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Hombre rico insulta a repartidor inmigrante solo porque no podía responderle - Historia del día

Diego Rivera Diaz
16 nov 2021
03:45

Un exitoso hombre de negocios decidió humillar a un pobre inmigrante que trabajaba como repartidor. Pero en cuestión de una hora, el arrogante empresario recibió su merecido.

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Alexander es un empresario exitoso en Canadá. Es el fundador y director de una plataforma de comercio electrónico que permite a minoristas vender artículos al público en general.

La empresa procesa millones de transacciones al mes. Las ilimitadas oportunidades que ofrece la tecnología llevaron a muchos empresarios a invertir capital en la compañía. Todos los días había reuniones con nuevos socios.

Reunión de negocios. | Foto: Shutterstock

Reunión de negocios. | Foto: Shutterstock

Pero para Alexander, ampliar los servicios que ofrece su negocio en asociación con otros era una prioridad menor. Como director ejecutivo, tenía una visión muy específica: expandir sus operaciones hacia el continente asiático.

Por meses, el empresario intentó cortejar a diversos ejecutivos de la región, buscando forjar las conexiones necesarias. Construyendo su red, Alexander logró concertar citas con importantes figuras de la zona.

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Un día, Alexander tuvo una reunión con un empresario de Singapur de muy alto perfil, el Sr. Chan. El hombre era conocido en todo el Sudeste de Asia. La reunión le daría la oportunidad de crecer a la empresa de Alexander.

El director ejecutivo pasó meses preparándose para la reunión. Quería tener toda la información necesaria a mano, conocer sus fortalezas y debilidades, y persuadir al Sr. Chan.

Empresario asiático. | Foto: Shutterstock

Empresario asiático. | Foto: Shutterstock

El día de la tan esperada reunión, Alexander olvidó su computadora portátil en casa. La forma más rápida de traer la computadora portátil a la oficina era usar un servicio de mensajería.

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El hombre hizo que su secretaria se encargara de los arreglos y se quedó en el vestíbulo del edificio esperando su computadora. Cuando la reunión estaba a punto de comenzar, el repartidor se perdió, lo cual retrasó la hora de llegada de la portátil.

Alexander se enfureció como nunca. Cuando llegó el repartidor, le arrancó el paquete de las manos mientras maldecía entre dientes.

El repartidor se disculpó por la tardanza, y explicó que era su primer día trabajando en una nueva ciudad. "¿Eres chino?", preguntó Alexander al notar el fuerte acento del joven.

"Sí, señor, soy chino", dijo el repartidor. "Pues deberías mejorar tu pronunciación, se te nota mucho. Y más vale que aprendas cómo hacer tu trabajo. Este país debería cerrarle las puertas a la gente de tu país", espetó Alexander.

Empresario esperando en lobby. | Foto: Shutterstock

Empresario esperando en lobby. | Foto: Shutterstock

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Le pagó al repartidor y subió directamente a la sala de conferencias. Pero Alexander no se dio cuenta de que su había usado una voz bastante fuerte al gritarle al repartidor, llamando la atención de todos en el vestíbulo.

Uno de los que lo escuchó fue el Sr. Chan, que estaba tomando una taza de café antes de subir a la sala de conferencias. Al final de la reunión, el Sr. Chan expresó su gratitud por el interés de la compañía en trabajar con él

Dijo también que era una oportunidad muy tentadora, pues la empresa de Alexander tenía muchas características invaluables. Sin embargo, explicó que no estaba interesado en colaborar con ninguna empresa en la que trabajara Alexander.

El Sr. Chan reveló que fue testigo de todo lo que ocurrió en el vestíbulo, y que no toleraría trabajar con alguien que hablaba tan mal de las personas asiáticas. Al final, no fue un retraso lo que arruinó el negocio, sino el mal carácter de Alexander.

Ejecutivo decepcionado. | Foto: Shutterstock

Ejecutivo decepcionado. | Foto: Shutterstock

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¿Qué podemos aprender de esta historia?

Sé amable con todas las personas que se crucen por tu camino. Los buenos modales no dependen del interlocutor que tengas enfrente. Úsalos en todo momento.

Controla tus emociones. Si Alexander no hubiese perdido el control al hablar con el repartidor, de seguro habría logrado hacer un trato con el Sr. Chan.

Comparte esta historia con tus amigos. Podría inspirar a las personas a compartir sus propias historias o ayudar a otra persona.

Este relato está inspirado en la historia de un lector y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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