logo
página principalHistorias Inspiradoras
Una mujer mayor | Foto: Shutterstock
Una mujer mayor | Foto: Shutterstock

Colegas se burlan de joven empleado de geriátrico por encariñarse con una anciana - Historia del día

Diego Rivera Diaz
02 ene 2022
04:30

Un joven se hizo amigo de una mujer internada en el hogar de ancianos donde él trabajaba. A pesar de las burlas, su amistad floreció, y el hombre terminó llevándose una gran sorpresa.

Publicidad

Cuando los hijos de Natalia Campos la ingresaron a un hogar de ancianos, ella se deprimió mucho. A Juan le asignaron cuidarla los primeros días.

El joven notó que la Sra. Campos no estaba adaptándose a la vida en el ancianato. Los empleados normalmente se van rotando turnos y pacientes, pero él pidió quedarse con ella, pues le preocupaba su condición.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

En poco tiempo se hicieron amigos. Todas las tardes jugaban una o dos partidas de ajedrez. Juan no era muy bueno, pero la Sra. Campos le enseñó varios movimientos y aperturas.

""Estás mejorando mucho, jovencito. Un día me vencerás”, dijo la mujer una tarde. Juan sonrió. Sabía que quizás nunca sucedería, pero estaba feliz de que la señora finalmente parecía estar adaptándose.

Publicidad

Juan pasaba todos los días con la Sra. Campos, y la veía como a una abuela. Marcos y Frida, compañeros de trabajo de Juan, se burlaban a menudo de su estrecha relación.

"Hola Juan. ¿Tiene un romance con la Sra. Campos?", se burló Marcos mientras Frida soltaba una carcajada. Natalia tenía más de 80 años y Juan tenía poco más de 20, al igual que sus colegas.

Pero sentía que conectaba más con la Sra. Campos que con personas de su edad. Además, Juan nunca tuvo abuela. Sus abuelos murieron antes de que él naciera, y no tuvo contacto con personas mayores en su vida.

Por eso, su relación con la Sra. Campos comenzó a significar mucho para él. Pero si Marcos llegaba a saber que sus palabras lo habían herido, se afincaría aún más. La única opción era ignorarlo y esperar que la Sra. Campos no escuchara.

Esa Navidad, Juan descubrió que el hijo de la Sra. Campos, Miguel, no iría por ella porque se iba a ir de viaje. La señora estaba tan triste esas fiestas que él la invitó a su casa.

Fue difícil obtener el permiso para sacarla del asilo, pero Juan lo logró. Sus padres estuvieron más que dispuestos a abrirle las puertas de su casa a la Sra. Campos.

Publicidad
Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Shutterstock

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Shutterstock

La Sra. Campos la pasó de maravilla. Al poco tiempo comenzó a hacerse amiga de otros residentes en el asilo, lo cual alivió mucho a Juan. Sin embargo, siguieron siendo muy unidos, y de vez en cuando Juan la invitaba a cenar o al cine.

Un día, el hijo de Natalia llamó al asilo de ancianos y formó un escándalo. "Juan, el hijo de la Sra. Campos presentó una queja por haber sacado a su madre", le dijo la recepcionista a Juan una mañana.

"¿Qué? ¿Por qué? Él nunca la visita, ¿cuál es el problema?", preguntó Juan, anonadado. "Ni idea. Pero no quiere que nadie se acerque a su madre", agregó la chica.

Juan le preguntó a la Sra. Campos al respecto, y la mujer exhaló un largo suspiro. "Es mi culpa. No debí decirle de la cena de Navidad o las salidas", dijo la señora.

Publicidad

"Se puso muy raro, como paranoico. Dijo que la gente se aprovecha de los viejos en los ancianatos, y que dejara de pasar tiempo contigo. Le dije que estaba loco”, dijo la mujer.

Juan y Natalia decidieron ignorar las quejas de Miguel. Lamentablemente, parece que el hijo de la señora tenía un informante, porque al poco tiempo sacó a su madre del asilo y se la llevó a su casa permanentemente.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Shutterstock

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Shutterstock

Esa fue la última vez que Juan vio a la Sra. Campos. Intentaron mantenerse en contacto, pero el hijo de Natalia solo la dejaba hablar por teléfono un par de minutos cada vez antes de hacerla colgar.

Meses después, la esposa de Miguel llamó a Juan de repente, y le dijo que Natalia había muerto. "Ella hubiera querido que Ud. lo supiera. Nunca estuve de acuerdo con mi esposo al separarlos", explicó la mujer.

Publicidad

"La Sra. Campos era un amor, pero era también muy sagaz. No hubiese dejado a nadie aprovecharse de ella. Pero bueno, el caso es que el funeral será esta noche. Creo que debería asistir", agregó la mujer.

Los ojos de Juan se colmaron de lágrimas. Esa noche fue al funeral de Natalia. Eso sí, se mantuvo lejos de la familia para evitar un encuentro con Miguel.

A los pocos días, Juan recibió un paquete por correo. Era el diario de la Sra. Campos. Pasó horas leyéndolo y llorando a mares. Natalia escribió que llegó a pensar en él como un hijo, y que valoraba mucho el tiempo que pasaban juntos.

"Yo la amaba, Sra. Campos. Fue la única abuela que conocí en mi vida", pensó Juan entre lágrimas. De repente, mientras pasaba las páginas, vio que una carta salía del libro y caía al suelo.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Shutterstock

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Shutterstock

Publicidad

"Querido Juan,

Por favor, llama a mi abogado, el Sr. Borgoña. Te he dejado una gran parte de mis ahorros en mi testamento. No puedo dártelo todo porque a mi hijo le daría un ataque. No sabía cuán codicioso era hasta que me sacó del asilo al que él me envió en primer lugar.

"No quiero que se quede con mi dinero. Ya se está quedando con mi casa y todo lo demás, y tú eres mi otro hijo, y te mereces algo. Tuve que hacerlo así para evitar problemas. El Sr. Borgoña te dará todos los detalles.

Espero que disfrute este dinero y que sigas siendo el hombre maravilloso que me ayudó. Hay gente que trabaja en asilos solo para ganarse el pan, pero tú estás destinado a esto. Te extraño muchísimo y te amo.

Con cariño, Natalia".

Juan no podía creer la generosidad de la Sra. Campos. Lloró aún más esa noche, y leyó su diario hasta quedar dormido. Al poco tiempo recibió la herencia de Natalia.

Tomó el dinero y decidió invertir la mitad en la bolsa y ahorrar el resto para el futuro. Entretanto siguió trabajando en el ancianato cuidando a sus pacientes con la misma devoción de siempre. Y nunca olvidó a la Sra. Campos.

Publicidad
Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Shutterstock

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Shutterstock

¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • Algunas personas nacen para ciertos empleos. Juan estaba destinado a convertirse en cuidador porque realmente quería ayudar a la gente.
  • No olvides a tus seres queridos en la tercera edad. El hijo de la Sra. Campos la abandonó hasta que pensó que alguien más podría quedarse con su herencia. Al final, obtuvo su merecido.

Comparte esta historia con tus amigos. Podría alegrarles el día e inspirarlos.

Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

Publicidad
Publicidad
Publicaciones similares