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Twitter.com/washingtonpost
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Mujer adoptada cree que su madre murió tras dar a luz, pero se reencuentra con ella 80 años después

Mayra Pérez
11 nov 2021
03:00

Durante muchos años, una mujer pensó que su madre biológica estaba muerta y que nunca podría conocerla. Sin embargo, pronto descubriría una verdad que cambiaría su vida.

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Hasta el día antes de celebrar sus dulces 16, Joanne Loewenstern creyó que estaba relacionada biológicamente con los padres que la estaban criando. En su cumpleaños, le dijeron que su madre biológica había muerto.

Algo en sus entrañas le susurró que eso no era cierto. Finalmente, a sus 80 años descubrió cuál era la verdad, cuando se embarcó en una aventura extraña y reveladora.

Joanne Loewenstern y Lillian Ciminieri. | Foto: Twitter.com/raulbrindis

Joanne Loewenstern y Lillian Ciminieri. | Foto: Twitter.com/raulbrindis

BUSCANDO ANCESTROS

Todo esto comenzó cuando, en 2018, su nuera Shelley decidió averiguar qué había sucedido realmente. Para ello, utilizó el sitio web de pruebas de ADN Ancestry.com.

“Joanne estaba sufriendo y podía verlo. Ella siempre decía que no sabía de dónde era”, contó Shelley, según recoge ABC Action News.

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Finalmente obtuvo una coincidencia con Samson Ciminieri, el hijo de Lillian Ciminieri, que en ese momento tenía 100 años. Las piezas del rompecabezas comenzaron a encajar en su lugar.

Cuando Joanne conoció a Lillian, esa misma intuición que alguna vez le dijo que su madre todavía estaba viva, le hizo saber de inmediato que esa mujer era su madre biológica.

“Me parezco a ella, los ojos... sabía que ella era mi madre”, explicó Joanne.

Incluso el hermano biológico de Joanne, Samson, estaba asombrado por el parecido entre las dos. El aspecto más desconcertante de esta historia es que cuando la madre de Joanne dio a luz le dijeron que su hija había muerto al nacer.

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MOMENTOS INÉDITOS

En este punto, Lillian residía en un centro de vida asistida y sufría demencia. La segunda vez que madre e hija se encontraron, colorearon dibujos juntas, en un primer intento de recuperar el tiempo perdido.

No fue difícil el encuentro, porque, sorprendentemente, madre e hija vivían relativamente cerca. Mientras Lillian residía en Port St. Lucie, su hija biológica vivía en Boca Raton, separadas por algo más de 100 kilómetros.

Joanne solo ansía pasar el mayor tiempo posible con su madre biológica, y por suerte para ambas, la cercanía entre ellas lo hace posible.

Las pruebas de ADN se han convertido en una herramienta poderosa para aquellos que buscan familiares desconocidos. Si bien la búsqueda de Joanne ha terminado, sus vivencias al lado de su madre apenas comienzan.

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