Embarazada con cáncer de huesos sacrifica una pierna para salvar a su bebé por nacer
Una mamá de Cambridgeshire, Reino Unido, llevaba cuatro meses de embarazo cuando le descubrieron cáncer en los huesos y se vio obligada a tomar una difícil decisión: interrumpir el embarazo para empezar quimioterapia de inmediato, o amputarse la pierna derecha para tratar de detener la enfermedad sin abortar.
Con cuatro meses de embarazo, Kathleen Osborne, una británica de 28 años, llevaba su embarazo con orgullo e ilusión. No veía la hora de tener a su hijita en brazos, y se sentía capaz de todo por ella.
En ese momento, sin embargo, se encontró en una situación terrible, y frente a la decisión más dura de su vida: tenía cáncer en los huesos, y su mejor chance de sobrevivir implicaba detener el embarazo de inmediato para poder hacerse quimioterapia.
Ella no estaba dispuesta a resignar a su bebé, y tenía claro que daría cualquier cosa por ella. La alternativa que se le presentó fue someterse a la amputación de su pierna derecha para intentar detener el cáncer. Ella no lo dudó: por su hija, eso hizo.
UNA MAMÁ MUY FUERTE
Sin embargo, la medida no fue suficiente para parar el cáncer. Pese a su sacrificio maternal, el cáncer llegó a extenderse. Alcanzó sus pulmones, donde se volvió inoperable y terminal.
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Kathleen, que ya tiene otros dos hijos, Hayden (9) y Leo (5), sabe que todo indica que no estará allí para verlos crecer. Pero en lugar de derrumbarse de pena, trata de disfrutar con ellos el tiempo que les queda, y sale con ellos y la pequeña Aida-May de paseo.
Se mueve con muletas, y su situación requiere una adaptación constante. Pero se esfuerza en mostrarles a sus hijos todo su cariño y crear bellos recuerdos con ellos.
UN VIEJO ENEMIGO
No es el primer encontronazo de Kathleen con el cáncer: la primera vez que le diagnosticaron osteosarcoma, una forma frecuente de cáncer en los huesos, tenía apenas 11 años. Recibió el diagnóstico tras notar un bulto en su rodilla derecha.
Cuando su madre la llevó al doctor, fue un gran golpe para ella. Su padre había muerto apenas un año antes, por un paro cardíaco.
Tuvo que realizarse una cirugía en la que le removieron parte de hueso y se la reemplazaron con piezas metálicas. Tuvo problemas para caminar luego, y debió someterse a quimioterapia.
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Pudo recuperarse y retomar sus estudios. Pero a los 17 quedó embarazada por primera vez de su novio Darren, el padre de Hayden. Pese a que fue una noticia inesperada, ella la recibió con alegría, y dio la bienvenida a su primogénito en octubre de 2011.
La relación con el padre de su primer hijo no prosperó, y cuando el niño tenía tres años se separaron. Un año después, se puso en pareja con un excompañero de escuela, James. Hayden empezó, también, a verlo como figura paterna.
En enero de 2016, la pareja trajo al mundo al segundo de los tres hermanitos, Leo. Ese mismo año, recibió la noticia de que la sombra del cáncer había regresado, y le afectaba los pulmones.
Atravesó seis meses de quimioterapia, que la hicieron perderse de muchos buenos momentos con sus hijos. Sin embargo, ella pudo juntar fuerzas para estar allí el primer día de escuela de Hayden.
LA DIFÍCIL DECISIÓN
Tras habérsele removido un tumor del pulmón y haberse sometido al tratamiento, todo parecía ir bien nuevamente. Pero en agosto de 2020, descubrió otro bulto en su pierna derecha: otra vez el cáncer volvía a su vida. Ella estaba embarazada por tercera vez.
Los médicos le dieron una noche para decidir: podía abortar y entrar en tratamiento, o amputarse la pierna. Junto con su pareja, lloraron y pensaron la situación. La decisión estaba tomada: el 17 de noviembre de 2020 se realizó la amputación.
A sus hijos les dijo que su pierna estaba muy mala, así que se los doctores se la sacaron y le dieron una nueva como la de los Transformers. Para ella, sin embargo, mirarse era doloroso.
Tenía 32 semanas de embarazo de su tercer bebé cuando los médicos descubrieron células cancerosas en sus dos pulmones. El 12 de marzo de 2021 dio a luz a la pequeña Aida-May, una niña saludable de 1,9 kilos. Y empezó nuevamente la quimioterapia.
Según comenta su oncólogo, el cáncer está tan extendido que se ha vuelto terminal e inoperable. Pese a su corazón roto, Osborne no quiso saber cuánto tiempo le queda, ni les ha dicho a sus hijos que todo indica que está muriendo.
UN DESEO DE MADRE
La mamá de tres desea disfrutar lo que sea que le quede de tiempo con sus tres chiquitos. Según dijo al Daily Mail:
"Me preocupa que Aida sea demasiado pequeña para recordarme. Pero espero que los niños le hablen sobre mí y le digan lo mucho que los amé y cómo traté con todo empeño de estar allí para ellos".
Su dilema es hallar cómo enseñarles a sus hijos a ser fuertes sin volverse sobreprotectores con su hermanita. Sin embargo, desea que sus hijos sigan juntos y se cuiden unos a otros tras su partida.
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