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Joven sacrifica sueño de formar su propia familia para adoptar a sus medio hermanos tras la muerte de su madre

Mayra Pérez
27 nov 2021
01:30

Después de la muerte de su madre dos décadas atrás, Jemma Bere adoptó a sus medio hermanos menores y decidió renunciar a la posibilidad de tener hijos propios.

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Jemma Bere, una mujer del centro de Gales, tenía solo 23 años cuando se convirtió en madre. Sin embargo, la historia detrás de este evento es mucho más particular de lo que parece.

Siete años después de perder a su madre, Jayne, en un devastador accidente de tráfico ocurrido en junio de 2001, finalmente Jemma pudo acoger a sus medio hermanos como hijos propios.

Jemma Bere, y sus medio hermanos. | Foto: Twitter.com/bbcmundo - Twitter.com/em_com

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ACCIDENTE FATAL

Los dos hijos menores de Jayne, Alex y Billie, y su padre, Richard Williams, vieron cómo un camión la atropellaba mientras cruzaba la calle en ese fatídico día.

Murió a causa de las heridas sufridas en la colisión, dejando a los dos niños, de dos y tres años en ese momento, traumatizados por la visión de lo ocurrido. A los niños les resultó difícil sobrellevar la pérdida.

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Jemma, quien tenía 17 años en ese momento, intentó apoyar a sus hermanitos. Los llamaba con regularidad y escuchaba con empatía sobre lo que estaban viviendo.

Cuando asistió al funeral de su madre a los dos meses de su partida, advirtió lo destrozados que estaban los dos niños pequeños, quienes la abrazaban y se negaban a apartarse de su lado.

Pero la adolescente necesitaba seguir adelante con su vida. Richard se mudó con los niños a España mientras Jemma continuaba sus estudios. Octuvo un título en Estudios de la Paz y Desarrollo Sostenible en la Universidad de Bradford.

MÁS COMPLICACIONES

Ella se aseguró de visitar a sus hermanos cada día festivo. Sin embargo, esas visitas le hicieron darse cuenta de que su padrastro estaba abusando del alcohol y que apenas tenía tiempo para los niños. Era posible que perdiera sus derechos de paternidad eventualmente.

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El temido día finalmente llegó en septiembre de 2006, cuando recibió una llamada de la niñera de los niños, Marisa. Apenas tres semanas después de que ella dejara de trabajar como cuidadora, se los llevaron a un hogar de cuidado infantil por negligencia.

Abatida, Jemma tomó el siguiente vuelo a España en un esfuerzo por persuadir a Richard de que dejara de beber para poder recuperar a sus hijos. Sus esfuerzos fracasaron.

Intentó mantenerse al día con sus hermanos desde la distancia, con llamadas telefónicas restringidas a solo una vez por semana. En enero de 2007, el sistema de cuidado decidió dar a los niños en adopción, sin ninguna garantía de que terminarían en la misma familia.

Jemma, que se acercaba a los 23 años en ese momento, sabía que solo había una salida. Como recién graduada que acababa de comenzar su vida, su único temor era no ser financieramente capaz de obtener la custodia de sus hermanos.

Sin embargo, renunció a su trabajo y se mudó a Brecon, donde sintió que los niños tendrían una vida mejor y comenzó el proceso de adopción. Hizo todo eso en contra de los consejos de amigos que creían que estaba desperdiciando su vida.

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En julio de 2008, se convirtió oficialmente en madre de Alex y Billie, que en ese momento tenían 11 y 9 años. Los trasladó con éxito a Brecon con ella y comenzó a aprender los entresijos de la maternidad.

COMPROMISO POR SIEMPRE

En medio de sus luchas, le resultó particularmente difícil encontrar un equilibrio entre ser una hermana mayor amorosa y una madre sensata.

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“Sabía que si no me respetaban como madre, me pisotearían. Les dije que solo había dos reglas: ‘Haz tu tarea y nunca me mientas’”, expresó Jemma, según recoge Daily Mail.

De a poco comenzó a sentirse más cómoda en su nuevo papel, y tuvo la confianza suficiente para equilibrar la maternidad con su carrera. En ese momento, juró no tener nunca hijos propios.

Su mayor anhelo era poder asegurarse de que sus hermanos pequeños siempre tuvieran el primer lugar en su corazón, y que siempre recibieran lo mejor de todo lo que podía ofrecer.

Casi quince años después, Jemma, ahora de 38 años, sigue siendo la madre amorosa que Alex y Billie conocieron cuando crecieron. Ella permaneció comprometida con su promesa, un sacrificio que está feliz de haber hecho en honor a su madre.

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