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Un vehículo abandonado cubierto de nieve. | Foto: Shutterstock
Un vehículo abandonado cubierto de nieve. | Foto: Shutterstock

Indigente se protege del frío en viejo auto abandonado: un día lo prenden fuego con él allí - Historia del día

Un indigente y su perro habían encontrado un automóvil viejo para protegerse del frío. Un día el vehículo se incendió y su vida cambió después de eso.

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Joel, de 65 años, era un indigente que, al igual que otras personas sin hogar, deambulaba por las calles. Una noche estaba buscando un sitio para refugiarse del frío cuando se encontró con un automóvil viejo en un lugar desierto.

“¡Zeus, mira! Parece que finalmente encontramos un lugar para protegernos del frío”, dijo el hombre efusivamente a su perro. Él lo había conocido dos años antes mientras deambulaba por las calles buscando sobras.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

“No creo que nadie lo use”. El perro lo miró fijamente durante un rato y luego se dio la vuelta, dando a entender que no estaba muy impresionado por la idea. Siempre hacía eso cuando quería decir que no a algo.

“Pero, ¿no crees que nos hará sentir más cálidos?”, insistió Joel. “Todo lo que necesitamos ver es si alguien sale de una de las casas cercanas y usa el automóvil. Si nadie lo hace, podemos usarlo. No veo otra salida para protegernos del frío”.

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Zeus parecía intrigado. Miró alrededor de la calle como si quisiera asegurarse de que nadie los viera, luego corrió al callejón frente al auto y se sentó, mirando de tanto en tanto hacia adentro.

Joel lo siguió y los dos se sentaron en el callejón esa noche, acurrucados en la ropa abrigada que el hombre había conseguido mendigando, vigilando si alguien se acercaba al auto.

Cuando notó que nadie se había acercado al vehículo después del atardecer, se acercó de puntillas con Zeus, lo abrió lentamente y entró asegurándose de que nadie los notara.

Luego, antes de que saliera el sol a la mañana siguiente, él y Zeus salieron silenciosamente del automóvil y regresaron al callejón, en caso de que alguien lo fuera a usar por la mañana.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

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Sin embargo, nadie lo había usado en todo el día, lo que significaba que también podían descansar tranquilamente esa noche.

Las cosas siguieron así durante casi un mes. Zeus y Joel se refugiaban del frío en el interior del automóvil todas las noches. Luego salían de él temprano en la mañana antes de que saliera el sol para que nadie los notara.

Una noche, el hombre regresaba al auto cuando notó a otro hombre, presumiblemente sin hogar, revisando el vehículo. Las ropas del individuo eran andrajosas, tenía apariencia frágil y mejillas hundidas.

Al verlo, Zeus se fue contra el extraño, ladrándole furioso.

Cuando el hombre vio al perro, comenzó a correr, pero debido a la nieve, resbaló y cayó.

Afortunadamente, Joel intervino justo cuando su perro estaba a punto de saltar sobre el hombre.

“¡Zeus, cálmate! Quizás solo estaba buscando un lugar para quedarse”, le explicó al perro.

Pero contrario a las expectativas de Joel, el hombre estaba furioso y comenzó a gritarle.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

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“¡¿Cómo te atreves a dejar que tu perro me atacara así?!”, dijo. “¡¡¡Te juro que te mataré a ti y al animal!!!”.

“No lo hizo a propósito. Lo hace solo cuando ve extraños. Tal vez no deberías estar acechando la propiedad de otros si no quieres que sus mascotas te persigan”, replicó Joel, señalando el auto.

“¡¿Tu propiedad?!”. El hombre rio. “Este es mi territorio, y fui el primero en ver este auto. ¡No se lo voy a dar a otra persona sin hogar solo porque no he estado aquí en un tiempo!”:

“¿Y qué prueba tienes de que eres el supuesto dueño? ¡Piérdete si no quieres que mi perro te persiga de nuevo!”, le advirtió el dueño del perro.

El hombre no estaba dispuesto a irse. Estaba furioso con Joel y comenzó a apretar el puño, preparado para dar un paso adelante y darle un puñetazo en la cara.

Pero gracias al can, el extraño no se atrevió a hacer nada y simplemente se alejó, pero prometió que no dejaría que él y su perro vivieran en paz allí.

Joel obviamente no había tomado en serio al hombre, pero cuando regresó al auto al día siguiente, el vehículo estalló en llamas tan pronto como abrió la puerta.

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La explosión arrojó al hombre hacia atrás. Zeus, quien afortunadamente no estaba cerca del auto en ese momento, corrió hacia Joel y siguió ladrando y lamiendo su rostro en un intento de despertarlo.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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Pero todo fue en vano. El hombre estaba malherido, inmóvil e inconsciente. Afortunadamente, una anciana llamada Adriana Mendoza, que vivía cerca del lugar, vio las llamas desde su balcón e inmediatamente marcó el número de emergencias.

Al llegar, los bomberos descubrieron a Joel desvanecido y vieron a Zeus dando vueltas a su alrededor y lloriqueando. Rápidamente, los paramédicos llevaron al hombre al hospital, pero no se despertó hasta el día siguiente.

“¿Dónde estoy y dónde está mi perro?”, preguntó, estupefacto cuando abrió los ojos y vio a un médico junto a su cama arreglando la dosis de su tratamiento intravenoso.

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“Está en el hospital, señor. Es un milagro que haya sobrevivido. Estará bajo observación durante algunos días, pues su cuerpo se ha visto gravemente afectado por el accidente", dijo el doctor.

“Gracias a la Sra. Mendoza, que llamó a emergencias a tiempo, usted se encuentra con vida. Su perro se encuentra con ella y está a salvo. Es posible que lo visite pronto”.

“Me alegro de que Zeus esté a salvo. Gracias, doctor”, dijo Joel, aliviado.

Una hora más tarde, cuando la Sra. Mendoza visitó a Joel en el hospital, él le agradeció su ayuda y el cuidado de su perro. La anciana dijo que vivía sola, por lo que no le importaba cuidar al perro. También había comprado sopa para Joel.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Shutterstock

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Cuando la anciana se fue, el hombre se envolvió en su manta y se quedó dormido. Pero, lamentablemente, al día siguiente, cuando los médicos fueron a ver cómo estaba, ya se había ido a su morada celestial.

De hecho, el accidente había afectado gravemente al hombre, como había dicho el médico, y eso causó su muerte. Cuando Zeus se enteró del fallecimiento de su amigo humano, se escapó de la casa de la Sra. Mendoza.

Se fue al lugar donde Joel había descubierto el auto abandonado y se sentó allí esperando a que regresara. La anciana se sentía terrible por el pobre animal y trató de llevarlo de regreso a casa, pero Zeus se negó a escucharla.

Esperó a Joel durante varias noches en el frío helado. Al final, cuando el can notó que no regresaría, se rindió lentamente y regresó con la Sra. Mendoza. Ella lo acogió de todo corazón y lo llegó a amar como si fuera de su familia.

¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • El perro realmente es el mejor amigo del hombre. La forma en que Zeus siempre se quedaba con Joel, lo protegía y se lamentaba después de su muerte, son ejemplos de cuánto adoraba y extrañaba a su amigo humano.
  • La vida es bastante impredecible. Joel y Zeus estaban felices con la compañía del otro y nunca se imaginaron que la vida empeoraría con la abrupta muerte de uno de ellos, dejando al otro solo.
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Este relato está inspirado en la historia de un lector y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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