!
El sofá cayó y Lily gritó de triunfo cuando se ubicó boca arriba. Temiendo por la vida de su hijo, corrió adentro y ató al pequeño Freddy en su asiento para autos y luego lo llevó a la ventana.
La habitación se estaba poniendo cada vez más caliente, y Lily pudo ver que la alfombra junto a la puerta comenzaba a humear. Era ahora o nunca.
Edificio en llamas. | Foto: Unsplash
Lee también: Estoy criando al hijo de mi hermana, pero mis padres todavía me odian - Historia del día
Se inclinó lo más que pudo por la ventana, estiró los brazos con Freddy en su asiento de seguridad, cerró los ojos y lo soltó. Quedó inmóvil en el lugar, con la boca seca mientras el pequeño asiento para el auto caía, caía y caía, hasta que golpeó el suelo. ¡Freddy estaba a salvo!
De inmediato comenzó a sentirse mareada, así que se arrodilló junto a la ventana con la cabeza colgando, sin perder de vista a Fred y al sofá naranja. Y así la encontraron los bomberos, inconsciente, pero aún junto a esa ventana.
La historia del acto valiente de Lily fue compartida en las noticias y redes sociales. Una amiga abrió una página de GoFundMe donde recaudó dinero para alquilar otro apartamento y comprar una computadora portátil que le permitiera seguir trabajando mientras estudiaba.
A las personas le encantó la historia de la joven y valiente madre y su bebé y fue muy generosa. Lily encontró un apartamento mejor y compró muebles nuevos, pero en el medio del nuevo salón hay un sofá naranja viejo, feo e indestructible de los años 60.
Madre con su bebé en brazos. | Foto: Unsplash
¿Qué podemos aprender de esta historia?
- Cuando llegue el momento, todos seremos capaces de realizar actos de gran valentía. Lily sabía que no podía salir, pero salvó a su hijo arriesgándose audazmente.
- La bondad de nuestros amigos es nuestro mayor tesoro. Gracias a sus amigos y contribuyentes generosos, Lily pudo comenzar una nueva vida.
Comparte esta historia con tus amigos. Podría alegrarles el día e inspirarlos.
Te puede interesar: Todos se quejan del olor que viene de una vieja casa hasta que la policía rompe la puerta - Historia del día
Este relato está inspirado en la historia de un lector y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.